Es ella...

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He dicho que pares el puto coche ya- entre jadeos me exige que aparque donde pueda, mirándome a los ojos con las pupilas más dilatadas que he visto en toda mi vida, sin duda alguna las mismas que vería si me mirase yo al espejo.

-Aquí no podemos hacerlo, sigue como estás y ya pararemos- le digo yo para alargar el placer del momento. Tiene la mano metida en mis vaqueros, me agarra el pene con fuerza y me está haciendo una paja mientras yo conduzco a ningún lugar. Como comprenderás, no quiero que cese.

-¡¡O paras ya o paro yo!!- me grita cabreada. Imagino que debe querer que yo también la toque, debe estar muy excitada viendo como yo estoy disfrutando… Busco donde parar el coche porque por nada del mundo quiero dejar esto así. Veo un lugar apartado de la carretera, un camino entre árboles y veo también que un polvazo se avecina y eso me pone más cachondo aún.

Paro el motor, se quita el cinturón, saca la mano de mi abultada bragueta…estoy húmedo, quiero metérsela ya….pero….oh,oh…¿a dónde coño va?. Se baja del coche y sube en la parte de atrás. Se sienta en medio, la veo desde el espejo que tengo delante, no dice nada y yo estoy empalmado y confuso.

-Bájate los pantalones y tócate para mí- me suelta desde atrás. No deja de mirarme a través del espejo, esto no es lo que yo había imaginado… no reacciono. Sin quitarle ojo a través del espejo veo como se muerde el labio, se saca un pecho por el escote de la camiseta y se pellizca el pezón…

-He dicho que te toques para mí, ¿estás sordo?- la agresividad de sus palabras rebotan en mi cabeza y me quedo aún más ojiplático cuando veo que su mano libre se dirige hacia su falda, que sube hasta la cintura y me deja ver sus bragas. Rápido las retira hacia un lado, se chupa un dedo con un gesto más que lascivo y se lo mete en su sexo. Trago saliva sin poder apartar la mirada de su cuerpo pero mi mano, como si fuera independiente de mi cuerpo, ya está acaparando y aliviando mi erección.

-Así está mejor, pensaba que iba a tener que ir yo… llevo media hora viendo como tú disfrutas mientras conducías sin poder disfrutar yo… ahora me vas a mirar tú como me corro yo sin poder tocarme… eso sí, yo te permito que te toques para mí-, vuelvo a tragar saliva y sin parpadear atino a decirle que esto me pone a cien.

Desde aquí veo que está muy mojada y me matan las ganas de ir atrás y metérsela, pero me ha dejado claro que esto es un castigo, así que obediente, disfruto de mi penitencia. Se saca y mete el dedo con agilidad, mientras con la otra mano se acaricia el clítoris. No hay dos caricias iguales, se lo frota, lo pellizca, lo acaricia, lo rodea… esta mujer sabe lo que se hace y me pongo a mil pensando lo que tiene que saber hacer conmigo… Verla así, en su propia intimidad, tan egoísta, tan castigadora…tan segura… me intimida mucho y me excita a la vez. Yo nunca habría estado así con nadie, pero es que…es ella.

-No cierres los ojos, tu castigo es verme hasta el final- estoy muy cachondo y no quiero correrme aún, por eso cierro los ojos, para no verla y no excitarme más. Pero me prohibe hacerlo y al abrirlos de nuevo la sangre me hierve al sentirla detrás de mí. Huelo su sexo y noto su respiración en mi cuello, no dejo de tocarme, ahora más despacio, su lengua recorre mi cuello, mi oreja, me muerde, me lame… -si no fuera por tu castigo, estaría encima de tí, montándote como una salvaje mientras tú me chupas las tetas, hasta hacerte gritar y correrte como nunca has hecho-.

No tiene que decir más, me giro, estiro el cuello y la beso como un loco, quiero que haga todo eso que ha dicho y lo quiero ya… pero no, mi castigadora no me lo va a dar. Aparta su boca de la mía y sin un ápice de lástima me dice:- vuelve a sentarte como estabas ahora mismo y sigue tocándote hasta que te corras-, joder…. me provoca rabia y placer a la vez. Vuelvo a mi posición y empiezo a tocarme con ansia, quiero acabar ya con esto…no aguanto más la tensión y las ganas. Ella me sujeta la cabeza estirándome del pelo hacia arriba de manera que sí o sí tengo que mirarla a traves del espejo, vuelve a abrirse los labios y se introduce dos dedos.

Y así, se folla a sí misma exigiéndome que la mire y que no me corra hasta que ella se haya corrido primero… lo que se me hace larguísimo y pienso que nunca va a suceder. Se retuerce en el asiento, tiembla, grita… y por fin, eleva las caderas y con un grito que inunda el coche y mi cuerpo…se deja ir.  Es mi turno, sólo tengo que mirarla sudorosa y jadear para que mi semen salga por mi polla como un torrente sin control… lo dejo ir yo también sin dejar de mirarla por el espejo.

Me mira, sonríe la muy mala, se quita la camiseta, se saca las bragas y cuando su respiración se normaliza un poco dice:- Ahora vas a venir aquí y te voy a follar hasta que no puedas más- encantado con mi castigadora, salgo del coche y mientras abro la puerta de atrás sonrío y pienso que tengo la mejor pareja del mundo… sin duda alguna, es ella.

 


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