El sueño de la vida.

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Soñabas y ahí estaba yo, metido en tu mundo imaginario donde se entremezclaban tus recuerdos, fantasías y una felicidad indescriptible.

Era tu gran sueño y tu me habías invitado a el pero, aunque siempre me invitabas a tus sueños, esta era la primera vez que no era una pesadilla.

No se como lo hacías, por que ni tan siquiera te conocía, el hecho es que cada noche y en cada pesadilla, me veía involucrado en una vida que era totalmente ajena a mi.

Una vida llena de dolor y sufrimiento, a veces perseguida por monstruos irreales y otras por personas que conocías a la perfección, muy allegadas a ti.

Al despertar, la angustia me sobrecogía de tal forma que, cogí miedo a conciliar el sueño. Al principio sólo eran las noches, pero el tiempo mermaba mis fuerzas y el sueño me envolvía a cualquier hora.

Visité un psicólogo, me hipnotizaron para sacarte de mi subconsciente, pero todo resultaba inútil.

Pasaron seis largos meses y mi cuerpo se deterioraba poco a poco, hasta que este sueño me devolvió la paz interior.

En el estabas tu, junto a una pequeña de ojos grandes, negros como el azabache. Tu la sonreías y ella salía corriendo en tu búsqueda y os fundíais en abrazo eterno.

Mientras la abrazabas, clavaste tu mirada en mi y con una mano hiciste un leve gesto para que me acercara.

No se como, pero acabamos unidos por un gran abrazo los tres.

Susurrabas cosas al oído de la pequeña y ella me abrazaba más fuerte y sonreía sin parar de besarme y deshacerse en agradecimientos para con mi persona.

El mar nos rodeaba, era como si flotáramos en este inmenso océano sin  nada mas alrededor nuestro, ni siquiera había un cielo, un sol, una nube, sólo mar y la nada, tan sólo paz absoluta. 

Me recompuse y te pregunté quien eras y que hacía yo en tus sueños y sobre todo, porque me llamabas cada noche a lo largo de este tiempo para que velara tus sueños, pero desperté....

Me encontraba en un hospital, en la sala de cuidados paliativos. Llevaba en coma seis meses.

Seis meses que había vivido intensamente en una vida alternativa, seis meses que me hicieron soñar contigo, con mis visitas al psicólogo para deshacerme de ti, seis meses viviendo una vida paralela postrado en una cama y que por fin tu sueño me hizo despertar.

Vinieron de urgencia los médicos y avisaron a mis familiares.

Miles de pruebas cognitivas y de esfuerzos con el fisioterapeuta, me trasladaron a la realidad de una vida que no era la mía, una vida que mis sueños, de cuando estaba en estado vegetativo, siempre la había vivido contigo presente.

Pero era feliz, por fin supe que me había provocado caer en coma y volvería a repetirlo sin dudar un sólo instante.

Aquella mañana de invierno, en la isla griega donde miles de refugiados como tu tratabais de sobrevivir, tu patera se hundió y yo te rescaté.

Cuando te tenia en mis manos, gritabas desesperada por tu hija. Te deje a salvo y bucee en la gélidas aguas del mediterráneo.

Mientras se me helaba el cuerpo conseguí alcanzarla, pero mis fuerzas flaquearon y mi cuerpo se derrumbo. Tuve que ser rescatado y trasladado al hospital con un edema pulmonar grave y a puertas de la muerte.

A partir de ahí, me indujeron en un coma profundo y como yo acudí a tu rescate aquel día, tu hiciste lo mismo por mi cada día, haciéndome  ver los horrores padecidos en tu país y llevándome de nuevo a la luz con el reencuentro con tu pequeña.

Ahora somos felices ambos, tu también me has rescatado y los dos estamos vivos. Se que nunca olvidaré la mirada de tu hija y la tuya en nuestros particulares sueños.


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