Sometida por John Killer, el gigante(Parte 1)

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Soy Nadia Dimytrova, y estaba ansiosa por comenzar en mi primer trabajo. Egresé de la Universidad de Moscú con notas sobresalientes y eso me posibilitó una plaza en el exterior. Tenía el mundo para mí por delante, a mis 24 años, soy una hermosa rubia platino, típica eslava, llevo una coleta en el centro de la cabeza que tensa el pelo; ojos azules y rasgados, nariz pequeña pero proporcionada y recta. Labios carnosos y un cuerpo muy atlético que cuido con mucha disciplina. No soy nada parecida a los que estereotipos que imagináis de los científicos…

Llegué al Instituto de Investigación Norteamericana, y fui muy bien recibida. Comencé mi trabajo y era realmente apasionante. Pero un incidente ocurrió aquella noche de invierno…

Las luces blancas iluminaban el interior de la sala como si fuese de día, sin embargo el reloj digital, marcaba las 00:21:11 de la madrugada. El espacio permanecía perfectamente limpio y esterilizado. Un grupo de tres científicos abandonaba el lugar después de una extensa jornada laboral. En un escritorio repleto de ordenadores, permanecía yo… concentrada en las explicaciones de  mi jefe. Recientemente doctorada y experta en biotecnología. Había sido contratada por el gobierno americano, exclusivamente para este proyecto… El Proyecto Alpha Human…

Mi jefe Roger, daba las últimas indicaciones informáticas para mantener en orden el sistema de incubación humana. Las órdenes eran sencillas, pero un fallo por descuido podía tener consecuencias desastrosas.

En el interior de la cápsula permanecía John “Killer” en estado de hibernación. Había sido un recluso que falleció dos años antes cumpliendo la pena de muerte por violación y asesinato en Texas. Su cuerpo había sido donado para aplicaciones científicas.

Quedé sola en el edificio, la institución se encontraba aislada en el desierto de Nevada, con sistemas de seguridad perimetrales. Pero debido al status de TOP SECRET, no podían permanecer en el edificio, cámaras ni guardias.

Comprendía la seriedad del proyecto, estaba muy avanzado… La finalidad era crear el humano “perfecto”, combinando biotecnología y nanotecnología. A partir de él se lograría la reproducción de una nueva raza superior.

 

La noche marchaba bien, yo abandonaba mi puesto sólo para buscar café de la máquina. Estaba agotada de llevar tantas horas en el ordenador. Pero siempre fui muy disciplinada en todos los aspectos de mi vida. Cultivaba la mente, el cuerpo y el espíritu con la tenacidad de un guerrero.

Mientras cargaba mi taza de café, el monitor central recibió un mensaje. Era un largo pasaje de números y letras en código…

Cuando volví a mi puesto, encontré el sistema silenciosamente descontrolado. Un hacker había tomado el control del sistema, encubriendo las señales de fallo emitidas…es decir que nadie podía saber en el exterior la situación. Los sistemas informáticos bloqueados, los accesos, los sistemas de emergencia y bloqueo…todo. Cogí el móvil para solicitar apoyo, pero todo daba fallo. El sistema de hibernación comenzó a funcionar por sí sólo, a activarse y a mezclar los compuestos integradores aleatoriamente. Comprendí que mi única opción era ponerme a salvo e intentar conseguir ayuda, aunque los sistemas de comunicación continuaban sin funcionar.

Luego de 25 minutos, una breve explosión apagó todos los sistemas y la luz central… un vapor salía de la cápsula y las compuertas se abrieron. Todo había pasado.

En el interior permanecía el cuerpo de John Killer. Un cambio genético había cambiado sus proporciones. Mi espíritu científico me obligó a acercarme y con una grabadora de voz, documentar lo que podía observar.

Nadia. –… John Killer permanece atado a los arneses pero se pueden observar cambios en su estructura. Aproximadamente un aumento en estatura del 40 por ciento, y un incremento en la masa muscular del 100%. El individuo mide entre de 2,30 y 2,40 metros, y cerca de 140 ó 150 kilos. Ha perdido en el proceso todo el cabello, cabeza, cejas y pestañas, pecho y zona púbica. Pendiente de comprobación la exploración interna, pero los órganos genitales externos se observan normales, e incrementados en tamaño proporcionalmente a la masa muscular.” Acercó su linterna y le abrió un ojo. “Pupilas con dilatación normal, signos vitales nulos”…Estaba muerto pero su estructura se había modificado. “Es un ejemplar perfecto”

De pronto las luces encendieron…levanté la vista por acto reflejo al techo, y en ese momento John Killer me tomo por el cuello con una sola mano y me elevó del suelo mientras se incorporaba. Los arneses de sujeción saltaron sin oponer resistencia. La grabadora voló y cayó debajo de una de las mesas. Pude ver que los signos vitales aún figuraban ausentes, aunque Killer estaba teniendo movimientos totalmente coordinados. Acercó su cara a la mía, mientras me ahogaba y me dijo: “Quieeen eres…” con una voz grave y rasposa.

No podía emitir palabras sólo patalear como un conejo atrapado de las orejas. Me lanzó a través de la habitación a unos 5 metros de él sin ningún esfuerzo.

Al caer… tosiendo, me identifiqué rápidamente… él se quedó mirándome fríamente. Yo estaba aterrada, pero sin razón aparente John estaba calmado… después de tres minutos de silencio y tensión le hablé: “Sabes quién eres?”… y para mi ingrata sorpresa él me contestó… “Claro…soy John Killer… pero no te haré daño” y sonrió. Dudé de mi seguridad. En la consciencia del monstruo había un asesino varias veces más fuerte que yo. Estaba a su merced. Intenté calmar la situación hablándole.

Se acercó a mí y me dijo… “dime porqué veo todo tan pequeño…y a ti, tan pequeña?”.  Le expliqué –“Has aumentado en tamaño y peso mides aproximadamente de dos metros treinta”.

Me miró lentamente de arriba abajo, yo estaba arrinconada entre una pared y unos escritorios. Se encontraba en cuclillas inclinado hacia mí a un metro más o menos. Inspeccionándome. Entre sus piernas colgaba su pene de más de 20 centímetros. Flácido y todo, era grueso casi como mi brazo… Lo miré, y miré fugazmente su polla y él se dio cuenta. También se la miró. “Esta vez la tengo muy grande…”

Me puso de pie para compararse. Yo le llegaba al esternón… aun teniendo mis tacos puestos. Sus genitales, se encontraban a la altura de mi abdomen… eran gigantes.

Nos sabía porque pero comencé a sentir una atracción irresistible… Seguramente porque JK estaba cargado de testosterona, una hormona que nos atrae sexualmente a las mujeres. Comencé a verlo con deseo. Pero intentaba dominarme.  Sentí mi vagina humedeciéndose, sin poder evitarlo… Y John K, era ahora un espécimen perfecto creado para la reproducción. Agudamente inteligente, podía percibir cada uno de mis pensamientos.

Él se acercó y olió mi cuello. “Hueles bien…” hipnotizada frente a él, retorciéndose suavemente por su encanto, le respondí que “si”, con un sonido sensual, suave y prolongado. Me dijo: “Conozco cada uno de tus deseos y fantasías más profundas… se lo que haces cuando nadie te puede ver…” Aquello me excitó profundamente, le miraba la polla sin pestañear, humedeciendo mis labios con la lengua, sin poder dominar mis actos y gestos, respirando agitada… El programa era un éxito, él era todo lo que habíamos querido lograr. Pero me estaba afectando a mí.

CONTINUARÁ...


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