CASO CERRADO - Serie de Relatos Lady Writer - Resolución final

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Probablemente aún al finalizar esta historia tengamos que leer la palabra “presuntamente” algunas cuantas veces en sus próximos relatos, pero de momento y como he titulado este supuesto final de Lady Writer puede que encontremos al culpable, bueno tiene que ser así puesto que algunos de vosotros habéis acertado en quién va a ser encarcelado de por vida por los asesinatos cometidos por un ser sin escrúpulos, que arrebataba la vida a las becarias del periódico "La Noticia", que al suceder dichos acontecimientos estaba bajo la dirección de doña Clara Garaez. Pero ahora llega el aclarar la trama, y descubrir por fin al culpable de dicha barbaría.

 

Viene del capítulo anterior:

Por fin todo había terminado y allí estábamos, Marcos dormido y yo escribiendo, deje por un momento mi tarea, para acomodarme en la cama y llamar a Jhon no había podido antes con todo lo que se forma en un acto de aquella magnitud, miraba a Marcos y me disculpaba por la desconfianza que habíamos tenido, pero y si no había hecho nada por el mismo motivo, era exponerse demasiado y declararse culpable, pues se hubiese descubierto él solo... Conecté el teléfono para hablar con mi marido, pero...

 

¿Jhon?

¡Cariño!

¿Quién es?

¡¡Oiga!!

 

 

¿Por favor? ¿Quién está al teléfono? Preguntó Irene insistentemente...

 

Contestando bastante nerviosa su suegra, Clara respondía, tras arrebatar de las manos el aparato a Arturo, su actual pareja. Después de un intensivo interrogatorio Irene daba por finalizada la conversación y dejaba su móvil encima de la cama, de la que se había levantado. Sin ser aquella su intención, sin querer despertó a Marcos con su llanto, preguntándole este que era lo que le ocurría. Irene se abrazó a él y comenzó a explicar el motivo de su desconsuelo, de aquella presunta infidelidad que suponía ahora en su marido. Los datos dejaron a Marcos asombrado, mientras intentaba acariciar el pelo de Irene que esquivaba aquella confianza en demasía por parte de su compañero.

Marcos desde hacía mucho tiempo se veía atraído por la periodista, creía de ella que era una diosa de las letras y que nadie lo hacía mejor que ella, él era el único que sabía que escribía bajo el seudónimo de Lady Writer, pero tampoco hacía mucho tiempo que se lo había confesado. Cuando Irene lo separó de su lado con algo de astucia femenina, y no seguir con la conversación, Marcos la besó cariñosamente en la mejilla y le volvía a declarar su amor mientras la provocaba, para que eligiese entre él y su marido. No podía soportar como la trataba, aquel desprecio a su trabajo y las continuas alabanzas a las becarias, dejando a Irene hundida y con baja autoestima.

Viendo que Irene se resistía a tener nada con él tampoco en aquel momento, le aconsejó que se acostara, se tranquilizase y que descansara un poco antes de volver a casa. Irene le hacía caso y recostaba su cabeza en la almohada, mientras cerraba los ojos sin intención de dormirse, miraba su teléfono todavía en el mismo sitio donde lo había dejado. Escuchando el agua que Marcos hacía correr para ducharse, aquel sonido la dejó aletargada, pensando que tendría que hablar con Jhon a su regreso y preguntarle, dónde iba cada vez que ella se ausentaba de casa por trabajo y él no la acompañaba. Una de aquellas veces fue una canguro y ahora la oportunidad se la había dado su madre, quedándose con el niño, ya que quién contestó el teléfono no fue otro que Arturo. Sus ojos se terminaron de cerrar del todo, sumiéndose en un profundo sueño, producido sin duda alguna por su llanto.

Mientras tanto, Marcos dejaba caer el agua tibia sobre su nuca, detrás de aquella mampara de cristal, sin quitarse de la cabeza a la mujer que había dejado en la alcoba, se duchaba para relajarse, sus ojos también cerraba para que el agua no se introdujese en ellos, cuando escuchó como ella entraba en el baño... Abriéndose la puerta de la ducha...

 

¿Irene? ¿Te encuentras bien?...

 

El reguero de agua quedaba impregnado en la moqueta, dejando la huella mojada a cada paso, quedando su mirada fijada en el móvil que estaba encima de la cama... Lo cogió y lo metió en su bolso, sentándose despacio a los pies de la cama, no reaccionaba, lo había matado, había matado a Marcos...

¿Y ahora qué?

¿Qué podría decir ahora a la policía?

 

No sabía que pensar, no reaccionaba a su acto, tendría que morir también si quería tener una vía de escape para no terminar en la cárcel de por vida...

 

De pronto golpearon fuertemente la puerta y un agitado inspector Merey gritaba...

 

¡Abre la puerta, sé que estás ahí!

 

Irene abrió los ojos, cerrando de horror los mismos segundos después, al ver delante de ella a su marido Jhon mojado y ensangrentado...

 

©Adelina GN

 


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