Mentes enfermas

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De verdad que hay gente con serios problemas mentales, la degeneración y los fetiches de algunas personas son un mundo completamente infinito, puesto que cada cabeza tiene una gama de locuras que ofrecer.

Digo esto, porque el mes pasado recibí un correo electrónico, no conocía el remitente y estaba a punto de eliminarlo, pero la curiosidad pudo más y finalmente; abrí dicho e-mail.

“Buenas tardes señor escritor, mi esposa y yo, hemos leído sus relatos y nos interesa contactarlo. Somos una pareja que apenas está descubriendo nuevas experiencias para nuestra intimidad y, nos gustaría hablar con usted. Esperamos su respuesta a la brevedad”

Me adjunto las fotos de una mujer desnuda pero sin dejar ver el rostro, el cuerpo era de una mujer entre treinta y treinta y cinco  años, piel clara y cabello largo lacio, unas caderas grandes y un busto del tamaño de dos naranjas grandes, una cintura delgada con una cicatriz de el nacimiento de su hijo.

Después de meditarlo, decidí responder su mensaje y en menos de diez minutos, ya tenía un nuevo correo de vuelta, me pidió un número telefónico donde contactarme, le di mi número y más rápido que nada, me estaba llamando una voz con poca seguridad.

- Buenas tardes, oiga, sé que es raro todo esto pero confió en su mente abierta para lo que le voy a decir…

- Adelante –Dije un tanto confundido.

- Es que, desde hace tiempo, mi esposa y yo leímos sus relatos y a mi esposa le gustan mucho, de un tiempo acá, mi esposa se hizo adicta a las películas porno y a leer relatos eróticos. En la cama… ella quiere que se lo haga como en las películas o como en los relatos y ella se excita mucho cuando se mete en el papel de la protagonista de las historias.

- O… ok, pero si era para felicitarme pues no era necesario, digo… yo se que estas cosas pueden mejorar su vida en pareja. Me da gusto que esto haya renovado su pasión al coger.

- No, no me entiende, mi esposa quiere tener relaciones con usted, quiere que yo los vea y ella quiere volverse una puta en sus manos. Que usted la castigue, que la penetre con violencia, que le pegue, la haga sentir como una vulgar cualquiera, ella quiere conocerlo y que le haga esas cosas que escribe pero con ella.

- Y… ¿por qué no la satisface usted?

- Lo intento, pero dada mi educación, no puedo ser tan violento con ella, y dada mi hipertensión, no puedo agitarme mucho, yo hago todo lo posible pero ella se queda con ganas, y a decir verdad… también me excita que pueda verla como ella es cogida con violencia, y que la hagan chillar y gritar de placer.

Me rasque la cabeza y la movía a los lados. No podía creer que hubiera gente así, pero la idea ya había sembrado cierto hormigueo en mí y finalmente acepte.

Una media hora más de platica y acordamos citarnos en un hotel modesto pero bonito, acudí un poco nervioso con un traje elegante y muy puntual al lugar indicado.

Entre y el esposo nos presento, el estaba con un intento de vestimenta formal lo cual no me intereso, pero ella. Estaba muy bella y más joven que en su foto, un vestidito azul marino muy cortó con unas zapatillas altas dejando ver sus formadas piernas y un voluminoso trasero. Un escote hermoso con un collar columpiándose entre sus senos firmes y cuidados.

Su cabello bien peinado y un maquillaje suave era mucho mejor que mi expectativa, con un torpe nervio de los dos, nos saludamos de beso en la mejilla y su esposo se apeno conmigo.

- Naty, amor… no seas así mi amor. Dale un beso en la boca, ya está aquí. Tanto querías esto y tú te estás apenando.

Ella se sonrojo y miro hacia abajo, pero mis manos tocaron su barbilla y la mire tranquilizándola. Respiro hondo y me beso muy tierna en los labios, yo también sentía un poco de nervios y me despegue de ella de inmediato, unos vasos de tequila se estaban servidos y el marido que tenía mucha facha de Godínez aburrido también temeroso nos los dio para relajarnos.

De un solo golpe nos bajamos aquellos tragos y pedimos otro al mismo tiempo, nuevamente los tomamos de jalón y nuestros nervios se calmaron como por arte de magia.

- Ay que empezar, quiero que la hagas sentir lo que yo no puedo, hazla venir hasta que se quede seca y tu. Complácelo en todo y deja volar tu cachondez como cuando vemos películas porno.

Aun con un poco de timidez la volví a besar, pero esta vez ya no con ternura, mis labios presionaban furiosos los suyos y, nuestras respiraciones estaban en aumento. Mis manos la acariciaban desde la nuca hasta su espalda, su cadera, sus hermosas y duras nalgas, mis labios comenzaban a morder su boca y mi lengua la calentaba jugando con la suya dentro y fuera de su boca. Llego el punto en el que nos lamiamos como perros y nos mordíamos uno al otro la boca.

Baje mis manos a sus piernas y suavemente fui subiendo mientras apretaba su piel con mis dedos, ella solamente subió sus brazos y el vestido salió pero lo enrede en sus muñecas y le hice una especie de nudo, no tenia sostén y solo la acompañaba una tanga oscura de encaje y luego pude percibir su olor a excitación. Eso me lleno de perversidad y le subí los brazos, la obligue a no bajarlos y mi oscuro ser salió a la vista.

- A ver hija de tu  puta madre… quiero que te vuelvas obediente, y quiero que complazcas en todo lo que quiero, si no lo haces te voy a pegar. ¿Entendiste puta?

Ella asintió con la cabeza

- Que si entendiste perra, contéstame… -Se lo dije dándole una fuerte palmada en las nalgas

- Si… si entendí.

- ¿Quien vergas te dijo que bajaras las manos? –Otra nalgada fuerte, esta vez en la otra nalga

Anude mas el vestido a sus muñecas y me quite la camisa, la doble y se la enrede en la cara tapándole los ojos, con lo que sobro de la camisa lo hice una bolita y se la metí en la boca, ella apenas podía respirar, y su pecho se inflaba mucho y muy rápido al respirar.

- Ahora me vas a contestar cada pregunta que te haga, pero fuerte y claro y con una respuesta extensa, así que no acepto “si o no” deben ser frases. ¿Entendiste?

- Si

-si ¿Qué?

- Si entendí amor…

- Me gusta ese adjetivo. Hoy soy tu amor, hoy seré tu hombre.

Con las manos arriba, con los ojos vendados y media boca amordazada, comencé a desvestirme, ya desnudo fui dando pasos alrededor de ella contemplando su desnudez.

- ¿Quien es tu hombre?

- Tú eres mi hombre

- ¿Quien te tiene caliente?

- Tú mi amor, tú me tienes caliente.

- ¿Ya estas caliente?

- Ya me tienes muy caliente mi amor.

Desnudo y erecto, soplaba aire caliente por su cuello y espalda en lugares inesperados, ella solo se retorcía, cada que bajaba un poco las manos la nalgueaba para que volviera a su postura. 


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