La bibliotecaria, 4ª parte.

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Mirar esas piernas, ese culo y ese sexo era una tortura, estaba muy excitado y decidí dejar de mirar, ya que, de seguir así, cometería una estupidez.

- Mónica, quiero proponerte algo, dije yo.

Ella giró la cabeza hacia abajo y contestó: dime que pasa……..?

- Quería saber si estarías interesada en trabajar para mi, dije, me explico: busco una persona para llevar cierta documentación del personal, tú eres administrativa y no me fío del personal de la empresa, temo que aprovechen mi falta de conocimientos.

Ya sé que trabajas aquí, serían solamente unas horas y no siempre, sólo cuando lo necesitase y te pagaré bien, ¿qué me dices?

Ella mirándome a los ojos directamente contestó:

-Está bien, pareces buena gente y no me vendría mal un sobresueldo.

Bajó de la escalera y nos dimos un apretón de manos. Acordamos el sueldo y también quedamos para reunirnos en mi hotel, para empezar con el papeleo.

Tras coger los libros prestados, me despedí de ella y quedamos para dos días después, una vez que ella hubiera terminado el turno de mañana en la biblioteca.

Estaba felíz, iba a estar junto a esa mujer tan espectacular y lo más importante, estaba ayudando a una mujer que parecía una persona legal.

Llegó el ansiado día, preparé por la mañana toda la documentación que nos haría falta y a la hora acordada, Mónica se presentó en mi hotel. Iba radiante, llevaba unos pantalones blancos de lino, a través de los cuales se transparentaba un tanga del mismo color y una camiseta de tirantes blanca a juego con los pantalones. Ni que decir tiene que asimismo se transparentaba un sujetador blanco. El pelo lo llevaba recojido en una trenza, estaba realmente guapa.

Yo estaba en el hall esperándola, me había puesto unos pantalones cortos, un polo blanco y unas sandalias, tras darnos dos besos subimos a la habitación. Ésta no era muy grande, pero tenía una mesa y un par de sillas, suficiente para empezar.

Me disculpé por el poco espacio, pero el salón del hotel estaba en obras, así que, no había otra alternativa.

Expliqué a Mónica lo que quería de ella y ésta captó rápido su cometido. Echó una ojeada rápida a los papeles y me pidió permiso para llevárselos a casa para comenzar a trabajar. Una vez terminada la explicación y la primera toma de contacto, le propuse bajar a la cafetería del hotel para tomar algo.

-¿Bajamos al bar? Te invito a tomar algo, dije.

-Vale, hace mucho calor aquí, contestó ella.

Bajamos y tras un par de cervezas y una agradable charla, se disculpó diciendo que tenía muchas cosas que hacer en casa, - era lo malo del turno de mañana, que dejabas la casa “patas arriba”…..dijo ella.

Quedamos en que me llamaría en cuanto lo tuviera hecho y luego nos veríamos para comprobar el trabajo. Calculé que en unos cinco o seis días habría acabado.

Al cabo de tres días me llamó para anunciarme que ya había concluido el trabajo y quedamos esa misma tarde en el hotel.

Llegó puntual y si la otra vez estaba espectacular, esta vez superó con creces las expectativas, venía vestida con un traje pantalón de color negro, con rayas diplomáticas y una blusa blanca. Traía el trabajo en un portafolios y al verla me quedé estupefacto.

- Hola Mónica, que guapa, dije al verla…..

- Hola Alex, gracias.

-Has terminado antes de lo que había previsto, dije.

-Bueno, sí, he podido dedicarme al trabajo. He gozado de algo de tranquilidad, mis hijos están con mi ex.

-Vamos a la habitación, esto sigue en obras, contesté.

Subimos a la habitación y allí pude examinar con detenimiento el trabajo encargado. Todo estaba correcto y quedé francamente impresionado por el buen resultado.

Como hacía calor, Mónica se quitó la chaqueta del traje, al hacerlo, pude ver su sujetador negro de encaje a través de la blusa. Inmediatamente mi cabeza empezó a fantasear, me veía desabrochando esa blusa despacio, sin prisa, contemplando como poco a poco, se iba mostrando el cuerpo de esa diosa; primero su escote, luego el encaje del sujetador, después el pezón transparentándose a través de la fina tela y por último sus pechos sujetos por esa lencería fina.

Mis labios se acercaron a los suyos y comenzaron con unos delicados besos, volviéndose al cabo del tiempo en fogosos y apasionados, saboreando cada rincón de su boca, introduciendo la lengua hasta el fondo, mordisqueando esos labios carnosos……

Mientras, mis manos buscaban tu cuerpo, acariciaban tu espalda, jugaban con tu cuello y con tu pelo, acabando en el cierre de tu sujetador. Solté el cierre y muy despacio aparté los tirantes, dejé de besarte porque quería contemplar aquellos pechos. Despacio, sin decir nada, fui testigo de aquella maravillosa visión. Cuando acabé de quitárselo me parecieron los pechos más bonitos del mundo, eran pequeños, con un pequeño pezón rosado y una pequeña aureola. Estaban firmes y al ver esa sonrisa en tu cara no pude aguantarme y pasé directamente a saborear aquella ricura con mi lengua.

Lamía lentamente, sin prisa, saboreando el momento. El pezón pasó a ser mi objetivo, aunque tampoco dejaba de lamer el contorno, mientras tanto con mi mano, acariciaba su otro pecho. De tu boca salían pequeños gemidos de placer, lo cual denotaba, que te estaba gustando y que estabas sintiendo placer.

Succionaba tus pechos con ansia, quería aquellas bellezas para mí, pasaba la lengua por todo tu pecho, hasta llegar al ombligo y luego, otra vez volvía a deleitarme con esas bonitas tetas.

Desabroché su pantalón y con cuidado le quité las sandalias, acaricié sus pies con delicadeza y acerqué mis labios a ellos, fui dando pequeños besos a sus dedos y a lamer suavemente el empeine. Mónica disfrutaba con aquello y tras un rato que se me hizo corto, fui quitandole el pantalón hasta dejarle solamente vestida con una braguita negra de encaje.

Directamente llevé mi mano a su sexo, quería palparlo con mis dedos, primero por encima del encaje y más tarde al quitarle la braguita directamente sobre su piel, acaricié sus labios vaginales y pase mi dedo por todo su sexo. Estaba húmeda y excitada. No me costó nada introducir mis dedos, al principio uno sólo y casi seguido, viendo lo excitada que estaba, pasé a introducir un segundo dedo. Jugaba con ellos en su interior, al principio haciendo circulos, para terminar en un metesaca continuo, ni muy despacio ni muy fuerte pero sí, sin descanso. Mónica estaba en la gloria, se la veía disfrutar, gemía, chillaba, incluso se arqueaba de placer, todo ello acompañado de frases como:

-Aaaaahhhhh, siiiiiiiii, que gusto diosssssssss

- No pares, no paresssssss, ssiiiiiiii, siiiiiiiii

-Massssss, aahhhhhh siiiiii me voy a correrrrrrrrr

-Ahhhhhhh como me corroooooo

Conseguí que Mónica se corriera varias veces, al ver lo excitada que estaba decidí agacharme hasta que mi boca quedó frente a su sexo. Mónica estaba depilada totalmente cosa que a mi me encantaba, puesto que, pensaba pasar mi lengua una y otra vez por sus labios. Con mis dedos separé sus labios vaginales y mi lengua comenzó a lamer su clítoris. Mónica gemía de placer, estaba recibiendo descargas eléctricas cada vez que mi lengua rozaba su botón, arqueaba todo su cuerpo y me pedía que no parase:

-No pares, diossss que gustoooo, aahhhhh sigueeeee, me estasss volviendo locaaaaaa

Continuará.......


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