El acosador y el héroe Parte 2

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Acepté encantada la oferta, dándole un beso y colgada de su brazo salimos, mis mayores temores aparecieron cuando 3 chicos entre ellos el acosador nos esperaban cerca de mi carro, Samuel muy firme me llevó casi cargando del brazo, al acercarnos al carro, el cuate gritó - oye esa nena es mía, por si no lo sabías, y te estás metiendo en problemas, así que más vale que no te vuelva a ver- apuramos el paso para alcanzar mi auto, abrí la puerta y Samuel me metió - quédate aquí me puedo encargar de ellos, pero no si tu estás en peligro, solo quédate en el coche y arreglo este asunto, tu tranquila y no salgas por favor. Ya los tres hombres nos habían alcanzado en el carro, mientras seguían gritando, Samuel volteo para discutir con ellos pero era obvio que ellos no querían discutir. Uno de ellos se abalanzó contra Samuel quien con una habilidad lo esquivó y de un puñeatazo certero lo derribó, los otros 2 quedaron inmóviles por un momento, hasta que otro lo intentó agarrar y de las misma manera de un sólo puñetazo lo derribó, la cara del acosador al verse sólo fue otro gran momento de ver, Samuel con todo calma - mira mano, la dama no es de nadie, y menos de un asqueroso y repugnante remedio de hombre consentido, espero después de esto lo comprendas y seas tu el que nunca se vuelva a cruzar con ella. Con la ira reflejada en su cara el tipo intentó golpear pero Samuel evitó el golpe y su puño encontró la cara del otro tumbándole completamente noqueado como a los otros. Abrió la puerta - siento que hayas visto esta parte de mi, pero estos tipos no sacan lo mejor de uno. Yo estaba como en otro mundo la sensación de seguridad, que me contagiaba Samuel, seguramente el instinto de sentirme protegida todo me tenían en un estupor maravilloso. Solo pude abalanzarme y darle un beso, el me besó de regreso con esa calidez que había descubierto en él, mi lengua no dudo en probar su boca mientras la de él hacia lo mismo, fue el mejor beso que me habían dado en la vida, mi cuerpo estaba fuera de sí, mis pezones se inflaron, podía sentir como mi partes íntimas se encendían, el beso duro hasta que nos quedamos sin aliento. Sin más palabras encendí el auto y salimos directo a su hotel, mi casa no era opción. Llegamos a su hotel, esta vez sus manos se dieron un festín tocando toda parte de mi cuerpo al alcance, de mi parte también disfrutaba de su cuerpo, mis manos danzaban por su espalda y sus hombros mientras su beso me sacaba de este mundo, seguimos hasta su cuarto. Al pasar la puerta no pude mas y me prendí a Samuel con un beso, mientras comenzaba a quitarle la camisa, no podía más, urgía en ganas de tenerle, que fuese mío. Mi vestido cayó casi sin darme cuenta mientras sus manos alcanzaban mis pechos y los liberaban de su prisión, mis pezones se expandieron para que Samuel los saboreara, mis manos lograron deshacerse de su pantalón y lo demás hasta llegar a su miembro que ya fuera de su prisión se infló a su máxima capacidad, sus labios atendían mis pezones su lengua jugueteaba con ellos, no pude más y lo tiré a la cama, me deshice de las panties y salté sobre su desnudez, mi vagina gritaba humedecida, así que me dispuse a tomar ese gran pene y mientras entraba en mi excitada cavidad y se abría paso no pude más que gritar y gritar, sus dedos apretaban mis pezones creando una sensación magnífica mientras mi vagina recibía su masculinidad, sin pudor alguno comencé mover mi pelvis mi cuerpo me pedía a gritos un orgasmo y no dudé en buscar satisfacerlo, subir y bajar, adelante atrás,no tarde mucho en sentir esa angustia bendita antes de el gran evento, el orgasmo llegó y mi cuerpo se sacudió con calambres de placer, mientras sus labios succionaban mis pechos y sus manos acariciaban mi cuerpo. Con gran delicadeza me depositó sobre la cama, levantó mis piernas y comenzó a penetrarme, mi vagina inmediatamente comenzó a contraerse al ritmo de las penetraciones para acrecentar el placer, el ritmo de sus movimientos no era constante, cuando su pene estaba fuera esperaba hasta que mi cuerpo le gritaba ya, ya por favor y entonces con todo su cuerpo volvía a mí y me llevaba al cielo en cada ocasión. Otro orgasmo me invadió mientras un gemido salía de mi garganta. Samuel dejó su pene dentro de mí para disfrutar de los espasmos de mi vagina que por su cara lo volvían loco. Pasado el momento, con delicadeza me volteo, besaba mis nalgas y sus manos acariciaban mis pechos ahora colgantes, le dije deja de jugar mételo ya, sin obedecer el siguió su juego, mi cuerpo se volvía a excitar con sus caricias y besos, mientras yo pedía que me siguiera penetrando, se enderezó y comenzó a penetrarme pero solo en la entrada, el sabía lo que hacia, no pasó mucho para que otro orgasmo me paralizara, y mientras mi vagina se cerraba con las contracciones del orgasmo el se metía y salía logrando tan inmenso placer para ambos, que en un momento más senti el bombeo de su eyaculación mientras otro orgasmo me invadía. Caímos en la cama mientras me llenaba de besos la espalda, me volteó para verme de frente y robarme un beso, no muy largo pues el aliento nos faltaba, me recosté en su pecho y sin decir más disfrutaba del momento, la mente en blanco solo dedicada a impregnarme del momento. Unos dedos danzando en la entrada de mi vagina y unos labios mordisqueando mis pezones me despertaron - perdona hermosa, no puedo quitar mis manos de ti, me vuelves loco - y yo empezaba a volverme loca, sus dedos estimulaban mi clítoris y su boca mis pechos, un dedo en mi clítoris y los otros entrando y saliendo de mi vagina, me regaló un orgasmo el cual deje llegar sin remordimiento mientras los gemidos salían de mi sin pudor. Me dio un momento para disfrutar el orgasmo, mientras su boca subía de mis pechos a mi boca, sus besos me llevaban a otro mundo mientras su pene entraba y salía de mí, la sensación rayaba lo increíble, su pene se deslizaba de mi clítoris a mi vagina y de regreso, que manera de provocarme sensaciones, además de la lentitud con que lo hacia, si continuaba iba yo a enloquecer pero no quería que terminara, después de un rato mi cuerpo no soportaba más, mis gemidos excitaron a Samuel quien sin poder soportarlo también cedió ante un orgasmo, llenando mi cavidad con su semen. Nos fundimos en un abrazo mientras ambos disfrutábamos del placer que nos acabábamos de regalar.
Sin ganas de que terminara ese momento, me levanté para tomar una ducha y regresar a casa, no me quedaría más que el precioso recuerdo de esta noche, Samuel regresaba a su ciudad y no sabía cuando podría volver a tenerlo entre mis brazos y entre mis piernas.


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