Carel. Capitulo 1

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Las asfixiantes temperaturas diurnas del desierto tenían a Carel al borde de la deshidratación, cuando divisó a lo lejos, por fin, su destino: la ciudad de Basil, considerada capital comercial del mundo. Cerca de unas 3 millas le separarían de la gran urbe; estaba convencido de poder llegar antes de desmallarse, pero no fue así.

Despertó mareado. No sabía dónde se encontraba exactamente, pero se temía lo peor. El desierto de Haremor era conocido por ser el lugar por excelencia del rapto de personas, que más tarde serían asesinadas o convertidas en esclavos de la mano de los moradores de Salim, amo y señor de prácticamente medio continente, a excepción de Basil. El habitáculo en el que se encontraba estaba casi totalmente en penumbra, recibía apenas un par de rayos de sol que entraban por una pequeña grieta de la pared. Una vez estuvo mejor, se incorporó y observo más detenidamente a su alrededor. Parecía una habitación pequeña, con una cama, a cuyos pies se encontraba una alfombra y, a la izquierda de la cabecera, una mesita de madera. Definitivamente no estaba en ninguna fortaleza perteneciente a Salim, pues sus hombres no serían tan gentiles para dejarle una habitación. Al tiempo que se disponía a salir de la estancia, entró una mujer; casi chocan. Como consecuencia, la mujer derramó sobre Carel un cuenco de comida que llevaba en las manos.

-¡Vaya! No esperaba que despertases tan pronto, -dijo la mujer, a la vez que hacia un gesto con las manos en señal de disculpa. Era una mujer estándar: cabello negro, ni alta ni baja, ni gorda ni delgada. Tenía, eso sí, unos grandes ojos verdes que brillaban con fuerza a pesar de la poca luz que había en el cuarto.

-No te preocupes, la mitad de la culpa es mía- se inclino a modo de disculpa-. Me gustaría saber dónde me encuentro y porqué estoy aquí… Lo último que recuerdo es  ver arena por todas partes.

-Acompáñame a la cocina- acto seguido, ambos abandonaron aquella modesta habitación y se trasladaron a la cocina, más amplia. Una vez allí, la mujer continuó hablando-. Mi nombre es Anneliese, y estás en mi casa, en Basil.

Carel lo había conseguido, había llegado a la ciudad.

CONTINUARÁ....

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