Un cambio una emoción, una emoción y energía...

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Enviado el , clasificado en Terror / miedo
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Cierto día como cualquier otro Ana se levantó y miro la silla donde solía posarse su gato por las mañanas.
Solía recordar a Aquiles su gato negro de mirada majestuosa de León. Le escuchaba ronronear y saltar hacia ella
cada mañana que le veía depertar como si esperara justo el momento en que ella abriese los ojos para iniciar su día.
Ahora por la ventana por la cual se filtraba una luz tenue podía ver como el perro del vecino saltaba jugando con la regadera de pasto.
Sollozó sin saber porque, si acaso la ausencia de ese ser que le esperaba cada amanecer.
Estiró la mano y la silla apareció justo frente a ella como si hubiese dado un salto desde la esquina en la que se encontraba.
Sus ojos crecieron desmesuradamente por la sorpresa. Parpadeo y la silla estaba de nueva cuenta en su lugar habitual.
Se sintió con deseos de volver a dormir y pensó que estaba alucinando debido a que las noches anteriores no había
conciliado el sueño por mas de dos horas.

Apenas había cerrado los ojos cuando vio al gato nuevamente frente a ella con esa mirada penetrante de contemplación.
Cosa ináudita para ella, escucho que el felino emitía algunas palabras desde su ser, "hoy te ves hermosa mi dulce zenit, levántate la realidad se ha reseteado para tí".
Dio un salto abriendo nuevamente los ojos y observó de frente como de la silla bajaba en un movimiento grácil Aquiles ronroneando felizmente.
Ana se limpió un par de lágrimas que asomaban por sus mejillas y dijo, "vamos ya, hoy me he levantado tarde veremos que podemos
preparar para comer", abandonando la cama con alegría, como si aquellas noches sin dormir solo hubiesen sido un sueño.
A cada paso que daba olvidaba esos desvelos y solo iba quedando el recuerdo de un día anterior, áquel en el que Aquiles al despertar
la había saludado de la misma manera que hoy con la única diferencia que su mente no recordaba, en forma humana.

Mientras en la no forma su energía vital irradiaba un halo brillante suficiente para hacer sonreír a su vigilante.
Aquel que a consideración de su propio criterio decidía que emociones influir a nuestra amiga Ana.
En paralelo innumerables entidades más similares a esta humana habían sido alteradas en algún patrón de sus vidas
que se había mantenido cotidiano, el resultado había sido en algunos casos una silla vacía a diferencia de la
de Ana, un lugar de estacionamiento libre, minúsculos cambios físicos con efectos elevados en la psique de aquellos
que no se sabían observados.

Cuando el resultado obtenido no era grato para el vigilante, este era reseteado para que por ejemplo en otra vida
Aquiles pudiese ser humano de nuevo o para que Ana no termine accidentalmente (desde su punto de vista humano) empujando a
alguien más en una dirección que no favorezca el equilibrio universal.
Cómo cambian las estaciones del año, así aquel ser sin nombre pronunciable por labios humanos lleva una eternidad
aplicando modificaciones en pequeños detalles, estudiando los resultados asociados a dichos cambios en el comportamiento
de aquel ser que en turno se vincula al nombre de Ana y ella no es la única...


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