Observar a otros para, casi, vivir sus vidas

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Estanislao iba ha cumplir los ochenta, vivía solo. Su vecina Tránsito, siempre cuidaba de su anciana madre con la que vivía. Tránsito no dejaba de espiar a sus vecinos, sobretodo a Estanislao. Cuando él salía, ella casualmente barría la escalera, era obsesión cotilleante por él. Èl lo interpretaba como amor, un día se plantó en su escalera con un cartel "Te quiero Tránsito". Fué tan fuerte para ella recibir tal información, que su cerebro se paralizó, sin poder coordinar. Tanto que su madre pasó gateando delante de ellos para fugarse y no se diò cuenta.


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