LA ULTIMA VEZ DEL SORDO

LA ÚLTIMA VEZ

Se había querido retirar más de una vez. Ya pasaba los 50.

Su historia estaba llena de atracos, robos, butrones, alunizajes.

Pero siempre sin violencia. Sus hechos eran al decir de la Policía “limpios”.

Nunca dejaba huellas. Es que pensaba mucho sus acciones. Iba “a tiro fijo”.

No llevaba armas; ni para defenderse.

Se dijo: lo haré pero una sola vez más. Quiero tener lo suficiente para pasar una vida sin volver a delinquir. Además me quiero retirar. Ni mis ganas ni mis reflejos son los mismos de cuando empecé.

Ningún halo romántico envolvía ya sus “operaciones”.

Eran simplemente una manera de ganarse la vida. Su trabajo.

Y no crean que no había intentado otros.

Recordaba el bar que puso con una pareja que había tenido. Un fracaso.

Luego un puticlub, con un compañero de aventuras, que terminó también muy mal.

Y por eso tenía que volver. Pero esta…sería la última.

La Policía había encontrado sus pasos y al salir de la joyería con un bolso repleto de oro, le dio la voz de alto y no la escuchó.

Terminaron sus tropelías al primer disparo. Las joyas volaron por el aire.

Fue efectivamente su última vez.