Una historia de amor XIII

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ÉL

 

Me desperté muy temprano la mañana siguiente, y empecé a recordar todo lo que había pasado y a pesar de que estaba feliz porque sentía que ella me correspondía, no podía evitar sentir un poco de miedo, el hecho de que mi felicidad estuviera ligada a alguien me traía malos recuerdos. Salí a correr para así dejar de darle vueltas innecesarias a las cosas y relajarme, tomé un camino que me gustaba y llegué a un parque en el que había un pequeño lugar al que aveces iba a relajarme y a pensar. De vuelta a casa pensé en cuanto tiempo debía esperar para llamarla, quería verla en ese mismo momento e imaginé que me la encontraba en el camino, pero no fue así. Llegué a casa, tomé un baño, desayuné y seguía pensando en lo mismo. Miré el reloj: 9:58 a.m... Decidí desahogarme y le conté a mi mejor amigo todo lo que había pasado, y lo que sentía y a pesar de que el siempre solía sacarle broma a todo, me sorprendió que me dijera que dejara el miedo de lado, que aveces al pensar mucho las cosas terminamos sufriendo mas y dañando los buenos momentos, pero claro.. Terminó con una broma preguntándome que tan linda era la chica
-Es hermosa- le dije.
Se sorprendió al escuchar mi respuesta ya que yo no solía ser así y nos despedimos quedando para jugar fútbol al día siguiente, como todos los domingos. Entre cosas de la universidad y almuerzo en familia se me pasó la mañana y parte de la tarde y decidí escribirle.

Me desperté muy temprano la mañana siguiente, y empecé a recordar todo lo que había pasado y a pesar de que estaba feliz porque sentía que ella me correspondía, no podía evitar sentir un poco de miedo, el hecho de que mi felicidad estuviera ligada a alguien me traía malos recuerdos. Salí a correr para así dejar de darle vueltas innecesarias a las cosas y relajarme, tomé un camino que me gustaba y llegué a un parque en el que había un pequeño lugar al que aveces iba a relajarme y a pensar. De vuelta a casa pensé en cuanto tiempo debía esperar para llamarla, quería verla en ese mismo momento e imaginé que me la encontraba en el camino, pero no fue así. Llegué a casa, tomé un baño, desayuné y seguía pensando en lo mismo. Miré el reloj: 9:58 a.m... Decidí desahogarme y le conté a mi mejor amigo todo lo que había pasado, y lo que sentía y a pesar de que el siempre solía sacarle broma a todo, me sorprendió que me dijera que dejara el miedo de lado, que aveces al pensar mucho las cosas terminamos sufriendo mas y dañando los buenos momentos, pero claro.. Terminó con una broma preguntándome que tan linda era la chica
-Es hermosa- le dije.
Se sorprendió al escuchar mi respuesta ya que yo no solía ser así y nos despedimos quedando para jugar fútbol al día siguiente, como todos los domingos. Entre cosas de la universidad y almuerzo en familia se me pasó la mañana y parte de la tarde y decidí escribirle.

 

Se me ocurrió mostrarle aquel lugar en el parque que me gustaba, ese plan me permitiría hablar un poco mas con ella y conocerla. Le pregunté si quería ir a dar una vuelta conmigo, y a los pocos minutos me respondió que si, como vivíamos un poco cerca, le dije que en una hora pasaría por ella. Sacudí los nervios y me dirigí a su casa. Se veía tan linda, como siempre, y cuando se acercó a mi pensé en decírselo pero me arrepentí, últimamente se me ocurrían todas estas cosas cursis, gracias a Dios alcanzaba a controlar lo que decía. Su pelo café le adornada el rostro haciendo juego con sus ojos del mismo color que brillaban hermosamente con el sol del atardecer. Por impulso le di un pequeño beso y la miré por unos segundos, pude ver que estaba también un poco nerviosa y la tomé de la mano diciéndole que quería mostrarle algo.
A pesar de que íbamos en silencio, me sentía increíblemente feliz, estaba atento a cualquiera de sus reacciones y pude notar que parecía nerviosa, como si algo rondara sus pensamientos. Pensando en romper el silencio le dije que desde que la conocía, el lugar al que íbamos me hacía recordarla y se iluminó, me puse feliz al verla feliz, ella hacía que experimentara cosas a las que no estaba acostumbrado, cada momento que pasaba con ella era totalmente nuevo para mí. Al llegar al lugar que quería mostrarle ser relajó y pude ver que le había encantado, caminó en dirección a la pequeña laguna y, maravillada me dijo que el lugar era hermoso. Nos sentamos en una de las bancas que había alrededor, me giré de manera que toda mi atención estuviera puesta en ella y noté que se puso nerviosa, lucía tan tierna y linda, no pude evitar sonreír. Empecé la conversación y le conté algunas cosas de la universidad, le pregunté sobre sus sueños, sus amigos, sus planes, y empezó a hablar, al mencionar su fantasía por conocer el mundo y ver como ardían sus ojos al hablar de sus pasiones y sueños, supe la razón por la que ya nada era igual, los días pasaban lentos, y me pasaba ratos interminables dando vueltas en mi cabeza a cada momento que había pasado con ella. Cuando me preguntó que cuales eran mis planes y con que soñaba, inevitablemente respondí -Contigo...

 

 


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