Travesuras en la calle

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            A oscuras en una calle que nunca había visto la luz del sol, no íbamos muy elegantes ninguno de los dos, ella llevaba un top y unos pantalones piratas, además de unos tacones no muy altos, los justos para sobrevivir toda la noche con ellos puestos si era necesario.

 

            Allí mismo empezamos a besarnos, fruto del efecto del verano o de las copas que llevábamos encima, nos dejamos llevar. su lengua parecía que me hablase, cada vez que la introducía en mi boca o jugaba con mi lengua debía decir: sigue, no te detengas... Mis manos le tocaban el culo, cada vez de una manera más perversa y dirigiéndose más a la zona central, no solo para tocarle su coño, sino para saber lo mojada que está, sí, ella moja tanto que se le puede notar desde ahí. Con ese top era difícil apartar mi mirada de sus tetas, no digamos, ya en esa situación tocárselas, una suavidad inmensa, con ganas de meter mi polla entre sus tetas. No me olvido de su lengua que sigue haciendo travesuras con mi lengua y mi boca, parecía que me estuviera comiendo la misma polla pero no, tan solo era mi boca y mi lengua. Puso su mano en mi polla, eso la aceleró aun más, la saqué y no tardó demasiado en bajar su boca y comérmela, parecía que estuviera en su coño en vez de en su boca, no sabía si detenerla para evitar correrme, quitarla e irnos rápidamente a la casa o a algún sitio donde podríamos follar tranquilamente... Le advertí cual sería el final si seguía así y me contestó: ¿para qué te crees que te la chupo? Quiero que te corras cuando quieras, no me avises. Dicho y hecho, toda mi corrida en su boca, se podía ver como salían algunas gotas de su boca, luego de la corrida me limpió la polla y me dijo: vamos a casa que esto acaba de empezar.

 

            Una vez en casa, nos fuimos directos a la cama, nos encanta el bondage, así que teníamos preparadas las ataduras, lo hice suavemente mientras le comía el coño a 4 patas la fui atando... su coño húmedo era para hacerle un monumento. Puse mi mano sobre su culo, se lo comencé a acariciar suavemente y le di un cachete bastante sonoro, su grito era una mezcla entre sorpresa y placer, le pregunté si quería otro a lo que contestó que sí... así hasta 8 veces, las 2 últimas hubo otra sorpresa, por cada cachete le clave mi polla en el coño, entraba del tirón de lo mojada que estaba la muy guarra. Luego de eso volvió a comerme la polla, para que probase el sabor de mi polla con su coño. La puse de nuevo a 4 patas y comencé a follármela, le dije que si reconocía que era mi zorra le dejaría correrse, sino estaría haciendo parones... Finalmente dijo las palabras mágicas: soy tu zorra. Y Ahí cambiamos de postura, la puse de lado y le dije que cuando se corriera se lo echaría todo en sus tetas, a lo que accedió de buen grado. No tardó mucho en correrse y al poco lo hice yo, dejándole todas las tetas cubiertas de mi leche, ella usó sus dedos para mojárselos y saborear de nuevo mi corrida.


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