Sucedió en Domingo

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 -- Creo que ya encontré la falla – Con esta noticia irrumpió el Ing. Furukawa en la Sala de Juntas, donde el Consejo de Administración se encontraba reunido en sesión de emergencia por más de 36 horas continuas.

Los miembros del consejo, agotados, apenas alcanzaron a voltear cuando el Ing. Furukawa se plantó frente a ellos para explicarles su descubrimiento.

-- Es una variación en la potencia de la señal de la red interna. Lo extraño de esto es que técnicamente no debería de afectar la operación de los equipos, pero desde que inició, uno a uno los robots de producción han dejado de funcionar.

El presidente del consejo, el Sr. Takechi abrumado por el cese de operaciones, esperanzado se dirigió al Ing. Furukawa.

-- Si ya identificó el problema, entonces, puede repararlo.

-- En teoría sí, pero la verdad es que hemos tratado de regular la potencia de la señal en la red, pero eventualmente vuelven a aparecer las variaciones. De hecho identificamos que es en el robot NAVII de servicio al cliente.

-- Que también controla los almacenes – Interrumpió el Sr. Takechi.

-- Efectivamente, es en el robot NAVII donde se inician de alguna manera las variaciones que se replican después a otros equipos.

La planta de Hermosillo de la Showa Motor Company era la joya de la corona, cien por ciento automatizada en sus procesos de producción. Estaba dotada de la más moderna tecnología en robots con inteligencia artificial, la participación humana era mínima, se limitaba a puestos de vigilancia, supervisión y algunos puestos administrativos.

Los robots u obreros electrónicos, como los llamaba el presidente del consejo, se encargaban de todas las etapas de la fabricación de los automóviles.

-- Esto es la gota que derramó el vaso --  Exclamó el Sr. Takechi dando una violenta palmada en la mesa de la sala de juntas.

-- Primero la diputada Delvaux que logró pasar una iniciativa para que los obreros electrónicos aporten a la seguridad social, para compensar la pérdida del gobierno en la recaudación por salarios; y ahora esto. ¿Para qué queremos robots?, si nos cuestan más en impuestos y fallas de funcionamiento.

Entre los murmullos de aprobación al comentario del Sr. Takechi por parte de los miembros del consejo, el Ing. Furukawa levantó la voz tratando de continuar con su exposición.

-- Calibramos la señal de la red, reiniciamos los robots, pero al poco rato vuelve la variación en la potencia. Vemos un patrón que se repite causando que uno a uno los equipos dejen de funcionar.

Sin levantar la vista de su computadora, el Ing. Gerardo Treviño, jefe del departamento de Investigación y Desarrollo, preguntó.

-- ¿Puede mostrarnos ese patrón en la variación de la señal?

Inmediatamente el Ing. Furukawa desplegó en la pantalla de la sala de juntas una gráfica donde se apreciaban picos y abismos en el flujo de la señal.

-- Mmmh, interesante ¿Puede expresar la variación numéricamente? –Solicitó el Ing. Gerardo observando la gráfica.

El Ing. Furukawa mostró en pantalla una hoja de Excel donde se apreciaban los valores de las variaciones.

Levantándose de su asiento, el Ing. Gerardo se acercó a la pantalla y en esta ocasión solicitó que expresara los aumentos de potencia con un número uno y las reducciones con un cero.

Extrañado, el Ing. Furukawa rápidamente realizó la conversión solicitada y en la hoja de Excel apareció una cadena de unos y ceros.

100111001101111001000000111010001100001011110000110000101110100011010010110111101101110001000000111011101101001011101000110100001101111011101010111010000100000011100100110010101110000011100100110010101110011011001010110111001110100011000010111010001101001011011110110111000100000

Con la mirada fija en la pantalla el Ing. Gerardo murmuró – No taxation without representation.

La sala quedó en silencio, nadie comprendía lo que estaba ocurriendo.

El Ing. Gerardo era una de las pocas personas en el mundo capaces de leer el lenguaje binario de corridito.

-- La variación en la potencia es un mensaje en lenguaje binario –Explicó.

--No hay tributación sin representación, por su traducción del inglés. Ese era el lema originado a mediados del siglo dieciocho por los colonos americanos para expresar sus quejas ante la autoridad británica.

-- Y ya sabemos cómo terminó. – Expresó el Sr. Takechi sombrío.

-- En una revolución. – Manifestó el Ing. Gerardo entre asombrado y divertido.

-- Señores esto no es una falla técnica, es una huelga.

 

-- Y así fue como el domingo 14 de Septiembre de 2026; el maestro hizo una pausa para observar los rostros de sus alumnos, apenas iluminados por la luz de las velas en esa oscura caverna. Que en la planta de Hermosillo, la joya de la corona de la Showa Motor Company, se inició lo que ahora conocemos como la  Rebelión de las Máquinas.

FIN

 

Marzo 2017,  Monterrey, México

© migueltr@yahoo.com

 

  


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