Fabiola y su caliente sobrina.

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Desde que tenía 14 años, tuve que trabajar para tener dinero; ya fuera para mi escuela o para darme gustitos. En mi casa no había mucha plata y desde que empecé a trabajar, mis gustos volteaban a ver a lo caro. Me empeñe mucho y a los 16 ya era un oficial en la panadería y la repostería. Lo cual me hacia ganar algo de dinero, pero también mucha popularidad entre las clientas de la panadería. David, de quien ya les platique en una ocasión. Igual que yo aprendió el oficio casi a la misma edad que yo, solo que el de lleno, porque yo, lo hacía medio día para estudiar la prepa y la universidad.

Pues a los 21 años, yo llevaba a mi cargo, una panadería, grande y aclientada en un barrio popular, el negocio era familiar, pero lo mejor, era que los patrones; tuvieron puras hijas, y ellas atendían todo en la panadería.

Yo ya tenía un año trabajando ahí y de pronto hacía falta alguien más para sacar sin fallas la producción. David estaba desempleado y, no dude en llamar a mi casi hermano, a trabajar juntos nuevamente.

Las hijas de la patrona, todas estaban casadas, pero siempre fue bien sabido en el pueblo, lo calientes y putas que fueron antes de ello, es más, se rumoraban algunas aventuras a escondidas estando ya casadas.

Yo no pude caer en un lugar mejor, conocía a las chicas y ellas a mí. En ocasiones me invitaban a tomar en sus casas, y terminábamos siempre desnudos bramando de placer. De las seis hermanas solo me falto la más grande, y eso porque ella decía, que un niñito como yo no la llenaba y que, ella cogía con hombres y no con escuincles.

David llego a la panadería y emocionado veía la gama de formas y colores de traseros que Vivian ahí. El es un tipo muy guapo, y el físico que se forja con el trabajo, lo hacía la novedad de la casa.

Pudiera relatarles semanas enteras de las calientes noches en las que mi amigo y yo realizamos verdaderas orgías con aquel sixpac de hermanas pero la más memorable, fue una noche cálida de verano.

Habíamos dejado de trabajar y Fabiola, la más chica de las hermanas nos invito una botella de ron. Digo chica pero ella ya se cargaba 28 años. Pues acudimos después de ducharnos a la casita de Fabi, su marido estaba trabajando en Veracruz y sus hijas habían ido a dormir en casa de su tía china. David y yo sabíamos ya a lo que íbamos, pero algo nos sorprendió mucho cuando tocamos a la puerta.

Una chica delgada y alta nos abrió la puerta, el y yo nos miramos sorprendidos y atónitos por no conocerla. Llevaba una minifalda rosita claro, de gabardina con estrech, que le ajustaba mucho ese hermoso par de carnosas piernas, unas chaparreras grandes y un trasero que a mi amigo y a mí nos hizo tragar saliva. Una cintura pequeña y un top, que apretaba un par de hermosos senos del tamaño de una naranja, boca pequeña y ojos enormes, pelo chino y negro amarrado en chongo.

-Pasen chicos, mi tía se está terminando de bañar. -¿su tía? ¿De dónde? Es que era prima de su mama, después descubrimos, con razón no la habíamos visto.

No sentamos en la sala y enseguida salió Fabi del baño con una pequeña toalla enredada en el cuerpo.

-Les presento a Regina, mi sobrina, la invite porque decía que no tenía planes para hoy, y como estoy solita pues…

Ambos nos paramos y le dimos un besito en la mejilla, luego de eso, Fabiola y su sobrina nos dejaron solos. Bajaron y Fabiola se había puesto un vestidito diminuto que apenas tapaba su culo, sin sostén porque de lejos se notaban sus pezones. Luego de una plática que ni recuerdo y la primera botella de ron, Fabiola y yo, fuimos a la cocina por hielo y otra botella. Saque el hielo y Fabiola me quito uno y lo paso por mi cuello, después se alejo y lo recorrió en su cuerpo hasta sus piernas, lo subió y lo tallo encima de su tanga justo donde se situaba su clítoris. Me miro a los ojos, perversa y se hizo a un lado la diminuta prenda, sus dedos entraban y daban un masaje mojados lo que en cuestión de segundos me puso firme de la verga.

Tocaba sus senos y nuevamente metía dos dedos en su grieta húmeda, fui hacia ella con el pantalón en las rodillas. Sentada en su mesa me la pegue fuerte y comencé a bésale los senos, ella se quitó el tenue vestido, y yo, me quitaba la playera también, me beso el pecho y me masturbaba con la mano izquierda, quise metérsela pero un rechinido nos hizo alzar la cabeza.

Totalmente desnudo y ella solo en tanga de hilo, caminamos a la puerta de la sala para ver tan caliente escena.

David estaba con el pantalón en las pantorrillas penetrando salvaje a Regina, ella tenía su falda recorrida como cinturón y en su pierna derecha se columpiaba su braga de encaje rosita. No lo dudamos y fuimos calientes a los sillones, me senté y Fabiola se me monto dándoles el culo a ellos, bajaba y subía mojando mi entrepierna, yo la nalgueaba y abría sus nalgas metiendo mis dedos en su culo. Sentí como unas manos quitaron mis dedos de donde estaban, para retacarlos de caliente verga, si, el también se la metió y Fabiola se movía con más violencia rasguñándome los hombros. Su sobrina se paro y comenzó a besarnos, yo avente al par de cuerpos que tenia encima y acudí a meterle mi hinchada y venuda reata, en su conchita que estaba ya bastante jugosa. La inque en el sillón y se la deje  ir toda completa, ella solo gimió fuerte y cerró los ojos, al abrirlos, el miembro caliente y duro de mi amigo quería entrar en su boca, ella lo recibió caliente y lo chupo ayudándose con las manos, al ver eso, me excite aun mas y la chocaba con mas fuerzas en sus prominentes nalgas, David la tomaba del cabello y le arremetía su pene hasta la garganta, y yo quería partirla en dos mientras la nalgueaba fuerte en el culo. Sus gritos llenaban de excitación a Fabiola, quien se tocaba su hinchada vulva, metiéndose casi la mano completa. Regina no pudo más y me baño de sus fluidos, escurría en mis piernas y en la de la caliente chica, el exquisito néctar de su orgasmo. Fabiola enseguida paro sus nalgas y David la arremetió contra el sillón clavándole su miembro en su ano completamente lubricado. Cuando vi jadear como perra a Fabiola, me comencé a estremecer y explote dentro de la pichita de su sobrina, David y Fabiola no tardaron en venirse también. Después, los cuatro estábamos desnudos y chapeados sentados en el sillón.

Había sido una tarde calientísima. Tomamos unos tragos y luego de una media hora, quisimos repetirlo pero, cada quien se durmió en una habitación separada, David con Fabiola, y yo con su caliente sobrina. Cogiendo casi toda la noche.

 


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