La nueva del contabilidad

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
5343 visitas

Marcar como relato favorito

Era casi la hora de salir y preparaba mis cosas, apague mi computadora y empezaba a acomodar mi escritorio. Cuando una voz me estremeció como magia en los oídos detrás de mi.

- Contador, no se le olvide que mañana presentamos estados financieros.

Escuchar esa voz me hace tanto bien que olvido lo tedioso que es para mí presentar mis estados financieros a la gerencia. Y en tan solo dos semanas que Laura lleva trabajando aquí, ya me he conectado muy bien con ella.

- Si niña, no te preocupes ya los tengo.

- Ok señor, entonces nos vemos mañana.

Laura es la nueva secretaria general, es muy joven, tiene solo 25 años y digo aunque yo tengo 26 es casi de mi edad. Digo joven porque los demás del área, promedian los 40. Desde que se presentó, logre hacerla sonreír mucho y en un solo día ya nos bromeábamos pero en contexto un poco subido de tono.

- Oye niñita, ¿ya se fue el jefe?

- Si David, salió temprano

- ¿Perdón?

- Ahh perdón, si señooor, ya se fue –Me dijo sonriendo y con el obvio sarcasmo de decirme señor porque sabe que soy casado y somos de la misma edad.

-No seas igualada niña, debes respetar jejeje

Ella se mordió el labio inferior, y era la señal que ocupaba para tener su consentimiento a lo que ya infería.

- Y encima de todo… retadora – Le dije

Laura hizo un gesto cachondo y me saco la lengua con la cara más seductora que jamás le había visto, se dio vuelta e intento caminar a prisa. Corrí hacia ella y la tome de la cintura abrazándola y pegándola a mi cuerpo, sentí el olor de su cabello y el calor de su espalda estremecer mi pecho, pero el calor de su trasero pequeño y firme hizo que mi entrepierna se pusiera dura en un solo segundo.

- Si sigues así de grosera niña voy a tener que castigarte.

- Mire que miedo

Me pegue mas su cuerpo delgado y fino, y mi erección se acomodo en sus pequeñas nalgas dejando salir un pequeño suspiro.

- Laura… ¿ya te fuiste?

Una voz se escuchaba aproximándose a mi oficina, y rápidamente la solté y me acomode la corbata, ella solo me miro y se volvió a morder el labio caminando afuera.

Me tranquilice y nuevamente acomode mis cosas, cerré mi oficina pensando en que otro día no la perdonaría, fui al estacionamiento y prendí el carro, al llegar a la salida, casi para tomar el periférico, unas gotas de lluvia caían gruesas en el parabrisas, Laura estaba esperando a su transporte.

-Para dónde vas niña. –Le grite con el cristal a la mitad

- Voy al metro C.U.

- Te vas a mojar, ven te doy un aventón

Ella y yo sabíamos que la intención era terminar lo que habíamos empezado hace unos diez minutos atrás. Abrió la puerta y entro con cierto temblor por las gotas frías que la estaban mojando. Cerro y como orden la lluvia gruesa y fuerte azoto el parabrisas como esperando solo a que ella se subiera al carro.

En ese momento me miro y una tensión y vergüenza invadió el pequeño espacio, no sabía que decirle mi seguridad se desplomo y ella denotaba pena, pensaba en  cómo romper el hielo y regresarnos al contexto caliente del instante previo.

- A poco ¿vives en C. U?

- No, por taxqueña, pero lo tomo en imán.

- Muy bien niñita… -le dije pensando en que podría dejarla hasta allá y si todo salía bien; atorarnos en un hotel de paso que en calzada de Tlalpan abundan.

- Ay niña un minuto más ahí y ya estrías empapada

- Si ya estaba pero nos interrumpieron –Wow regresamos al juego pero me hice el formal.

- Me refiero a la lluvia niña.

- Ahh perdón. –Me lo dijo con una sonrisa perversa mientras se recogía el pelo, esa era la señal que ocupaba para darme el consentimiento explicito de sus intenciones.

- Yo te voy a mojar niña para que sigas de afrentosa.

- Huy que miedo

Sin darle tiempo a nada, acelere un poco mas y me metí en la primer entrada de mi lado derecho, tres cuadras mas y un hotel de esos que son de paso para oficinistas nos daba la bienvenida con la lluvia a todo lo que da, los ojos de Laura se abrieron completamente y su boca abierta por completo observaban sorprendida a donde la estaba llevando. Pero en un momento su temple cambio y si verme se sonrió como sabiendo que ya no había paso atrás.

Pare el carro y abrí mi puerta,  Salí a abrir la suya, ella me extendió el brazo y salió con una elegancia como si saliera una princesa de un carruaje, cerré la puerta y sin más la bese con pasión tomándola de la cintura y pegándola nuevamente a mi cuerpo. Mis manos recorrían su espalda y las suyas bajaban por mi abdomen hasta llegar a mi paquete.

En cuestión de unos 25 segundos ya estábamos calientes más que en el momento anterior, di por hecho lo sucedido y la jale a la puerta que comunicaba a recepción. Pague la cuota y subimos a una habitación pequeña pero higiénica, cerré la puerta y ella se me fue apretándome contra la puerta. Mis manos por instinto no hicieron más que quitar su ropa, retire su saco y blusa blanca de botón, ella hizo exactamente lo mismo conmigo. Desabotone su pantalón y lo deje caer rápidamente, toque sus tetas pequeñas y sus pezones muy oscuros y parados.

Su cara reflejaba la lujuria que llevaba dentro, su respiración estaba agitada, su cuerpo solo tenía un calzoncito gris de encaje rosita que parecía una prostituta de película porno, desabroche mi pantalón y saque mi pene, retire mis manos y deje que lo viera, que lo contemplara pero mi deseo era obvio, quería que me lo chupara como una sucia cualquiera. No tardo más de unos segundos y ella estaba de rodillas, metiéndose mis 20 cm en su garganta haciéndome tocar el cielo, después de unas succiones y chupadas la pare y la tire en la cama boca abajo. Retire su prenda y sin importarme nada chupe su vagina y su ano haciéndola patalear de placer, me subí en ella y la penetre fuerte ensañándome con la pequeña niña.

Laura estaba muy estrecha pero chorreante, no tardo mucho en venirse por primera vez, pero después de dejarla incorporarse le embestí con furia y saña, la voltee y la cogí de lado, su rostro hacía gestos como si estuviera en otro mundo, yo lo sabía y más me ensañaba chocándola con violencia y nalgueándola. Me apretó las piernas y sabía que se iba a venir otra vez, mi cuerpo la chocaba más fuerte y sentí que iba a terminar, unos movimientos más y ella cubrió con sus fluidos mi pene haciéndolo explotar de pasión dentro de ella.

Terminamos más que cansados, mirándonos con deseo de más pero mi horario me lo impedía.

- Por hoy es todo pero… si te portas bien niña, habrá más de esto.

- Si tú te portas bien mejor dicho.

nos vestimos no sin antes darnos otra ronda de besos. 

subimos al carro y le lleve hasta su casa obviamente unas cuadras antes.

- Mañana lo veo... Señor 


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed