la fama

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-          ¡Eugenio, ven cabrón, Quiero que conozcas a alguien! – le grito su agente –

Eugenio atravesó la salita, donde su agente le tenía esperando desde hace media hora - Los sillones eran cómodos. Eran de piel - Entro por la puerta de madera que estaba en el fondo. Ya adentro, estrecho la mano al señor que estaba tras el escritorio. Su agente estaba sentado en una de las sillas de la oficina.  

-          Con que Eugenio eh – dijo el señor – veo en ti un futuro prometedor joven, eres atractivo y eso hace mucho bien en este negocio.

-          Gracias señor.

-          tu agente, me ha dicho sobre tus planes. pero, aun creo que no es el tiempo adecuado para una gira.

-          señor – le dijo con respeto – estoy preparado, creo poder hacerlo.

El señor tomo su vaso, tenía coñac. Era del bueno,  Eugenio podía olerlo. Dio un pequeño trago. Le dijo que así se tomaba el coñac “de a poco”. Su agente, desde que Eugenio había entrado en la oficina, no había dicho ni una palabra; El muy pillo, meses atrás le había prometió hacerlo famoso, le prometió los millones de pesos. Eso, le caería muy bien a Eugenio, podría sacar a su familia de la pobreza. Podría comprarle un carro a su padre, una lavadora a su madre, eh, inclusive, si dios lo quería, hasta comprar una casita. Pero había pasado un año y nada. El señor dejo el vaso en el mismo lugar, sobre la mesa.

-          mira Eugenio – le dijo el señor – aun no eres tan conocido. he visto tus redes sociales y, aun, no tienes ni más de 10 mil seguidores. Imagina que yo, te consigo que toques en el estadio azteca. Ni siquiera lo llenarías. ahora imagínate la gira. ¿cuánta gente podría ir? exacto, muy poca.

-          entiendo señor, creo que me he emocionado un poco.

-          así es niño, lo has hecho.

-          Pedro, ya llévate a tu chico, que tengo otras citas que atender.

Su agente lo tomo por el hombro, y juntos salieron de la oficina. Atravesaron la salita,  y tomaron el elevador hasta el  estacionamiento. Ya en el auto, su agente le dijo:

-          Ves Eugenio, ya te lo había dicho yo, pero no me quisiste escuchar, por eso te he traído con Urrutia, tiene más de 40 años de experiencia en el mundo de los espectáculos.

Eugenio no dijo nada, solo escuchaba. El agente continúo.

-          en este negocio, primero gana a los fans, y después ganaras el dinero.

El agente arranco el auto, Eugenio iba en el lado del copiloto. Condujeron hasta el pequeño departamento de Eugenio sin decir nada – les tomo más de dos horas llegar – Tomaron unos tragos, se despidieron y un poco mareado Eugenio se recostó en la cama, con un pie por fuera tocando el piso. Al poco rato se durmió.


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