MI PASION PROHIBIDA

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Mi pasión prohibida

Era común que siempre estuviera mirándome con esos ojos seductores que me obligaban a bajar la mirada. Él me intimidaba pero a la vez desataba en mi las fantasías más osadas que me hacían amarlo y odiarlo a la vez...pero no!!! No debía siquiera haber puesto la mirada en el porque era un hombre prohibido.

En la última reunión familiar que hubo en casa, él se sentó a mi lado en la mesa.  Todos reían y hablaban de cosas que yo ni escuchaba, sólo podía sentir como su mano pasaba por debajo del mantel y comenzaba a acariciar mi pierna, sutiles eran los dedos que tocaban mi rodilla, eran esas  las manos que deseaba tocando toda mi piel, todo mi sexo que se aventuraba en lo prohibido, lo quería para mí, solo mío .

Sofocada por las caricias suyas ,  totalmente seducida y embriagada de pasión, me levanté de la mesa, subí la escalera a la planta alta de la casa y entré en el toilette.

Debía refrescarme un poco, ardía de deseo. Abrí la canilla del lavabo y comencé a mojar mi cara, me mire en el espejo y mis pupilas estaban dilatadas, mi pulso acelerado y mi vagina húmeda, muy húmeda. Así lavé mi rostro y continué echándome agua en el cuello y pecho, acariciándome, imaginándolo ahí conmigo, imaginando que sus manos rozaban mi piel, ardía de deseo por él.

Me senté por un segundo en una silla que había en el toilette y pensé en la locura que estaba sintiendo y que no debía estar así por el, tenia que sacármelo de la cabeza, pero no pude mas , era mas fuerte que yo. Levanté mi pollera, abrí las piernas y comencé a tocar mi ropa interior húmeda, no daba más de excitación y comencé a acariciarme, lento primero y luego más fuerte... tire mi cabeza hacia atrás y lo imaginaba ahí tocándome toda, los dedos recorrían mi sexo invadido por la humedad que sus caricias me habían provocado, eran sus dedos los que se introducían en mi, asi lo quería tocándome toda . Pero, de repente, alguien golpeó la puerta del toilette . Rápidamente, como pude,  me acomodé la ropa y salí de allí, dando paso a quien pedía entrar.

Camino a bajar a la sala donde estaban todos, mientras  pasaba por una de las habitaciones, alguien tapa mi boca, me agarra de atrás y me mete en uno de los cuartos.

Era el . En ese momento me llevo hacia la cama de ese cuarto y me recostó en ella abrí mis piernas casi inconscientemente para recibirlo y sin mediar palabra me penetró profundo, asi, ahogo su miembro en mi humedad y mi calor,  y me brindo el suyo . Sus embestidas fueron el punto inicial, allí empezaba a enloquecer de placer. El me poseía una y otra vez, fuerte y suave, yo pedía mas y mas ,  jadeábamos , se movía como un felino en celo, yo acompañaba su vaivén con mis caderas, su boca succionaba mis pezones , me besaba la boca , el cuello, mis senos y yo enterraba mis uñas en su espalda como queriéndole arrancar la piel y llevarme un poco de el, de su perfume, de su sudor . Los gemidos eran incontrolables, lo sentía en mi, estaba al borde del éxtasis total , quería gritar del placer que me causaba lo que me hacia, pero todo era secreto y debí  ahogar mis labios en los suyos y con una fuerte presión contra ellos contener la expresión del maravilloso orgasmo que me provoco cuando sentí su néctar invadirme por completo, el se derramo entero en mí, pero  ese era el elixir mas prohibido de todos y el que mas quería sentir .

Él se fue y me dejó ahí casi sin aliento, como una prostituta abandonada, pero yo debía salir de la habitación urgentemente, entonces me acomodé, fui hacia la escalera para bajar a la sala donde estaban todos y mientras caminaba sentía como su semen comenzaba a bajar por mis piernas, queriéndome delatar sobre lo que había hecho, entonces las aprisioné para que nadie se diera cuenta que estaba llena de su prohibido néctar.

Algunos parientes preguntaron que me había pasado y justifiqué la demora fingiendo un pasajero malestar.

Nadie lo supo jamás, nadie supo lo que yo sentí esa tarde a ese hombre , nadie perdonaría esto. Era una de las tantas fantasías mías hecha realidad, que rozan lo más bizarro, perverso y morboso, pero esta vez supe que había llegado demasiado lejos y supe también que lo volvería a hacer una y mil veces, con él si, con ese hombre si, aunque sea hombre prohibido por ser el primo de mi marido.


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