El Diario de un Viajero

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Enviado el , clasificado en Ciencia ficción
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El invierno era frio y amargo mi viaje empieza acá, todo lo he dejado por intentar averiguar la verdad sobre mi investigación, mi nombre es Erguei Ridker y me dedico a la historia se puede decir que soy un aventurero en busca de cosas antiguas, soy el capitán de un barco español de nombre INSPIRON, llevo dos meses navegando por el mar en una embarcacion a la llamada Guatemala, territorio independizado de España, busco una isla donde os esta escondido el artefacto más poderoso que este mundo haya conocido algo capaz de cambiar vuestra historia por completo, y estoy dispuesto a encontrarlo. Las consecuencias de mi viaje son duras y perecederas he tenido que dejar a mi familia atrás, lo que más me dolió fue dejar a mi hijo Peter Ridker solo, pero sé que os esta en buenas manos.

Mientras navegábamos hacia Guatemala la brisa que recorría el barco era agitadora, la tormenta por la que atravesábamos era cruel y despiadada tanto que el barco parecía una pequeña roca llevada por un creciente rio, a lo lejos los 32 hombres que me acompañaban en mi viaje parecían perturbados por lo que miraban.

— Capitán — grito, tapándose la cara—, nos acercamos más a la tormenta deberíamos retirarnos.

— Retirarse no es una opción marinero — respondí —, levantad las velas quiero que os dirijas al ojo de la tormenta.

— Pero Capitán.

—Es una orden, no una petición marinero hacedlo ahora — interrumpí dando un leve grito.

Un leve ruido se oyo a lo lejos, que alteraria a toda la tripulación.

— Piratas — grito un tripulante que se encontraba en lo alto del mastil central.

Era dificil diferenciar un barco en medio de aquella tormenta.

Es una maldita broma.

Todos los hombres en el barco alterados empuñaron sus espadas viendo por todos lados para poder encontrar el barco enemigo.

Maldito tripulante lo tirare al agua.

Los hombres empezaron ha desempuñar las armas, cuando de la tormenta emergieron unos hombres colgados de una soga, saltando al barco, unos pocos alcazaban a llegar a la cubierta del barco, mientras que otros salian volando a las profundidas del agua desapareciendo en la cruel tormenta.

— Ataquen —, grite fuertemente.

Eran facil diferenciar a los piratas, ya que, vestian de prendas sucias y gastadas, algunas casi rotas y descalzos.

Mientras que mi tripulacion tenia el traje de la armada española. En la cubierta del barco se lograban ver pelear a mis hombres contra los piratas. Necesitan mi ayuda o no ganaran esos desgraciados. Solte el timon del barco y le grite a uno de los tripulantes que estaba al lado de donde me encontraba.

— Tomad el timon, mantenernos los mas lejos posible del barco enemigo.

Salte a la cubierta del barco, cuando caí se escucho el sonido de un cañon. Entre la cruel tormenta se puedo ver un resplandor rojo que se fue acercando rapidamente hasta pegarle al barco justamente en el centro de la cubierta, lo que ocasiono que varios, no solo de mis tripulantes sino que algunos enemigos salieran disparados fuera del barco.

— Preparen los cañones — grite a mis tripulantes.

Agarrando dos cuchillos de mi cinturon, las lanze en direccion a dos piratas que estaban frente a mi.

Estan muertos.

Empuñando mi espada ataque rapidamente al desgraciado que me intento atacar por detras, cortandole el pecho, lo que ocasionaria su muerte

Estupidos piratas no son nada para mí.

— Los cañones estan listos capitan — grito uno de mis hombres.

Voltie mi cabeza hacia los lados para poder visibilizar el barco enemigo. No lo lograba encontrar, los cañonazos se volvieron a escuchar esta vez pude ver que el barco de enemigo se encontraba a estribor, pero ese ataque acabo casi con todos los hombres de la cubierta.

— Disparen a estribor — grite dando ordenes.

Mis ordenes fueron cumplidas. Tres cañonozos acertados en el barco enemigo. Todo fue silencio por unos segundos hasta que logre ver el barco enemigo, este se encontraba demasiado cerca, no habian dudas iba a ser un inminente choque. El barco pirata era grande, un viejo galeon que por la aparencia era robado de la armada francesa y su flameante bandera de color rojo que advertia a los barcos que se cruzaban en su camino que se rindieran, pues de lo contrario no tendria consideracion con sus vidas.

Pero no me atemorizaran esos malditos.

El barco dio un fuerte impacto y caí a lo que mi ojos parecia el vacío de la soledad todo parecia perdido hasta que quede inconciente.


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