La llamada de las doce (1a parte)

Los golpes se hicieron cada vez mas intensos. El extraño sonido procedía de la entrada. Alguien estaba aporreando la puerta. Esas estúpidas vacaciones terminarían matándome.

Un ladrillo irrumpió en mi silencio. Los cristales de mi habitación se rompieron estallando el mil pedazos. Con las piernas temblorosas me levanté de la cama. Admiré el antiguo despertador que marcaba las doce de la noche. Cogí el ladrillo y lo contemplé. En un movimiento,dirijí mi mirada hacia la ventana. La luna llena se elevaba por encima de las montañas nevadas. Caminando muy lentamente me acerqué hasta el ventanal. La neblina cubría la entrada. El viento tambaleaba los árboles haciéndome creer que de un momento a otro caerían sobre el tejado. No pude ver a nadie. Cerré la ventana de un golpe y corrí las cortinas para encubrir el agujero que hizo el ladrillo. Me avalancé sobre la cama,me arropé hasta el cuello y dejé que el sueño se apoderara de mí en esos momentos.

Me desperté de golpe. Mi cuerpo estaba empapado de sudor. Una malévola pesadilla estuvo atormentándome. Eran las doce y media. La puerta de la entrada de la casa rural se abrió de un portazo. Alguien había entrado,y no tenía buenas intenciones. Aterrada agarré una madera de debajo de la cama y me adentré en el oscuro pasillo. No veía nada. Bajé por la oscura escalinata hasta el salón. Miré de un lado a otro. No lograba distinguir nada,hasta que de repente algo me agarró la pierna.

La llamada de las doce (1a parte)© J.R.Aguilera