La bibliotecaria, 5ª parte.

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El primer orgasmo no tardó en llegar, fue brutal e inesperado, un montón de liquido comenzó a salir de su sexo, mojándome toda la cara, mi boca fue bañada totalmente por sus fluidos, Monica temblaba y tuvo que agarrarse a mi para no caerse.

-Ahhhhhhhh, me corrrooooooo, que gozadaaaaaa aahhhhhhh

Ella totalmente excitada, posó sus manos en mi cara con fuerza, noté que estaba cerca de alcanzar otro orgasmo, por la contundencia con la que sujetaba mi cara, para que no parase de lamer su sexo.

-Ayyyy diosssss Alexxxx, no puedo masssss!!!!!! que gustooooo, decía ella entre gemidos de placer.

Noté su orgasmo en mi lengua, resbalaba por su vulva el flujo y yo continué lamiendo excitado tambien, al saber que el causante de aquello era yo.

Seguidamente ella cogió mis brazos para que me incorporara y empezó a besarme con fuerza, como haciéndome sentir en ese beso el momento de clímax vivido.

Empezó a acariciarme el torso con pequeños mordiscos incluidos y fue bajando hasta llegar a mi pene, el cual se marcaba perfectamente a través del pantalón. Mónica desabrochó el botón, bajó la cremallera y deslizó con sus manos el pantalón hasta que éste cayó al suelo. Alzó mis brazos y me ayudó a quitarme la camiseta dejándome solamente vestido con un boxer de licra negro.

Metió su mano en mi boxer hasta que agarró mi polla totalmente erecta y comenzó a masturbarme lentamente, con la otra mano bajó mi ropa interior hasta que ésta se deslizó por mis piernas hasta llegar al suelo y allí quedé desnudo y a su merced.

Mónica se agachó hasta que su boca se encontró con mi miembro, empezó a lamerlo suavemente mientras alzaba su mirada para mirarme.

Dios, como me gusta esta mujer y esa mirada lasciva aún me excita más, pensaba yo.

Ella continuó chupándome la polla con maestría, se lo metía y sacaba de la boca continuamente.

-Ufffff que gusto Mónicaaaa!!!!! exclamé.

Ella me miró fijamente y me dijo:

- Córrete en mi boca Alex, estoy deseando probar tu leche, me muero de gusto.

Yo sin ser brusco, empecé a moverme de atrás hacia adelante lentamente, hasta que de mi polla comenzó a salir semen viscoso y caliente. Mónica no apartó la boca y fue tragándose todo mi néctar.

 

Mónica miraba con detenimiento a Alex, estaba mirando el trabajo pero parecía ausente, como si no estuviera en la habitación.

-Alex, que te parece? Es esto lo que querías? Dijo ella.

- Eh, eh ah sí, está todo correcto, sí ,era esto lo que necesitaba, dije yo un poco aturdido.

Mi mente acababa de jugarme una mala pasada, había disfrutado con esa impresionante mujer, estaba excitadísimo y ahora estaba delante de mi mirándome como diciendo: a este que le pasa!!!!!

Recuperé la calma y ante los buenos resultados, le dije a Mónica que me gustaría contar con ella para más trabajos a lo que ella contestó afirmativamente, cosa que ya me esperaba. Lo que no me esperaba era la proposición que ella me hizo.

-Oye Alex quería proponerte algo, no sé como te sentará, me da un poco de cosa, pero lo he pensado estos últimos días y a mí me vendría muy bien.

Me gustaría alquilarte una habitación en mi casa, sabes que vivo en una casa enorme, no te cobraría mucho, tú dejarías esta pequeña habitación y podrías hacer vida “normal” en casa, sería mientras encuentras algo, algo temporal y mientras tanto a mi me vendría muy bien el dinero, tengo muchos gastos. ¿ que dices?

Yo me quedé pensando la respuesta, aunque en mi foro interno ya la sabía, como decir que no a estar cerca de Mónica, era impensable, era la mejor propuesta que podía recibir. Sería un alivio dejar esa habitación de hotel y pasar a compartir casa con esa belleza.

- Vale, está bien, dejaré esta lúgubre habitación y me trasladaré a tu casa, pero sólo temporalmente, hasta que encuentre algo, dije.

Me trasladé a su casa y pasé a ocupar una habitación. Su casa era enorme, un chalet  de tres plantas, en la última planta estaba su habitación y junto a ella había otra habitación y un baño y esa es la que ocupé.

- Esta es la tuya y ese baño también, será sólo para ti ,puesto que, yo tengo el mio en mi habitación, te parece bien? dijo ella.

- Sí claro, está genial, contesté yo.

- Aparte puedes usar la casa como si estuvieras en la tuya, no quiero que estés confinado en la habitación como si fuera una cárcel, vale! Comerás con nosotros, si quieres claro y espero que lleves una vida normal mientras estés aquí, dijo Mónica.

- Muchas gracias Mónica, es más de lo que podía esperar, dije.

Tras los primeros días un poco cortado, comencé a hacer vida normal, como si estuviera en mi propia casa, comía con Mónica y con sus hijos cuando estaban, ya que, a veces comían en el comedor del colegio. Cuando Mónica trabajaba de mañana, a veces iba a buscarla al trabajo y regresábamos juntos para comer y si trabajaba de tarde solía llevarla a la biblioteca.

En casa llevábamos una relación normal, yo estaba con la familia aunque otras veces me subía a la habitación o utilizaba una sala para trabajar y así poder dejar a Monica intimidad con sus hijos.

Yo pagaba a Monica una cantidad por la habitación y aparte siempre le dejaba dinero semanalmente para que comprara comida. Ella estaba contenta con mi aportación y yo encantado de poder pasar tiempo en compañía de esa mujer.

Un día que estábamos solos en casa, puesto que, sus hijos estaban con el padre, decidimos hacer la cena juntos y darnos un “homenaje”. Fuimos juntos a comprar y tras elegir una buena materia prima volvimos a casa para cocinar. Abrimos una buena botella de vino y nos pusimos manos a la obra……

Pasamos un rato agradable mientras cocinábamos y la cena fue un éxito, la comida estaba buenísima y el vino ayudó a que nos conociéramos más.

Pasamos al salón después de recoger la cocina y nos pusimos a ver una película. Allí en el sofá surgió algo entre nosotros... tanto Mónica como yo estábamos solos, necesitábamos una pareja, alguien con quien compartir la vida y allí mientras Mónica se acurrucaba a mi lado en el sofá la besé con ternura. Fue un beso sincero, salía del corazón, sentía un verdadero amor por esa mujer. Si bien Mónica era una mujer increíble y sentía por ella una atracción sexual, también es cierto que me había enamorado de ella.

Nos besamos sin prisas, saboreando lentamente nuestras bocas y labios, jugando con nuestras lenguas hasta que nuestra excitación nos hizo reaccionar. Mónica se incorporó y frente a mi se fue desnudando despacio, primero se quitó el pantalón dejando a la vista unas bonitas piernas, bien formadas, de piel morena, en las cuales resaltaba un tanga blanco de encaje, luego se quitó la blusa lentamente, desabrochando los botones con cuidado, mostrandome mientras lo hacía, un sujetador precioso del mismo color y a juego con el tanga. Terminó de quitarse la blusa y Mónica quedó frente a mi solamente vestida con su ropa interior, estaba espectacular, mis ojos no podían apartarse de su cuerpo.

Continuará...


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