EL Tiempo Vale

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Cargaron el arma y la pusieron en mi cabeza. Comenzaron a jalar del gatillo y me dijeron que lo hiciera. Sentía el frío del caño en la nuca y el roce de las piezas metálicas que comenzaban a sincronizar para efectuar de una vez el disparo. Cada sonido era estremecedor. Mis manos temblaban y mi cabeza buscaba la forma hacer lo que pedían. Sabía que esto no era una amenaza.

Esto era definitivo.

Levanté mis manos sobre el teclado y comencé a mover los dedos. Tenía poco tiempo y el tiempo vale. Nunca lo había pensado con tanta fuerza… el tiempo vale. Este tiempo que me queda vale. Lo tenía que aprovechar y sacar hasta la última gota de transpiración… la sangre viene después.


Sentía las voces, risas, pasos… pero yo estaba enfocado como nunca en mi vida lo hice. Nada me distraía. El gatillo seguía activando el sistema y la expectativa de la explosión crecía con cada rechinar. Busqué la manera de que eso no me afectara. Imagine que solo era una niña jugando con un inofensivo globo que estaba a punto de estallar. Solo eso. Solo sería un estruendo y nada más. Llegué a un punto de concentración que podría hacer esto en el medio de un estadio repleto de gente y de todos modos no me sacarían de foco. Pienso que esto podría ser el reality show más asqueroso nunca realizado. Del cual, seguramente, alguien se haría muy rico vendiendo estos derechos, vendiendo mi vida. Pero mi tiempo, este tiempo es mío. Por poco que sea... es solo mío. Y lo estaba aprovechando. Quedaba muy poco y el final estaba declarado.

La presión, o la falta de ella, relativiza todo. De repente el reloj parecía ir más rápido. Entonces recordé una tarde de mi infancia jugando en casa con mi hermano. No estoy seguro si fue una tarde o una siesta, pero si recuerdo que en aquel entonces el día era interminable. Los minutos eran interminables. El día duraba muchas más horas que en la actualidad, aunque paradójicamente era el mismo pulso que el que ahora parece correr desaforadamente. Volví a buscar ese recuerdo y vi como el reloj comenzaba a correr más lento. ¡Lo pude hacer!. Gané varios segundos más para terminar mi tarea.

Casi llegando al final sonreí...miré lo hecho y sonreí. Creo haber entendido algo. Me sentí realizado. Quise llorar...pero no por lo que estaba por ocurrir, si no por todo lo que ya ocurrió. Todo lo que logré, todo lo que fallé. Las personas que amé y las que amo. Todo está ahí. Todo estuvo siempre ahí. Volví a releer este relato y dije gracias.

Luego escuché el bang.


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