Desvirgando a la vecina de al lado

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
33491 visitas

Marcar como relato favorito

- Prométeme que irás despacio y con cuidado.

- Palabra de honor - le digo levantando la mano derecha e intentando ponerme el preservativo con la izquierda.

Ésta, a la que estoy a punto de cepillarme, es mi vecina de al lado. Estamos en el trastero y voy a entrar a matar.

Lo tiene muy estrechito a pesar de que hace un rato se lo he intentado ensanchar todo lo que he podido con los dedos.

- Aaaaaaay... - dice.

... Ya he metido la puntita... Eso es. Desvirgar a una virgen es lo más de lo más. Siempre que desvirgo a alguna, mi pensamiento es, “voy a penetrar donde nadie a penetrado hasta ahora, voy a entrar a robar en ese templo femenino cuyo mayor tesoro es su virginidad y por ello me recordará para el resto de sus días", porque todas las chicas se acuerdan del primero que se las cepilló.

Con otras chicas que no son vírgenes no me excito tanto. Y si se me permite una analogía, diré que es como estrenar un coche nuevo, ¿a quien no le gusta estrenar coche nuevo en vez de ir en ese de segunda mano (o a veces de tercera) que puede que haya pasado por varias generaciones y cuyos asientos están tan dados de si y mal trechos que solo deseas estrellarte para tener la excusa de pillarte uno nuevo?

- ¡Ay!

- ¿Te duele?

- … Un poco.

Empiezo a escarbar mas a fondo en su interior. Sus grandes pezones me hipnotizan. Dieciocho años recién cumplidos. Llevábamos tiempo dándonos el lote aquí en mi trastero desde hacía bastante tiempo (desde que estrenamos piso hace meses). Era inevitable que nos conociéramos ya que es la vecina de al lado. Fuimos intimando después de que ella me pidiera porros. Empezamos a bajar aquí a fumar después de clases. Nos poníamos tontorrones y nos metíamos mano. Yo le tocaba sus mega tetas tetánicas y ella me hacía alguna felación; cuando ella no tenía la regla yo también se lo saboreaba, pero nunca lo hicimos hasta este momento. Me decía que le habían dicho sus amigas que dolía mucho y tenía miedo. Y lo cierto es que viéndole la cara ahora mismo parece que le duele bastante... Lo siento mucho, pero estoy demasiado excitado como para andarme con miramientos. La penetro con fuerza y suelta un gran grito que ahoga con una mano. La beso para que sus gritos no nos delaten. Lo digo por su padre. A mi no me importa que me oigan, pero es que su padre es el típico padre súper protector que te mira mal si tú miras bien a la niña de sus ojos. Capullo de mierda, ojala estuviera aquí para ver como me lo hago con su hija... Joder, como me excita ese pensamiento. Sus tetas parece que vayan a salir volando. Ahora mismo no me la agacharían ni a martillazos. Está empezando a llorar. Ya me ha pasado otras veces. Nunca sé si lloran por el dolor o por lo que pierden. Me miro el pene y el preservativo está rojo. Vaya, es cierto que era virgen, hasta ahora mismo tenía mis dudas.

- Mmmmmmmm... Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaayyy... Mamá...

Joder, tía, eres única para cortar el rollo, ¿a que ha venido ese Mamá tan lastimero? No creo que pretenda hacerme sentir mal porque crea que le estoy haciendo algo malo, supongo que será algo espontáneo. Le lamo las lágrimas mientras la agarro del culo y sacudo cielo e infierno. Creo que estoy apunto de correrme. No me gustaría porque quiero disfrutar un poco mas, pero…

 

- O... Ooooooooooooooooh... Aaaaaaah... Mmmmmmm... Siiiiiiiii... Buffffffffffffffff...


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed