Quien avisa no traiciona.

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Claudia, mi esposa, le puso toda la garra, suspiros y gemidos acompasados con cada  entrada de mi miembro hasta que yo no pude dilatar el epílogo, el primero y único de esa noche.  Quedamos tumbados lado a lado, en silencio y sin aire por el desborde provocado por los sentidos gratificados y empeñados en deleitar a la contraparte.

Llegado el sosiego, ella abrió la charla post-coito, con una “noticia” para mí:

-              Tengo que contarte algo: hoy Jaime, mi jefe, me besó. -

Enseguida agregó:

-              Al entrar a su oficina él estaba cerca de la puerta, la cerró, me apretó contra la pared con su cuerpo, tomó con ambas manos mi cara y comenzó a comerme la boca –

-              ¿Y vos que hiciste? – la invité a seguir el relato.

-              Bueno….protestar no podía porque tenía la boca cerrada por la suya….forcejeé un poco…..pero comencé a disfrutar el jueguito  y….me dejé llevar. -  

-              ¡Ahhhja!! ¿Y hasta donde te dejaste llevar? –

-              ¡Juan!!!....¡Me deje apretar mallll! ¿Viste?...Juego de lenguas, caricias en las tetas, culo y …me bajó el cierre del pantalón y me acarició la chocha con y sin la bombacha de por medio. Yo le manoseé  el badajo. Lo tenía como garrote.  –

Me dí vuelta para, apoyado en los codos, poner mis ojos en sus ojos:

-              ¿Te cogió en la oficina o dónde? –

-              No me cogió….me lo propuso…me lo pidió…me rogó…y  me costó un kilo y la yapa no “agarrar viaje”. Ni te imaginás lo que pasó: como jodiendo le dije que me acostaría con el si, y sólo si, su esposa Lorena se dejaba, antes, voltear por vos.-

La miré incrédulo. Sostuvo la mirada y siguió:

-              Jaime lo pensó no más de cinco segundos al cabo de los cuales me respondió: “creo que puede hacerse. ¡Seguro que si! Voy a charlarlo con Lorena y mañana arreglamos el cómo y el cuándo”.  No lo podía creer, ¡Son swingers!!!!  -

No me gustó que me involucrara en su entuerto sexual:

-              ¿Cómo se te ocurre? Que vos quieras ir a la cama con tu jefe, no te habilita a meterme en tu asunto….Yo elijo a quien ponérsela o no ponérsela. -

-              ¡Paráaaa Juan!!!...Ya te dije que lo plantee en joda…No tenía la menor idea de que podía ser posible. Dicho sea de paso, vos la conoces a Lorena: está re-buena y es jovencita, mal no las pasarías con ella –

-              Claudia ¿Queres coger con él? No te va costar nada: decile si la próxima vez que te lo proponga y listo. –

Se incorporó embroncada y se encerró en el baño para higienizarse. Salió con las ropas de dormir y se acostó. Era mi turno de higiene, a mitad camino hacia el baño me arrojó su molestia:

-              Ya veré, mañana, como le digo a Jaime que ni Lorena ni vos entran en el juego….no vengas después con que………….  –  dejé de oír lo que seguía al cerrar la puerta del baño.   

El día siguiente salí temprano de casa. Dejé a mi esposa dormida.

Cené solo, arroz con atún que tuve que prepararme, y me dediqué a responder algunos emails y otras tareas pendientes. Pasadas las 22 Hs, llegó Claudia, impecablemente vestida y maquillada. Sólo tenía algo húmedo su largo cabello rubio lacio.  Suponiendo que no dejaron la oficina por el hotel antes de las 18 Hs, hora normal de salida, habían  tomado un turno de 3 Hs. Ella murmuró un “hola” entre dientes y amagó dirigirse al dormitorio.

-              ¿Se terminó el turno y tuviste que largar el secador? – le dije con toda intención.

Detuvo su andar, giró el cuerpo, fijó su mirada en la mía y la sostuvo en silencio, hasta que tan intencionadamente o más que yo, me dijo:

-              Si….el tiempo corre rápido cuando una la está pasando de maravilla…-

-              ¡Vaya!!!.....parece que descubriste habilidades….masculinas…. superlativas en el Varón –

-               Si ¿Yyyy???” –

Sin esperar mi respuesta entró en el dormitorio.

Continué ocupado en la computadora una media hora más, luego de pasar por el baño para higienizarme y “vestirme” para la noche, me detuve apenas transpuesta  la puerta del dormitorio. Claudia acostada primero me dedicó una mirada apática, a los pocos volvió a mirarme ya intrigada hasta que no pudo contenerse:

-              ¿Qué haces ahí?  Ya es tarde, acostate de una vez –

-              ¿Puedo? Pensé que con mis dotes de cabotaje ya no…..-

La cara se le iluminó con la sonrisa hermosa que tiene y me interrumpió:

            -  Vení, no seas boludo. Vos sos el “master of univers” para mí. -   acompañó las palabras con dos movimientos: apartó la sábana y separó las piernas dejando a mi consideración su entrepierna. La bombacha que vestía era negra, pero yo “embestí” como un toro ante el rojo. En un santiamén estábamos cogiendo desaforados.

Nunca imaginé que la sucesión de acontecimientos de las últimas 24 hs: relato de Claudia del encuentro erótico con su jefe, el aviso, sesgado pero aviso al fin, de que se dejaría coger por él, el retraso al volver a casa del día siguiente, los cabellos húmedos, la “declaración” de que había disfrutado largamente del, mejor dicho de los polvos consumados, me excitarían hasta el punto del, desmedido deseo que sentí por ella, a pesar de que me había adornado la cabeza con larga cornamenta.

No quedé satisfecho con la cogida, una vez recuperado el aliento, pretendí una segunda vuelta.

Claudia me pidió dejarla para el día siguiente ya que experimentaba una molestia (irritación) . “De  veras que tu jefe te dio para que tengas y archives” pensé. Conmigo, en mis mejores momentos, ella era la que demandaba más acción y yo llegué  hasta un tope de tres cogidas y ella demandante.

Transcurridos unos días Claudia me hizo un relato pormenorizado, (supuestamente completo) de lo sucedido ese día, en un hotel de la calle Independencia. En poco menos de tres horas se ducharon juntos, el tipo le sacó el primer orgasmo sin penetrarla (“me lamió y mordisqueó los labios de la chocha y el clítoris, me metió la lengua y los dedos adentro hasta que me vine en su cara”), Le pidió que le chupara el miembro y los testículos hasta acabar y cogieron cuatro veces, la última terminada  por el culo.

-              Es un partenaire insaciable, parece tener una reserva de semen inagotable. Lo suelta y, minutos o segundos después,  vuelve a tener  una nueva erección. –

Concluyó con que, si bien había disfrutado “el sexo oral que me hizo y el convencional me encantaron”  no le había agradado el sexo anal, y mucho menos el sexo oral que él le exigió.”

Claudia aseguró que no volvería nunca más a entreverarse con el (vaya uno a saber si cumplió y va seguir cumpliendo con el propósito).

En fin, no tengo autoridad moral para criticarla: yo me sigo cogiendo mi secretaria Marina, hermosa y ardiente, sentada en el escritorio o en un cuarto de hotel. Y nunca se lo dije a Clau.

Ella, en cambio, me avisó que lo iba a hacer,

¡Quien avisa no traiciona!!

 

 


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