Doncella

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Cada dos noches al caer la tarde

ella, una hermosa doncella

esperaba que todos durmieran

cuando las luces se apagaban

montaba su caballo y se internaba rápidamente en el bosque

 

 

Estando en lo profundo del bosque

dejaba su caballo a cierta distancia

y  descubría entre los árboles una pequeña cabaña improvisada

 

En el suelo de madera irregular

se extendía una desteñida alfombra roja

En una pequeña mesa de madera un cofre sellado

y una vieja lámpara de aceite, la encendiò

tomo una pequeña llave que colgaba de su cuello

y abrió el cofre

dentro de él, sólo habia un pequeño gotero

 

Lo preparó y se desnudó

Se quitó el abrigo y la delgada túnica blanca que la cubría

su piel blanca parecía de un cálido color dorado

por el débil reflejo de la lámpara

su abdomen abultado

una delicada capa de vellos cubria su vientre

Soltó su cabello negro azabache

largo ondulado, se acercó a la mesa

y tomando el gotero lo lleno con el contenido de la pequeña botella

era un líquido rojo, ligeramene espeso

con un poco de esfuerzo lo llenó hasta el tope

 

Su respiración estaba agitada, la ansiedad la consumía

la noche se adelantaba rápidamente

Colocó una gota del preciado líquido en cada una de sus muñecas

luego en la parte de atrás de sus orejas

parecía que se perfumaba

luego tomó lo que quedaba en el gotero y lo bebió.

 

Casi instantáneamente se desvaneció sobre la alfombra

se encogía como un niño pequeño

Por unos instantes

emitiò jadeos, gemidos guturales

profundos

que parecian desgarrar su garganta

su vientre danzaba en un vaiven frenetico

su pecho se contorsionaba y su espalda se arqueaba

 

De repente volvió la calma

su mirada estaba perdida, su frente sudaba

en posición fetal, pareció conciliar el sueño

 

La noche se apoderaba del bosque,

una brisa fria hizo titilar la luz de la lámpara

hasta apagarla

el cuerpo casi inerte reposaba en la alfombra

 

Una sombra se adelanto dentro de la casa

se acercó al cuerpo

y empezó a lamer sus muslos, su entre pierna

Ella, al sentir el contacto de aquella bestia

se estiró, sin abrir los ojos

permitiéndole acceder a su piel

a sus muslos, a su vientre

 

la bestia parecia buscar con locura

algún secreto escondido debajo de la piel

quizás en ese corredor burbujeante que navega por sus venas

 

Sus fauces olían el miedo, pero también olían la sed

que envolvía aquel hermoso cuerpo

Ese delicioso aroma de la piel humana

 

Su lengua larga y aspera la recorría

se detenía en sus pies, en sus dedos, en sus manos

parecía enloquecer cuando llegaba a las marcas hechas por el gotero

en su cuello y en sus muñecas

Lamía con voracidad, insaciable lengueteaba sus senos

y ella se retorcía

jadeaba con intensidad

inconsiente, suspendida en un trance

parecía que empezaría a gritar

cuando de repente el animal

se posó entre sus piernas

y dando largas laminas

recorría su sexo

bebía con premura su tibia humedad

y ella abría cuanto más podia  las piernas

permitiendo que recorriera cada centímetro de su piel

 

En medio de ese frenesí en que se envolvía

nuestra preciosa doncella, se giró sobre sí

posando sus pecho contra la alfombra

flexionando sus rodillas y levantando un delicioso trasero pálido

ofreciéndose sin reservas a su particular amante

 

Este sin mas demora, lamió un par de veces

su sexo completo

de adelante hacia atrás

entre los pliegues

ella parecía luchar por contenerse

se estremecía contra la alfombra

mordía con locura sus labios

y sus manos retorcían con fuerza sus pezones

 

En un movimiento rápido, la bestia se posó sobre ella

sus patas con garras afiladas se posaron en su espalda

abriendo heridas que se fueron abriendo

El las lamía, mientras ella se retorcía entre dolor y excitación

Ella se inclinaba más y más hacia adelante

mientras la bestia se complementaba perfectamente entre sus piernas

sus garras la abrazaron por la cintura

su lengua rozaba y lamía una y otra vez su espalda

podía sentir como las caderas del animal, empezaban a enloquecer

se sumían en un vaivén casi demente

Su sexo húmedo y largo se asomaba entre las patas

y lo rozaba la entre pierna

 

Ansiosa, expectante, trataba de contenerse

el peso del animal caía spbre su espalda

era màs grande que ella, pero se resistía a caer

De repente sintió

como el falo enrojecido e hinchado del animal

la penetraba

mordió su mano soportando el dolor

contuvo tan fuerte como pudo las primeras embestidas

 

Sintió como a pesar de su abundante humedad

el sexo de la fiera rasgaba sus labios, mientras la penetraba

y luego sus caderas se consumían en ese baile frenético

tosco, rudo, enfermo, famélico, desenfrenado

que la llenaba hasta lo más profundo de sus entrañas

sentía como sus paredes se contraían

 

El animal jadeaba en su espalda

sus afilados dientes rozaba su cuello

sus fauces entreabiertas, ensalivadas parecian que fueran a morder

mientras dejaba caer todo su peso sobre ella

Envuelto en un hambre y una sed insaciable

 

Su corazón palpitaba tan fuerte que podia escuchar Los latidos en su oido

rompiendo el silencio del bosque

un terrible temblor invadió su piel

podía sentir como en su vientre

la erupción de un furioso volcàn se avecinaba

jadeaba y se sumergía en el frenesí de su amante

contagiada por  la locura  del momento

Gimió tan fuerte y tan profundo como pudo

se estremeció hasta quedarse sin fuerzas

y prácticamente perder la conciencia

 

Mientras tanto la bestia gruñia con lujuria

desgarradores aullidos salían de su garganta

mientras su ácida esencia llenaba las entrañas de nuestra bella doncella

 

Un líquido caliente bañaba a chorros su vientre

se deslizaba por las comisuras de su sexo

y la bestia parecía que se quejaba

a medida que se recostaba sobre la alfombra

Aún con el sexo inflamado en el interior de su vientre

que lentamente fue saliendo

 

Lineas rojas marcaban su espalda

su vientre

sus caderas

La sal que destilaba su piel agitada, extasiada hacia arder las heridas

su sexo palpitaba caliente

no tenía fuerzas, apenas si podía respirar

 

Su particular amante lamía con ternura su espalda, limpiandola, consintiéndola

 

Ella no recordaba como habia empezado esto, como había llegado hasta El,

sólo sabía que no lo dejaría

que quizás un día, el mismo envuelto en ese frenesì la mataría

pero no le importaba

a su lado, desnuda, Con El y su locura

Herida y con la piel ensangrentada era feliz.


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