LOS GIROS INESPERADOS DE LA VIDA 1ª parte

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Tan solo tenía catorce magníficos años, felices, con mucho cariño en su familia y por supuesto, enamorado perdidamente de su mejor amiga, Laila, risueña, soñadora, alegre, sencilla, con unos ojos que le embriagaban a Tranco, ( apodo puesto por los amigos).

Los dos amigos, disfrutaban tanto en el colegio como las salidas y excursiones que realizaban. Con la inventiva que tenían ambos, sabían disfrutar y asegurarse aventuras constantemente.

Lo mismo hacían deberes juntos, como inventaban excursiones para buscar tesoros, o montar tiendas de campaña, (más bien casetas con unos cuantos troncos) y creerse que eran los reyes de algún país lejano.

Era una relación bonita, llena de ilusiones, donde creaban futuros para ellos, llenos de buenos propósitos.

Tranco, era muy feliz, viéndola bailar al son del viento en pleno campo, o en las ocasiones que Laila le explicaba sus sueños para el futuro, tumbados plácidamente en la hierba,y/o observando las estrellas. Eran tantos que se reían al contar los años que necesitarían para realizarlos. Verle esos ojos brillantes al describir sus futuras vivencias, le llenaban de emoción, y su amor por ella le embriagaba, sintiéndose la persona más feliz del mundo.

Claro que se podía sentir maravillosamente bien, también tenía el amor incondicional de sus padres, su relación con ellos, era de mutua confianza y cariño, con una compenetración, comprensión y respeto, inigualable.

Siempre hay un “ pero”, para modificar las ilusiones, sueños y felicidad de una persona.

Así sucedió con Tranco y Laila.

Los entramados de la vida, giran y giran, se enredan tanto que se crean terribles nudos, muy difíciles de deshacer.

Tranco, notó en sus padres, que la alegría existente en el hogar, se estaba evaporando como por arte de magia.

Pensó que sería algo pasajero, pero no dejó de observar ciertos cambios.

Su padre, permanecía más tiempo en la casa y su madre ya no cantaba como en tantas ocasiones.

Al preguntar, sobre el ambiente en casa, que parecía más triste, sus padres intentaban quitar hierro al tema. Sí le explicaron que se había quedado sin empleo el padre y tenía dificultades en conseguir en breve otro.

Tranco, les animó, pensando que se preocupaban con mucha facilidad, nunca habían tenido carencias, no se podía imaginar, que esa situación les afectase tanto.

Con el paso del tiempo, los cambios ya eran considerables, apenas había alimentos en el hogar y sus padres permanecían mucho tiempo en silencio,con la mirada perdida en sus pensamientos.

Laila y Tranco, hablaban del cambio, los padres eran amigos y Laila, escuchó a los suyos, el problema de éstos.

Para Laila, ésta situación le entristecía mucho, en ocasiones le animaba a su gran amigo, y otras, permanecía en silencio junto a él, respetando sus momentos de tristeza.

Las risas y aventuras quedaron arrinconadas para tiempos mejores. En esos momentos estaban asimilando otra situaciones que nunca se habían imaginado, que les pudiera suceder.

La situación, se agravó mucho. Ya no podían pagar la luz, y la madre pedía alimentos a los vecinos ya que en las tiendas no le fiaban más.

Un atardecer, los padres decidieron explicarle las intensiones que tenían para salvar la situación.

Les habían hablado de una país, donde había trabajo para todas las personas, tenían un contacto que les ayudaría al principio, tanto para tramitar los permisos,buscar alojamiento y trabajo. Otros compatriotas les habían contado lo bien que se encontraban allí.

La decisión, era ir primero ellos, y en cuanto tuviesen trabajo y vivienda,le mandarían el pasaje para reunirse los tres. Mientras tanto, viviría con un pariente del padre, al cual nunca había conocido, y vivía a 1.000 km., de su casa.

Lo habían pensado muy detenidamente, pero ya no les quedaba más opciones, y les habían hablado muy bien de aquel país, que aún no sabían ni el nombre.

Las lágrimas de Tranco y sus padres, fluían como un torrente imposible de darle fin. La tristeza les embargaba de forma destructora, implacable, y totalmente amarga. Para Tranco, era como el principio del fin. No se podía hacer una idea,imposible asimilarlo como un proceso corto en el tiempo. Lo único que sentía, era la separación de sus seres más queridos, el abandono, la soledad, y desesperación.

Toda su seguridad, apoyo, y cariño, se desvanecía como un viento de otoño que arrastra las hojas.

Sus padres, le abandonaban,( así lo percibía), viviría con un familiar al cual no conocía, sus amigos desaparecían de su vida y Laila, su mejor amiga, su verdadero amor, sufriría como él.

Solo en su habitación, sin poder conciliar el sueño, intentaba buscar una solución. Fue consciente por primera vez, de los giros que puede dar la vida. En un instante, se hizo mayor y comprendió las dificultades que estaban padeciendo. Al igual que sus progenitores, tampoco encontró otra solución.

A pesar de todo, sentía que su cuerpo y su alma, se hacían mil pedazos, que la soledad, y desprotección, serían sus compañeros.

Llegó el día de las despedidas, duras, sería quedarnos cortos. Más bien desgarradoras,en la casa, había un silencio aterrador, la tristeza inundaba cada esquina del hogar, las lágrimas derramadas durante mucho tiempo, no fue nada, comparando con el día de salida.

Tranco, pasó por todos los rincones de la casa, queriendo mantener en las retinas, cualquier objeto por pequeño que fuese, dejando que su olfato se inundara de los olores, percibiendo el calor y cariño que encerraba . Su vida quedaba allí, sus catorce años, detrás de una puerta que fue su hogar y aún pudiendo volver algún día, ya no sería igual.

Sus padres, sin poder levantar la cabeza, sollozando y abrazando a su hijo, sin poder mirar atrás, a su casa, al lugar donde fueron ta felices, a su mundo que se rompía.

Familiares y amigos, se concentraron para despedirles y darles ánimos en la nueva andadura que tenían por delante.

Ellos, se dirigían hacia el aeropuerto, hacia un futuro incierto, con temor e incertidumbre, y a la vez con profundos deseos que terminase pronto esta pesadilla para poder reunirse los tres de nuevo.

Tranco, ya en un autobús, camino hacia un futuro incierto y solo. Los ojos de Laila, se quedaron clavados en el autobús, en su amigo del alma, en su amor, miradas que se quedaron en el corazón roto de ambos, en sueños de aventuras destruidos, en silencio y promesas de mantener el contacto.

 

 

 

 

 

 


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