Prueba o verdad.

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 Éramos 7 personas allí reunidas:

-Jessica: pelirroja teñida, 1,60 m y un cuerpo bonito, pero que no destacaba especialmente.

-Yo: Me llamaba Emma. Morena, de ojos ámbar. 1,70 y un buen par de melones.

-Anna: rubia, ojos marrones, 1,55 y culazo.

-Aline: Aline era la chica que  a veces me hacía dudar de mi sexualidad. Era como describir a Afrodita. Morena clara, ojos azules, 1.75 m y un cuerpo de escándalo.

-Christian: era mi mejor amigo y el chico más guapo que había conocido. Rubio, ojos verdes, cuerpazo. Y un pene muy generoso. Creo que sobra decir que ya me lo había tirado varias veces.

-Jacob: tampoco tenía mucho que envidiarle a Christian. La gente solía confundirlos como hermanos. Moreno, ojos azules y una tableta de muerte.

-Mario: no era el mejor de los 3, pero era guapete. Moreno, ojos marrones, 1,80m.

 

Llevábamos cerca de media hora jugando a un juego que tenía Jess en el teléfono, y comenzaba a hacerse monótono.

-Oh, Jessica. Esto ya es aburrido. Hagámoslo más interesante. El modo picante debe de ser muy divertido -pidió Anna. Normalmente ella era más tímida, pero el alcohol impulsaba a la gente a cometer locuras.

-Está bien. Aline, te ha tocado: ¿prueba o verdad?

-Verdad -dijo la rubia.

-¿A cuántos chicos de esta habitación les has hecho una paja?

-Dos. Christian y Jacob -respondió sin vergüenza alguna. Le dio a un botón al móvil -. ¡Emm! ¿Prueba o verdad?

-Prueba -dije.

-Quítate la camiseta y, si llevas, el sujetador.

Vaya. Comenzábamos fuerte. Me quité la blusa y mi sujetador negro de encaje. Rápidamente, todo el mundo dirigió la vista a mis pequeñas. ¿Pequeñas? No lo eran para nada. Parecían incluso operadas. 

-Jacob. ¿Prueba o verdad?

-Prueba.

-Cómele el coño a Jessica.

Ambos sonrieron. Llevaba habiendo tensión sexual entre ellos desde hacía mucho tiempo. Sin reparo, Jessica abrió sus piernas, apoyándolas en un sofá y una mesa. Iba con falda, y no llevaba nada más por debajo. Jacob se acercó y comenzó hacer su magia. La cara de placer de la pelirroja era indescriptible.

-¡No pares! Joder, ¡más, más! Joder... creo que me corro. ¡Oh, sí, sí! ¡Justo ahí! -dijo presionando su cabeza todavía más contra su coño. Resistió poco más antes de dejarse llevar en la boca de Jacob. El aire se estaba calentando.

-Vaya... siguiente. Mario, ¿prueba o verdad?

-Verdad.

-¿Quién tiene las mejores tetas de esta habitación?

-¿Estás de coña? Está claro que Emm...

Sonreí en su dirección mientras rozaba ligeramente mis pechos. Algo aumentó en su entrepierna.

-Bien, ¡Emma!

-Prueba.

-Dale un beso muy caliente a Aline. 

Había querido este momento desde hace tiempo. No me malinterpretéis: me gustan los penes. Pero Aline era una especie de excepción. Era tan caliente y estaba tan buena... me acerqué y comencé a besarla. Ella gimió entre mis labios y comenzamos una guerra de lenguas. Llevó sus manos hasta mis desnudas tetas y yo palpé por encima de su tanga. Estaba mojada. Mucho. Empecé a mover la mano mientras nuestras bocas no paraban. Pasaron varios minutos, hasta que Christian nos separó.

-Chicas... ya... está -dijo, visiblemente excitado.

-Justo tu turno, Chris.

-Prueba -dijo sin pensar. Él también quería su diversión.

-Fóllate a Anna.

Se quitó el pantalón y el calzoncillo sin pensárselo. En cuanto Anna se sentó encima suya, me llevé la mano hasta mi tanga y lo aparté hacia un lado y empecé a tocarme disimuladamente.

-¡No pares! ¡No! ¡Oh, joder, sí sí! -chilló Anna.

-¡Eres una putita! Se nota cuantos te la han metido, ¿eh zorrita?

-Pero tú eres el mejor sin duda, ¡la tienes tan dura que creo que me romperé! ¡Ah, ah!

En cuanto ambos se corrieron, decidimos seguir jugando.

-Jess.

-Verdad.

-¿Última vez que te has masturbado? 

-Ahora mismo, mientras Christian se la metía hasta el fondo a Anna.

-Hmmm... Aline.

-Prueba.

-Quítate el pantalón y las bragas y hazte dedos.

No dudó, y se lo bajó todo de golpe. Abrió las piernas todo lo que pudo y empezó a meterse un dedo. Luego dos, y así hasta acabar con 4. Esa imagen era jodidamente excitante.

-Emma.

-Prueba.

-Chúpasela a Mario.

Me arrodillé hasta que su miembro estuviera a mi altura. Lo saqué. Era MUY grande. Me lo metí en la boca y comencé a chupar. Oí a Mario gemir y bajar mi cabeza con la mano.

-¡Qué cerda! Se nota que tienes experiencia. Oh, sí, sí, no pares, pequeña puta.

En cuanto se corrió, me tragué todo su semen.

Acordamos tomarnos un descanso. Esto seguiría más tarde...


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