EN SU PAPEL-PARTE 20

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Mientras Sandra informó a su hermano sobre el contenido del washap exhortándole a que se animara a presentarse.

-  Total, no pierdes nada y, cosas del destino, estás aquí mismo.

-  Sí, tienes razón. Voy a preguntar a ese camarero a ver dónde hay que ir. Deseadme suerte.

Después de darle las indicaciones pertinentes por parte del camarero Samuel se dirigió al lugar de la entrevista. Solo había tres hombres y una sola mujer. Saludó con un gesto de cabeza a todos y tomó asiento. Cuando salió quién dijo ser el responsable la cosa fue rápida y a la media hora ya volvía con sus amigos con el archiconocido “ya te llamaremos” mientras Amelia jugaba su baza y tomaba cartas en el asunto.

Cinco minutos después abonaron sus consumiciones y se marcharon. En la puerta se encontraron con Mateo fumándose un cigarrillo. Raquel aprovechó para acercársele.

-  Creí que había dejado los malos vicios Señor Fiscal.

-  Déjate de formalismos, no va contigo Raquel. Además, ahora no estamos en estrados. Imagino que vienes a pedirme información sobre Adrián ¿no es así? Pues siento desilusionarte, no creo que sepa más de lo que puede sepas tú. Le ha tocado el caso al maño.

-  ¿A Francisco Javier? ¿Al nuevo? ¿No crees que es algo de mucha envergadura para un recién llegado? ¿Qué opinión tiene Raúl al respecto?

-  No lo sé, la verdad. De todos modos, sea un asesinato o un simple roba con algo tendrá que comenzar ¿no te parece?

-  Sí, pero no me gustaría estar en su papel.

Y acto seguido regresó con sus amigos. Sandra se encontraba con aire pensativo, así como Samuel, aunque los dos hermanos por muy diferentes razones.

-  ¿Y a ti César? ¿Qué se te pasa por la mente?

-  ¿Perdón?

-  No, que en qué piensas, porque estos dos ya me lo puedo figurar. Espero que de una maldita vez tu amigo haya tenido fortuna. Mira que si el edificio de la justicia es donde a él se le concede justicia.

-  Desde luego sería increíble dado lo poco que de eso existe. Hablando a nivel generalizado claro. Y cambiando de tema ¿cómo ves a Sandra? ¿Crees que en verdad le ha parecido bien el acuerdo?

-  A saber, pero coincidirás conmigo en que era lo que más convenía a todos.

-  No se Raquel, no soy de tomar decisiones en lo concerniente a la vida de los demás, bastante tengo con lo mío. Y eso que no puedo quejarme.

-  Mirando a tu alrededor desde luego que no. Samuel, no nos has contado prácticamente nada, ¿qué tal la entrevista?

-  Bien, como todas supongo.

-  Vale, no quieres hablar, entendido.

-  Siento ser grosera, pero a lo tonto se ha pasado la mañana y debo ir a buscar a los niños al colegio. ¿Me acompañas hermano?

-  Claro.

Los dos hermanos se despidieron y César y Raquel se quedaron un rato más hablando de banalidades hasta continuar cada uno por su camino.

Amelia llegó a la oficina sobre las seis de la tarde, después de una intensa jornada de trabajo. Esperaba que la recomendación hecha de Samuel diera sus frutos, así ella por fin podría despojarse de la máscara y actuar ante él sin ningún disfraz.

- ¿Qué tal el día?- la increpó Maite-¿Algo interesante?

-  Me he encontrado con Sandra, Samuel, César y tu hermana en la cafetería del juzgado.

-  ¡Ostras! ¡Es verdad! ¡Hoy era el juicio! ¿Te han contado algo al respecto?

-  Poca cosa. Al final no han entrado, ha habido acuerdo. Pero lo realmente chocante que hoy ha sucedido en el palacio judicial no ha sido precisamente la vista de nuestra amiga.

-  ¿No? Cuenta, soy toda oídos.

-  Pues agárrate. Han asesinado a un abogado. Para ser más exactos el que llevaba la defensa del ex marido de Sandra.

-  No tenía muchos amigos, según me solía referir mi hermana, por no decir ninguno. Pero a ver si según tus palabras me confirmas lo que me parece interpretar: ¿le han matado allí mismo?, ¿en el juzgado?

-  Así es.

-  Que fuerte, de verdad.

-  No eres la única que piensa igual.

-  Bueno, entonces supongo que les habrá sido fácil dar con el o la inconsciente, no tiene otro nombre permíteme decirlo.

-  Pues por lo que he podido saber por una funcionaria tu inconsciente tenía más conciencia que tú y que yo. Vamos, una actuación magistral llevada de manera soberbia. Al menos eso es lo que aparentemente parece.

-  Un asesinato cara al público y nadie ha visto nada.

-  En efecto.

-  O no han querido ver.

-  ¿Perdona?

-  Nada, nada. Pero si Adrián era tan odiado según me contaba siempre Raquel a saber si…Bah, no me hagas caso.

-  Tú lo tenías que conocer, ¿no?

-  Poco. Sé que tuvo sus más y sus menos con Raquel claro, pero no soy de inmiscuirme en la vida de los demás, si no me cuentan no pregunto. Vale, vale, hay excepciones…Por cierto, me has dicho que viste a Samuel, ¿algo que reseñar sobre ese particular?

-  Sí, y muy gordo. Creo que me he saltado el código de la agencia por la torera. Bien, más bien no creo, me lo he saltado y punto.

-  ¿No habrás hecho algo grave?

-  Creo que no. Como sabrás hoy iba a una selección de pinche a la cafetería del juzgado (de ahí que me haya encontrado con nuestros amigos) Teniendo conocimiento de la situación desesperada de Samuel les he mandado un washap dando información.

-  Vale, vale, no sigas. Y al acabar la entrevista has recomendado a Samuel. Sí, tu gesto lo dice todo.

-  ¿Te parece que la he cagado verdad?

-  ¿Te ha reconocido?

-  Espero que no, suelo ser muy minuciosa en mis atuendos para que absolutamente nadie se percate. Y no solo él, quede claro.

-  Bien, pues si tú mantienes la boca cerrada y yo mantengo el pico cerrado aquí no la ha cagado nadie. Ahora esperemos que surta efecto, ¿pero en serio lo ves capacitado para el puesto o solo ha sido una excusa para…?

-  Ni yo misma lo sé. Mira Maite, ahora mismo no quieras estar en mi papel.


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