CORTO RELATOS DE MI VIDA: LA SEÑORA GREGG: El trauma del mayordomo. Segunda parte. (CONTINUACION)

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bien si no quieres no te vamos a obligar, es tu decisión, es una locura dije, Bárbara contestó, no, es terapia para mi esposo, por favor acepta, yo seguía diciendo no con la cabeza, de pronto ella dijo, mira tenemos un cheque por cierta cantidad, como un pago inicial, al terminar la terapia, se te dará otro con un poco más, , no soy prostituta le contesté, entonces ella me tomo de las manos y me dijo llorando, ayúdanos por favor, no lo veas como algo malo, es solo terapia para mi esposo, por favor, además imagina lo que podrías hacer con ese dinero, podrías comprarte un auto, o cualquier cosa que desees, si quieres para que tu esposo no se dé cuenta podemos abrir una cuenta a tu nombre en un banco y depositar el dinero allí, que dices, por favor, no, no lo hare dije, Bárbara me miró y dijo:  bien solo quiero que veas la cantidad de que estamos hablando, solo ve el cheque por favor, le arrebate el cheque de la mano y cuando vi la cantidad, mi cara palideció, dije es una broma?, ella contestó,  no, no es una broma, y eso es solo el pago inicial, después de que termines la terapia se te entregara otro de más cantidad, me quedé pensando por un largo rato, y después pregunté, pero solo tú y yo verdad, nadie más, entonces ella contestó, sí tontuela solo las dos, está bien, hagámoslo, pero donde será? pregunté, tenemos un cuarto especial dijo, salimos de ese cuarto y fuimos a otro, encendió una la luz y dijo sacare un edredón del armario, había una gran cama redonda cubierta con una colcha azul de pana, en una esquina estaba el señor GREGG, sentado en su silla de ruedas, atento,  de pronto allí estábamos, con nuestros camisones transparentes, dejando ver nuestras tetas, cochas y nalgas, se me habían salido las tetas del camisón, nos pusimos una frente a la otra y empezó la diversión, primero nos besamos, nos chupamos las lenguas, ella me tocaba los pechos y yo respondía igual, el señor GREGG tenía una cara de emoción como niño en dulcería, las dos besándonos todo el cuerpo, le metí la mano entre las piernas a Bárbara y ella también hizo lo mismo conmigo, después sacó del armario dos pares de zapatos de tacos altos me dio uno y ella se puso el otro, las dos caímos en la cama, parece que era un fetiche del viejo, pero sigamos, después de revolcarnos un poco en la cama, Bárbara me quito el camisón, y yo a ella, al fin, las dos en la cama, desnudas, su cuerpo hermoso, parecía diosa, su piel blanca, su conchas bien rasurada, como de colegiala, sus tetas enormes, era un delirio, ya desnudas Bárbara tomo la iniciativa, me acostó boca arriba y yo levanté sus piernas, la mujer empezó a lamerme los zapatos, esto me éxito mucho, me quitó los zapatos y empezó a lamerme los pies , estaba en éxtasis total, la mujer me chupaba los dedos de los pies, metía la lengua entre estos, aquello era angelical, estaba tan excitada que tome a la mujer por el pelo y la hice que me chupara la concha, ella no opuso resistencia y comenzó a comerme la concha, yo gozaba tanto que me retorcía en la cama, empecé a pujar y  gemir, la mujer me dijo grita todo lo que quieras que aquí nadie te oye, entonces empecé a gritar , era como si me estuvieran matando, decía ayyy, ayyyy, ayyyy, mas, dame más, uhhhgg, uhgggg, si, así, así chúpamela bien así así así , eso es ábreme todo y mete tu lengua, la mujer me abrió la vagina hasta donde dio y metió la lengua en ella, deje salir los primero chorros de jugo vaginal, fue tanta la explosión que la cara de Bárbara quedó empapada, además de mojar  toda la cama, pero ella estaba feliz  de aquello,  mi concha era como una fuente, salía de ella tanto líquido que parecía que  estaba orinando, pero no eran orines era puro liquido viscoso, después Bárbara me tomo y me puso a gatas, entonces empezó a lamerme entre las nalgas de arriba hacia abajo, me habría las nalgas y me metía la cara lamiéndome el ano, yo disfrutaba aquello, después se metió por debajo de mi y tomándome de las nalgas le empezó a chupar y a morderme la concha, eso acelero más mi excitación, por momentos  se sentía desfallecer, la mujer seguía chupándome  la concha aun y cuando yo seguía expulsando líquido, llego a tal grado de bañarla en mis jugos, ella  se llenaba la boca de ese líquido y  después lo dejaba escapar de su boca empapando todo, eso era realmente asqueroso pero en ese momento me excitaba, después de chuparme la concha y dejarme casi muerta en la cama, Bárbara dijo: bueno es tu turno, le dije: yo no chupo conchas, ella me tomo por el pelo y dijo:  pues hoy vas a aprender y me metió la cara entre sus piernas,  yo no quería pero la mujer no me soltaba el pelo, después de forcejear , al fin perdí el asco y le empecé a chupar su concha, empecé a succionarle como había hecho antes con los penes de los hombre, solo que aquí tenía que cubrir más terreno, Bárbara acostada boca arriba levantó sus piernas y yo se las tomé, le levanté la mitad del cuerpo de modo que su concha quedo en mi boca, su concha era inmensa, empecé a lamerle y a morderle los labios vaginales, la mujer solo podía decir ohh, ohh, uhhh, uhh, dame más, quiero que muerdas más duro, yo trataba de abarcar toda la vagina, pero mi boca es muy pequeña, así que, como no podía succionarle toda la concha me enfoque solo en el clítoris. pero antes de comenzar le dije: si quieres gritar puedes hacerlo aquí nadie te escuchara, y empecé a succionarle el clítoris ,  guauuuu, esa mujer se volvió loca en un minuto, empezó a patalear y a dar de gritos, pero yo no le soltaba el clítoris, la mujer empujaba mi cabeza para quitarme, pero yo seguía aferrada a su concha, ella daba alaridos, yo veía como disparaba chorros de líquido vaginal a diestra y siniestra, aquello fue sublime para mi, la mujer lloraba y pedía que parara pero yo no hacía caso, tal vez fue como una venganza de lo del chocolate,  o de la chupada del pie, no lo sé, lo que si se es que estaba matando literalmente  a la señora GREGG, fue tanto el clímax de la mujer que se desmayó, entonces deje de chuparle el clítoris, cuando me levanté de la cama, Bárbara tenía el rostro y todo su cuerpo bañado por los jugos vaginales, la cama era como una piscina estaba llena de líquido, yo no me explicaba de donde salió todo eso, inclusive  a Bárbara aun desmayada le seguía brotando más liquido de su concha.

(CONTINUARA) 


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