Historias de psiquiátrico 2

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Tras la noche anterior, no paraba de pensar en el pasillo derecho de la segunda planta, y la amenaza de Paula, quien sabe si todo era fruto de la psicosis, del brote que sufrió o que paso realmente, pero esta noche tenía que volver al hospital y algo me decía que debía de estar muy alerta, porque la muerte del día anterior no era casualidad y el ataque sufrido un par de horas antes menos.

El centro llevaba muchos años abierto y sobre el pesaban demasiadas historias y todas envueltas en un ambiente tétrico y perturbador.

Decidí intentar olvidarme del tema, una ducha rápida y un café caliente entre mis manos y vería el tema desde otro punto de vista, me dirigí hacia el trabajo, una vez dentro y tras fichar me encuentro con que solo estoy yo, y aparece detrás de mí el enfermero jefe y dos celadores, no comprendía nada.

Tus compañeros están de baja, no pueden pensar con claridad después de lo sucedido anoche y durante unos días estaremos nosotros contigo.

No quise discutir, pero me parecía demasiado raro, recogí mis informes, el parte de incidencias del día y me dirigí hacia mi planta, tras las primeras horas del turno y tras repartir mis medicaciones como solía acostumbrar, sentí pasos detrás de mí y al girarme me encontré al joven celador

Perdona, que te moleste, pero necesitaba bajar al garaje, olvide la cena en el coche y no tengo llave. Dame un segundo y bajo contigo.

A los pocos minutos nos encontrábamos en la fatídica escalera de la noche anterior, al encender la luz no sé qué pensaba encontrar, pero mi corazón dio un vuelco al iluminarse aquel codo donde encontré a Paula; todo estaba tranquilo, la sangre del suelo había sido limpiada.

Bajamos escaleras abajo, hacia las entrañas oscuras del hospital, la verdad que el paseo no era nada agradable, silencio, oscuridad y más a esas horas de la noche, tras unos minutos llegamos al garaje, el compañero cogió la cena de su coche y volvimos sobre nuestros pasos, un fuerte sonido nos paralizo a escasos metros de la puerta para subir las escaleras, era la alarma de seguridad, el busca comenzó a pitar

¿Qué pasa? ¿Dónde salto la alarma? En la pantalla marca sótanos, puede ser en cualquier parte. De acuerdo, estoy aquí abajo, descuida que ya vamos ¿Cómo que vamos? ¿con quién más estas allí abajo? Con uno de los celadores, olvido su cena, cuando sepa donde a saltado te aviso

Fuimos juntos por toda la extensión de la planta, era demasiado grande, demasiados pasillos y estancias, no había rastro de que nadie hubiera pasado por allí en horas, todas las luces estaban apagadas, pero al volver de nuevo ya para subir, haciendo una seña a compañero volvimos hasta el garaje, hacia demasiado frio allí, aquello quería decir que la puerta estaba abierta, como podía ser si hacía unos minutos habíamos estado allí y todo parecía normal, la luz del techo no encendía, cerramos los coches con el mando a distancia y las luz iluminaron la estancia, algo se agazapaba entre dos coches no distinguíamos que era, no parecía un animal, pero si era humano estaba demasiado encorvado, no podíamos volver y dejar aquel ser campando a sus anchas por toda la parte subterránea del complejo, pero tampoco enfrentarnos a algo a oscuras y sin saber que era tan siquiera, agarrando del brazo a mi compañero y sin hacer ruido salimos de allí, cerrando la puerta tras nuestra, apoyándonos con nuestro peso sobre la puerta con nuestro peso por si aquel ser quería salir, de esa forma solo podría salir hacia la calle y no hacia el interior del centro.

Oye, ya se lo que a saltado la alarma ¿Qué es? - respondió atropelladamente- Hay algo en el garaje -solo pude responder- ¿Cómo que hay algo? No me jodas, si habíais estado allí hacia minutos Algo hay, no sé qué es y la puerta de la calle está abierta, estamos apoyados en la puerta que da al pasillo por si quiere salir Esto es de locos, puertas que se abren solas, cosas que se cuelan delante de nuestras narices, esto no es normal Todo se solucionaría, si hubiera personal de seguridad, lo e repetido mil veces, así que deja tu sillón del despacho y mueve el culo hasta aquí, esto es serio

No obtuve respuesta, salvo un portazo, al poco le tenía allí delante de mí, estaba blanco como su bata, por fin sabía lo que se cernía sobre nosotros durante las noches en el culo del mundo metidos en aquella casa de locos.

¿Sigue hay dentro? No se ha oído nada dentro, supongo que este

Se dirigió hacia el interior, con más miedo que vergüenza, cuando se abría sonó un chirriar, los tres nos quedamos paralizados, quien o que había activado la puerta se estaba cerrando la luz estaba encendida, pero había un charco de sangre en el suelo entre los coches donde vimos la extraña figura. No sabíamos si movernos, quedarnos en el sitio o salir corriendo.

En ese momento una figura blanca con unas piernas extremadamente delgadas salió corriendo hacia la puerta y la atravesó como un rayo antes de que esta se cerrase, tras salir detrás de aquella estela blanca la puerta se cerró en nuestras narices.

Y allí estábamos los tres mirándonos con cara desconcertada sin saber que había pasado, que era aquello, ni cómo explicarlo de forma que no saltasen las alarmas y el pánico.


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