Las Vueltas del Destino. parte 1

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Vueltas del Destino. 

Capítulo I

Inesperada Sorpresa. Unos padres únicos. 

 Cuando eres una niña, sólo quieres sentir el cariño de tus padres, jugar todo el día con tú mejor amiga y confidente la muñeca. No imaginas que el mundo real, puede ser despiadado, cruel con las criaturas indefensas. Para Sofía su mundo son sus amorosos padres. Y su mayor preocupación es adivinar que golosinas le traerá su padre al llegar a casa, claro deberá leer la lección completa sin tartamudear o comerse algunos sonidos. Hoy en el Preescolar la maestra Eloísa le colocó una carita feliz en el libro de lectura y sabé que eso hará feliz a sus padres. 

Ellos viven para ella, desde que supieron la noticia de su llegada, volcaron todos sus planes y anhelos para recibirla con todo su amor. Sofía apareció cuando ya Paulina había perdido toda esperanza de ser madre. Ella y su esposo Dagoberto se sometieron a todo tratamiento de fertilidad pero nada daba resultado. Paulina se casó con el insistente y jovial Dagoberto cuando ella tenía 34 años y él 29 atolondrados años de edad. Para Dagoberto fue una ruda batalla entre flores, cartas, email, pancartas, serenatas, chocolates y recados llevados por su cómplice y amigo de andanzas Manuel.

Pero nada lograba que Paulina, enfermera del área de maternidad le diera el sí rotundo a aquel loco enamorado. Paulina, sentía que su mayor impedimento era la edad. Consideraba a aquel joven como un muchacho con un exceso de alboroto hormonal. No creía ni por un instante en su sincero amor por ella. 

Finalmente luego de largo y angustiosos 2 años pudo ganarse el amor de su Paulina. Se casaron en una sencilla pero disparatada boda al estilo de Dagoberto. Pasaron años y la pareja lucían más unidos y enamorados. Ella ya era la jefa de enfermera del Hospital General. Él ya tenía su propio negocio agropecuario donde además de vender artículos y equipos agrícolas también brindaba asesoría a los agricultores de la zona. Aún seguía siendo una persona divertida y complaciente con la personas. 

Ellos era muy queridos por la comunidad. Su mayor alegría llegó cuando Paulina sintió un malestar estando ayudando a Dagoberto en la tienda. Sufrió un desmayo. Cuando despertó, su esposo sostenía su mano y en su rostro reflejaba una cómica sonrisa. Ella extrañada le pregunto:  -Cariño ¿estás bien? Me asusta esa loca sonrisa. -En eso, ella pone su mano en la frente para descartar una fiebre. Pero él le dice: Amor, tengo fiebre de felicidad, soy el hombre más feliz de el mundo. Te amo más que nunca. Y sin aguantar de un plumazo le dice a Paulina: ¡Estamos embarazados!

Capítulo II

Ha llegado un ángel. 

Los siguientes meses fueron para Paulina de reposo absoluto. Su embarazo debido a su edad, tenía 40 años fue considerado de alto riesgo, en mas de una ocasión estuvo al borde de perder al bebé, estuvo deprimida pero Dagoberto siempre le dio el ánimo necesario, la cuido y consintió en todos sus antojos, sin embargo había ocasiones que sentia que sus angustias lo delatarian. Un 23 de diciembre Sofía llega para completar la unión familiar. 

Capítulo III

Triste Despedida j

Sofía, la traviesa y adorada Sofía, ha mantenido ocupados sus protectores padres. En el rostro de Paulina cada día se ve reflejado un brillo indescriptible de amor hacía su esposo y su ángel Sofía. Dagoberto ha hecho todo lo posible por brindarle a sus mujeres todo lo necesario y por supuesto su amor incondicional. Es el papá, payaso, bufón, rey, caballito y todo lo que sofía quiera que el represente cuándo juegan. El negocio va bien a pesar de algunos inconvenientes económicos. Sofía va creciendo hermosa, con buenos valores. Su tío Manuel en ocasiones la lleva a casa a jugar con su hija menor Melody. Tiene tres varones ya adolescentes. 

Un día Paulina y Dagoberto salen de fin de semana, para lo que será una segunda Luna de miel, lo que es gracioso porque ni siquiera tuvieron la primera. Disfrutaron del sol de la playa, Dagoberto admiraba el bien torneado cuerpo de ébano de su esposa, herencia de sus ancestros afrodescendientes. El era un catire muy guapo de ojos color miel como los tenía Sofía. Se amaron, disfrutaron el uno de otro con todo el amor que pudieran profesarse. Eran el uno para el otro. Juntos por siempre. Juntos hasta la eternidad. Un fatal accidente le robó a Sofía a sus queridos padres. Ni siquiera hubo un adiós. Todo fue oscuridad. 

Capítulo IV

Amarga Realidad. 

Han pasado tres años desde que Sofía perdió a sus padres. Tiene ya nueve años, después del funeral, estuvo en casa de su tío Manuel, que estaba muy afectado por la muerte de sus amigos. Él y su familia le brindaron el cariño pero no pudieron quitar la tristeza de la niña que a cada instante pregunta porqué sus padres no volverán jamás. Luego de una semana, llegó al pueblo una señora llamada Leticia para llevarse a Sofía a lo que sería su nueva residencia en la ciudad capital. 

Era la hermana mayor de Paulina. Al parecer tenían años sin mantener contacto desde que Paulina dejará la casa al morir su madre. Al llegar a la casa de su tía Leticia, el recibimiento fue frío y distante, en la casa habían más familiares pero ninguno salió a recibirla. La acomodaron en una habitación junto a una chica adolescente de unos 15 años. Su nombre era Jesabeth y lo primero que le dijo fue que no se atreviera a tocar sus cosas. Sofía pasó la noche llorando en silencio bajo las sabanas. Esa era ahora su amarga realidad. 

Capítulo V

Rebeldía. 

Sofía ya tiene 15 años, aún vive con su tía Leticia, pero sigue siendo la extraña. Gracias a su tío Manuel, recibe mensualmente dinero del negocio de su padre que desde su muerte ha sido él quien lleva la administración y quien lo atiende, al igual que cuida la casa de sus padre hasta que cumpla la mayoría de edad. Lo hace porqué así lo dejó estipulado Dagoberto en su testamento.

Es por ello que Leticia nunca ha podido tocar ni un centavo de Sofía. Ella se ha vuelto rebelde, ya casi termina el bachillerato. Desde siempre tuvo que ganarse el pan en casa de su tía, tuvo que lavar la ropa de sus primos,  cocinar, limpiar la casa y hacer los mandados. Su tía al igual que su prima siempre le recuerda que está arrimada. Ella aún llora por las noches y en el día es tan dura como una piedra. 

 


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