La chica del violin

 Entre las teclas de un antiguo y abandonado piano de cola de color caoba. Una partitura de color amarronado por el deterioro de los elementos a los que se somete dentro del desván de una casa abandonada. A su izquierda un violin con la madera agrietada y las cuerdas destentadas  Dentro de la caja de resonancia de este se haya un pequeño papel en el que se lee: 

 A ti, que durante estos años estuviste a mi lado. Que aguantaste mis manías  Que supiste estar a mi lado contra viento y marea. A ti, que te cansaste de luchar, y con razón  A ti que a pesar de haber pasado el tiempo conservas tu hueco en mi corazón  A ti que te amare. A ti que me ensañaste a comer o ser comido. A ti, la niña rubia de 14 años que iba a recoger a clases de violin  A ti que te veía venir saltando entre las adoquinadas aceras. A ti que te vi crecer y convertirte en una mujercita. A ti que al son que escribo con una pluma estas lineas dejo que se me escape alguna lagrima. A ti que durante el tiempo que duro nuestro amor permaneciste al pie del cañón. Gracias. 

 Son muchas las cosas que me gustaria escribir, pero el papel es pequeño y no queda mucha tinta en esta vieja pluma. Gracias por haber estado. Por haber creado una parte de la historia de nuestras vidas. 

                                               Gracias.

Hasta Siempre. Chica del Violin.