El Búho, el Zorro y la Verdadera Riqueza (Fábula)

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Estaba el zorro charlando con el búho, quien parado en una alta rama guardaba prudente distancia con su interlocutor y, como estaban a orillas de un camino vecinal, vieron a un campesino entrado en años y muy delgado que marchaba junto a su nieto. Acertó a pasar por aquella senda un automóvil de lujo conducido por un estirado señor, quien debió frenar bruscamente a pocos centímetros del niño que ocupaba parte de su camino.
Furioso se bajó el ricachón e increpó al pequeño que impedía su transitar.
–Escucha chiquillo, eres un insolente que no me dejas pasar. Tú y el pobretón de tu abuelo deberían dejar libre el paso para que yo pueda disfrutar de la naturaleza.

El abuelo, con una sonrisa burlona, repuso:
–Caballero, tiene tránsito libre para continuar su viaje. Veo que debe ayudarse con un bastón para caminar. Quizás sea su enorme panza que lo obliga a andar en tan regio automóvil.
Furioso el hombre poderoso en dinero trató de dar un golpe al hombre mucho mayor que él y con sorpresa vio que, con envidiable agilidad, lo hizo trastabillar al esquivar el bastonazo. 
Rojo de ira el opulento individuo se subió a su lujoso carro y continuó su camino. El niño y su abuelo continuaron caminando alegremente y respirando a pleno pulmón el delicioso aire campestre.

El zorro miró al avechucho y comentó:
—Eh, compadre, feliz el conductor de tan bello auto.
—Mmm, estimado compadre zorro, la felicidad no está en el dinero que se tiene. Observa, mientras el engreído dueño del carro, siendo mucho más joven que el campesino, debe arrastrarse con un bastón para caminar, ya sea por gordura o por enfermedad.
--Sí, tienes razón compadre búho. Las situaciones a primera vista engañan. el pobre gordo no disfruta de la vida, pues en su cacareada riqueza se dejó engordar por no caminar. Y, uf, el delgado campesino mucho mayor es ágil, camina con facilidad pese a su edad y está acompañado de un nieto que lo ama.
El búho repuso:
—Buen punto, compadre zorro, definitivamente la felicidad no está con los adinerados, sino con aquellos que disfrutan de la vida, la salud y el trabajo. Veo que el campesino feliz es realmente el hombre rico.

Moraleja

No siempre es feliz el rico
El muy pobre tampoco,
Pero el que disfruta la vida
Es feliz tenga harto o poco.

El rico vive preocupado
Ganar más y más dinero
El pobre siempre ocupado
El rico a la tumba primero.


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