CORTO RELATOS DE MI VIDA: MAGDALENA LA PANADERA SEGUNDA PARTE Y FINAL.

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
13806 visitas

Marcar como relato favorito

25/12/1979

Ayer por la mañana mis hijos y yo fuimos a visitar a los abuelos, llevamos regalos y almorzamos con ellos, pero yo no podía olvidar la propuesta de Magdalena, no podía olvidar aquellos senos enormes con esos pezones como de chocolate, su cuerpo, sus nalgas enormes, ardía en deseo por estar con aquella mujer, no soporte más y le dije a mis padres que había olvidado apagar las luces de casa y que debía ir, salí de prisa, y fui de regreso a casa, llegue y empecé a ver que podía ponerme, últimamente solo habían pantalones de mezclilla y remeras, hacía tiempo no compraba un vestido, en el último cajón hasta abajo encontré mi vestido anaranjado que usaba en las fiestas cuando estaba embarazada, obviamente me quedaba grande pero como siempre, improvise, lo arregle y quedo bien, no me tapaba casi nada, mis senos se miraban como dos melones blancos, mi nalgas bien paradas, me puse mis zapatos de taco alto, salí de casa y me acorde que no llevaba bombacha, la panadería estaba a pocas cuadras así que camine despertando el morbo de los hombres por donde pasaba, al fin llegue a la panadería pero estaba cerrado, toque y nadie salió, pensé que Magdalena se había marchado, entre al callejón que está a la par de la panadería y llegue a la parte de atrás donde descargan los camiones, había una puerta y toque, abrieron y era Magdalena, tenía puesto una trapo en la cabeza y una gabacha, estaba descalza y me dijo entre, caminó delante de mí y pude ver que estaba completamente desnuda, lo único que la cubría era la gabacha, al verla me sentí súper excitada, le pregunte porque estaba sin ropa y contesto, yo solo tengo una muda de ropa y aquí hay mucha harina tirada por todos lados, mejor me quito todo y después con las cubetas de agua me doy un baño, me pongo mi ropa y me voy limpia a casa, nos pusimos a reír y me dijo, pero usted que bonita viene, déjeme verla, me di una vuelta y ella sorprendida dijo, sabe nunca pensé que tuviera ese cuerpo, como siempre que la veo con jeans y remeras, pero válgame que hermosa esta, yo me sonroje, y dije, gracias usted también está muy bien, yo dijo, no bromee, míreme, toda sudada, sucia y con el pelo todo enmarañado, que bonita me puedo ver, entonces dije, a mí me gusta así, me tomo de las manos y dijo, de verdad le gusto?, si le contesté, dijo: deme un beso, yo me quede callada y me beso en la boca, fue un beso largo y sabroso, su lengua suave, con sabor dulce, la abrace y dije, solo quiero que me hagas tuya ahora, aquí, y ella contesto, ven sígueme, me llevo donde habían unas mesas grandes que es donde preparan la masa para hacer el pan, mira me dijo, ves que grandes son, me dio la vuelta, me quito el vestido y dijo, ven súbete a la mesa,  me subí y ella dejo caer su gabacha, la mesa estaba con restos de harina pero eso no me importo, me acosté y ella abrió mis piernas y empezó a besarme los pies, me chupaba los dedos, metía su gran lengua entre ellos, me acariciaba las piernas, mi concha empezaba a humedecerse por aquello, ella sabía cómo excitarme, poco a poco fue llegando hasta mi vagina, besando mis muslos mordiéndolos, con sus manos abrió mi concha y empezó a chuparla, me sentí desfallecer, era lo mejor, su lengua entraba y salía de mi vagina despacio, disfrutaba mucho, con sus  dedos saco mi clítoris de adentro y lo chupo, ah era delicioso, esto era diferente, esta mujer sabia como dar placer absoluto, por momentos me hacía gritar de placer, le gustaba verme retorciéndome, eso la ponía más caliente, tenía la fuerza de un hombre, me levanto por la cintura y chupo todos mi jugos vaginales, sentía sus pezones bien parados, topándome en mis nalgas, yo acostada a merced de esa fiera, que se deleitaba con mi concha, orgasmo tras orgasmo fui chorreando la mesa con mis líquidos, ella no se detenía, seguía y seguía chupándome la vagina, de pronto paro de hacerlo y se subió a la mesa, empezó a chupar mis pechos, los mordía y estiraba mis pezones como queriendo arrancarlos, yo solo gemía más y más, por momentos ella parecía un animal en celo, se sentó sobre mi rostro y dijo, ahora hazme sentir rico, chúpame todo, de su vagina emanaba aquel olor a sudor, me tomo por el pelo y enterró mi cara en su concha, chupa dijo, chúpala, a eso viniste vamos, me pego dos bofetadas en la cara, vamos chúpala ahora, y siguió metiendo mi rostro en su vagina, empecé a chuparle poco a poco y me entregue de lleno, la iba a hacer sufrir por las bofetadas que me dio, su clítoris era grande y pronunciado, lo tome con los labios y empecé a chuparlo, más bien a succionarlo, ella se movía como una loca, gritaba y gemía, me miraba y decía, si, chúpalo así, eso es, ah ah ah, que rico que rico, mas, dame más, yo le daba lo que pedía, de pronto empezó a sacar chorros de jugo por su vagina, aquello era tan exagerado que por momentos pensé que se había orinado encima de mí , pero no, era liquido viscoso, muy pero muy concentrado, era como el semen de los hombres, parecía engrudo, blanco, yo seguía prendida de su clítoris, hasta que la vi desfallecer, le comí los pechos, le mordí los pezones, cada vez que se los mordía imaginaba que era un chocolate lo que estaba en mi boca, al mismo tiempo le metía los dedos en su concha caliente, me puse arriba de ella, mi concha en su cara y la de ella en la mía, las dos chupándonos al mismo tiempo,  fue extremo, chorreábamos todo, nos veníamos al mismo tiempo, ninguna quería parar, ni para tomar un respiro, ella metía casi la mitad de su mano en mi cocha, y yo le abría la suya y metía mi lengua y mis dedos dentro, no sé por cuanto tiempo hicimos el amor, al final quedamos casi desmayadas arriba de la mesa todas llenas de harina y jugos vaginales, nos quedamos abrazadas besándonos, de pronto me levanté y le dije me voy pero ella contesto no, aun no, ven bañémonos, fue a traer unas cubetas con agua, un estropajo y jabón, me arrojo el cubetazo de agua, estaba helada, yo estaba temblando del frio pero ella empezó a enjabonarme y a lavarme mi panocha, fue rico, después salimos de allí, y ella me dio un gran beso, yo regrese a casa a cambiarme de ropa, después fui a casa de mis padres donde la pasamos súper divertido, yo claro muy agotada por la fiesta con Magdalena.

CONTINUARA …


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed