LA PASARELA TEMERARIA - Serie de Relatos Lady Writer

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Terminaba de firmar el artículo que aquella vez nos había brindado la semana de la moda, y como Lady Writer, lo hacía. Ya que como directora del periódico no debería, pues desde la muerte de la becaria aprovechaba aquella columna para intentar averiguar quién la había asesinado. Curiosamente todavía el asesino andaba suelto por ahí y yo Irene estaba segura de que él leía aquel periódico y sobre todo aquellos escritos que no con más de mil letras, ayudaban a la policía, descubriendo en más de una ocasión con la noticia pistas sobre los casos que ocupaba aquella sección. Y convencida me sentía de que un día lo delataría...

Para aquella ocasión iríamos a la ciudad, dos becarios, tres fotógrafos y una servidora, la principal reportera a cubrir aquella noticia llena de encanto, fantasía y chicas guapas. No había ninguna duda de que los caballeros que nos acompañaban, entre los que se encontraba mi esposo estarían encantados con el trabajo que tenían que desempeñar, ya que fotografiar a las modelos en ropa interior era una de sus actividades periodísticas...
Mi marido desde su desafortunado cese como director del periódico a causa de aquella acusación falsa sobre la muerte de su primera mujer y del que había salido afortunadamente absuelto, su trabajo era el de acompañar a los periodistas como reportero gráfico. Siempre solíamos desplazarnos en dos grupos, por si ocurría algún cambio, los que salían antes nos avisaban de ello o por el contrario, un par de días después, Marcos y yo, acudimos, cuando ellos ya tenían medio trabajo fotográfico y de entrevistas realizado a los responsables del evento. Aquella mañana mi móvil sonó, era Maica, una de las compañeras que se encontraba ya en el lugar, escuche su voz entrecortada, la cobertura era pésima, aunque llegue a entender que había habido un intento de asesinato. Una hora después mi compañero Marco y yo salíamos disparados a por la noticia, no sabíamos que podía haber pasado, pero en esas pasarelas siempre ha existido la envidia y la rivalidad por ser la mejor, seguro sería alguna modelo que quería quitarse de delante a otra para ser ella la primera...
Efectivamente, estábamos en lo cierto, en todas las imágenes prestadas a la policía, como siempre hacíamos, había una de las muchachas que se veía su comportamiento bastante sospechoso, pero solo eso. Así que como en otras ocasiones nos pidieron les ayudamos, aquella joven solo había indicios en ella de haber querido quitarse una rival de la pasarela, pues con su conducta solo demostró temeridad ante su compañera, a la que momentos antes de salir le habían caído unas cajas encima y la apartaron temporalmente de la pasarela por aquella vez. Pero el comisario creyó que alguien más estaba detrás de todo aquello y nos pidió que le prestaremos una de nuestras becarias para que se uniese al desfile y así poder descubrir si había habido un intento de asesinato, por cualquier otro miembro de aquella organización. Y así lo hicimos, Maica sería aquel día la que se prestaría a atraparlo, si por algún casual un criminal tratase de salirse con la suya... Todo estaba dispuesto, la música, las luces, todo parecía normal allí fuera, la gente jaleaba y pedía que comenzase el evento. Mi equipo en sus posiciones con sus cámaras preparadas dispuestas a disparar... Maica, entre bastidores, que ya se encontraba ataviada con aquel abrigo espectacular, y yo misma a su lado con la ya útil e indispensable grabadora. Cuando por motivos que hoy por hoy no entendemos, ni ella, ni yo, la improvisada modelo se abalanzaba al suelo, una inoportuna torcedura de su pie la dejó sin poder salir. Entonces allí me encontraba yo para realizar su tarea, como meses antes había hecho mi otra compañera. Me coloque el visón encima de lo que llevaba y salí a la pasarela, me exponía y mucho, ya veríamos lo que ocurría...
Las luces me cegaban, no estaba acostumbrada a todo aquello, intente hacerlo lo mejor posible, pero a pesar de ello las personas llegaron a darse cuenta y sus risas iban en aumento... quería descubrir algo anormal entre aquel público, alguien intentaba sacar su cartera y yo me abalance sobre él sin pensarlo, creyendo que lo que pretendía sacar era un arma. Después de aquel acto mío, una bala hacía un surco en la piel de aquel atuendo peludo, y me libraba del disparo. Estaba enfadada conmigo misma, no había podido distinguir de dónde había venido la bala, mi desconfianza sobre medida no me dejó tiempo, cuando me levantaron de entre el público que gritaba despavorido y me tendieron en el suelo. Ahora era yo la que les gritaba de que no me ocurría nada, pero continuaban llamando a un médico entre el público. Cuando al final uno de ellos apareció, Marcos aparecía de entre bastidores diciendo...

Ella no necesita a un médico... y Maica posiblemente tampoco...

©Adelina GN


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