La camarera que quería ser actriz.

Emprendedora y creativa, desde su más colorida adolescencia. Amada, odiada quizás, y sobre todo envidiada. 

Era  alta y delgada como ella misma, le encantaba quitarse la ropa mientras bajaba la escalera de su antiguo bar. Siempre rodeada de gente moderna, hombres, mujeres y mezclas. No era guapa, pero tremendamente atractiva, tanto que podía despertar pasiones en todos los sexos. Bailaba como una bailarina sin serlo, cantaba sin tener voz...pero lo que si tenía y de eso estoy segura...es un espíritu incansable y aventurero, quizás vivió demasiado deprisa o era esa alma inquieta la que la aceleraba. Descanse en paz.