La mujer mayor y conservadora

Podía escucharlas, y sabía exactamente lo que estaba sucediendo, se acerco a la pared que las dos viviendas compartían y apoyo su mano, en la cual llevaba un rosario envuelta en ella, cerró los ojos y les dedico una silenciosa oración.

Camino y se sentó en una silla en silencio. La casa se encontraba apenas iluminada y, salvo por los leves sonidos de la cabaña contigua, estaba completamente en silencio.

Era muy triste, como a veces las personas confundían amor con lujuria, Dios se encargaría de juzgar su lascivo comportamiento cuando llegara el momento, pensó triste y  silenciosamente.