Con los ojos vendados y los pies en el suelo.

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El ser humano es polifacético, dulce como la brisa del mar, brusco como la erupción de los volcanes,frío como una mañana gélida invernal o cálido como el sol en Junio a la hora de comer...en si me deja perpleja el hecho de que alguien me pregunte, ¿Qué camino debo tomar, el A o el B?. ¿Quizá blanco,o mejor el negro?...me entristece tener que asimilar que nadie es capaz de sentir la vida.

¿Y qué pasa con el resto de colores?, ¿ Y con el resto de letras del abecedario?...

Nadie puede saber nunca donde está el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto,porque la vida es un conjunto de colores que disponer sobre el lienzo, sobre nuestro lienzo.

Tú eliges que colores poner, como disponerlos,y si no te gustan comienza de nuevo.

Realmente no hay cadenas, nosotros nos limitamos sin darnos cuenta, cada día, a cada momento y con cada acción.

Es más poderosa la mente que el espíritu, y este se marchita, el si que se queda gris...

Las agujas del reloj discurren demasiado rápido como para poder pararnos a pensarlo y controlarlo todo, no somos máquinas somos seres humanos,imperfectos, emotivos y ciertamente inseguros, con miedo a todo, lo que nos impulsa a querer siempre buscar una solución...

¿Por qué no dejar la mente a un lado? 

Volemos a un universo paralelo, nuestro pequeño mundo, nuestro espacio de verdadera libertad, donde la felicidad es lo que más importa,donde recogemos y guardamos nuestra sensibilidad,donde somos nosotros mismos, leales siempre a nuestra verdad.


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