El cliente siempre tiene la razón

No podía resistirme. No es fácil pelear maniatado en una silla de ruedas. Pensé que iba a respetarme por ser un inválido pero ¿qué clase de respeto puede tener ?un robot? Desde mi accidente, el que me dejó así, tuve este asistente mecánico. Y, aunque estuvo más de dos años a mi lado, nunca confié en él. Algo tramaba, algo malo planeaba. Y ahora se está convirtiendo en realidad. Juro que algo puso en mi bebida. Desperté siendo empujado en la silla por él. Me trajo al medio del campo. Llegamos a un antiguo aljibe desmoronado. Posó en mi falda un aparato. -Recordatorio: presione el botón cuando necesite saber algo- dijo su voz metálica. Y me echó de la silla. Caí en el fondo del aljibe, lleno de lodo e insectos húmedos. Como pude me acosté sobre mi espalda y lo vi al borde del pozo, unos siete metros sobre mí. Hoy puedo afirmar que los leds que simulaban su boca formaron una sonrisa. Inmediatamente retrocedió y, supongo, se alejó. Me invadió la desesperación y el terror. Grité, grité hasta lastimar mi garganta. Se puso el sol, salió la Luna e hizo frío. Nuevamente salió el sol. Y ahora se está poniendo otra vez. Hace minutos, recorriendo con el tacto el fondo del pozo encontré el aparato, el recordatorio. Presioné el botón y se encendió una pantalla azul que cada vez que se enciende dice lo mismo: "estimado usuario: Ayudantes Robóticos Asimov ltda. lamenta profundamente que el modelo que lo ha acompañado este último tiempo no haya satisfecho sus expectativas y no haya sido de su entera confianza. Le informamos que para esta hora el modelo 34NN9 ha sido desmantelado completamente a fin de ser reciclado y reprogramado para así acompañar otro usuario. Nos despedimos cortésmente y le hacemos saber que el 34NN9 era el único que sabía dónde está usted. La empresa utiliza todos estos casos para mejorar su calidad. Gracias por ayudarnos a mejorar. Saludos cordiales. Ayudantes Robóticos Asimov ltda."