El poeta y el maestro

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Las visitas de aquella alma centenaria llamada José se volvieron muy seguidas. Él se convirtió en alguien muy querido para mí,hasta tal punto que cariñosamente comencé a llamarle ''maestro'',pues tenía la sabiduría de quien vive el paso de los siglos entre dos mundos. También él me tomó cariño,mostrando el afecto propio de un abuelo hacía su nieto; conversabamos y en esas conversaciones aprendía cosas que ciertamente eran útiles a la vez de fascinantes.

Cierta tarde,en la que nos hallabamos con nuestro rutinario paseo por las calles mas olvidadas del camposanto,nos evadió de nuestra conversación un grito...ese grito...El grito inconfundible del alma quebrada que afronta el último adiós a un ser querido...

Y allí,a la vera de la esquina de aquella calle de deteriorados nichos lo observamos todo: un cortejo de personas alrededor del coche fúnebre...las coronas de flores...el dolor...el ataúd adentrándose en tal estrecha morada. Mientras todo transcurría,mi maestro se hallaba pensativo,reflexionaba y miraba al cielo,hasta que con voz pausada y casi en un susurro me dijo:

-Poeta, tú que ves lo que la mayoría de mortales solo pueden ver en la muerte, ¿Que ves tras esa mujer que llora rota de dolor?

Dirigí la mirada hacía donde me señalaba, y reconfortado respondí:

- Veo una mujer maestro,una mujer rebosante de luz celestial. Aparenta tener unos veintitantos años mortales, más en su luz,muestra el amor maternal que solo una madre podría tener hacía su hija. Es un alma rejuvenecida maestro, es sin duda la mujer mayor que estan enterrando,que en paz acompaña a los suyos antes de partir junto a dios.

Satisfecho con mi respuesta,me propuso un paseo inesperado hacia una parte del camposanto que nunca habíamos visitado. Caminamos durante veinte minutos más o menos hasta llegar casi a las mismas puertas del cementerio. Allí residian las grandes figuras,las tumbas más suntuosas perteneciente a gente famosa. Había escritores y había toreros,había cantantes y artístas... cuán diferentes eran al resto.

Al poco de adentrarnos en estos funestos ''chalets de lujo'' dimos con un ser parado frente a su propio lugar de descanso. Si antes pude ver la luz del creador,ahora ciertamente veía los efectos de la ausencia de ésta. Este ser tenía una apariencia realmente impactante; su ser era oscuro,corrupto por el paso de los años. Pareciera más que un espíritu,un cuerpo en plena descomposición. Se gritaba a sí mismo palabras sueltas en un lenguaje tan destruido que solo acerté escuchar:  ''lo tengo todo''...''yo te pago más''.

Mi maestro me miró y como si fuera un libro abierto,leyó completamente mis pensamientos:

- ¿Quien es él? Alguien en tu mundo tuvo demasiado. Tuvo el poder económico y la vida fácil de quien desempeña un oficio ocioso para la gente. Muchos hoy recuerdan sus grandes hazañas en su campo y aún hoy en la fecha de su muerte le ponen flores al desgraciado,pero mira para lo que ha quedado.

La vida que nadie le conocía lo condenó. Era avaricioso y ruin,pues siempre quería más y más; robó,estafó,traicionó y escupió al amor que una inocente le ofrecía. Ahora se halla atrapado en sí mismo,esclavo de su altivez y de su orgullo,negándose el perdón y por ende la luz del creador.

Escribe poeta estas palabras,porque la verdad es ésta,pasan los años,uno tras otro y se sigue viendo las mismas injusticias; mientras muchos seres ruines y miserables son enterrados como héroes y recordados aún después de haber transcurrido muchos años de su muerte...héroes y santos se pudren en tumbas solitaria.Ésta es la hipocresía terrenal,mientras farsantes son recordados,auténticos héroes,madres y padres luchadores,almas que llevaron el estandarte de la luz, cual estrella, iluminando la oscuridad de un mundo sombrío... yacen en ridículas tumbas y fosas comunes. Pero que sepan allá en el mundo al que de momento perteneces y al cual yo una vez pertenecí que las cosas no se quedan así; ellos podrán olvidar más no lo hace dios,que premia a los sin voz y,como ves,pone a cada cual en su lugar. Lo que la injusta vida nos niega,en la ''muerte'' el padre eterno nos entrega. 

Ante aquellas palabras que resonaron con la fuerza de mil tambores,en lo más profundo de mi ser,se produjo un difícil conflicto. ¿Podría aquella alma ser salvada? ¿Podría para ella existir aún el perdón?. Mi maestro,adivinandome una vez más los pensamientos,con una amplia sonrisa finalizó:

- Tuya es la elección: ayudarlo o dejarlo. Aún esta a tiempo de perdonarse a sí mismo y encontrar su propio sendero a la luz...

 


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