Su aliento olia a sal

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Enviado el , clasificado en Intriga / suspense
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La gabardina recién colgada en el perchero olía a mojado, tanto como el asqueroso cuchitril en el que estaba:mi despacho. Fuera , la tormenta seguía arreciando y la lluvia golpeaba con fuerza los cristales. Apagué otro cigarrillo en el cenicero rebosante de colillas y seguí mirando la puerta. Detective ponía leído del revés. La  noche caía y la oscuridad crecía lentamente en la habitación. Encendí otro pitillo y un leve resplandor rojo ilumino mis ojos. La humareda se extendió por el ambiente.

  Pensaba en mi último cliente y su trabajo. El último caso siempre parecía el más difícil. Casi veinte horas olisqueando en los muelles, paseando mi sucia nariz por sus oscuros rincones. Aquella mujer ahogada, la victima. Y La foto, la famosa foto tan manoseada por mis grasientas manos. “¿Conoces a esta mujer?” “¿Ha visto usted alguna vez a esta mujer?” Pero nadie la conocía. Nadie salvo su marido, un marido hundido. Como el amor de su vida, que apareció  en el lecho marino del puerto atada a un bloque de cemento. Una mirada de horror mordisqueada por los peces. Mis ojos se entrecerraban. El cansancio. Abrí el cajón y saque la botella. A mitad de un profundo trago caí dormido.

De repente un estrepito me arrancó de los brazos de la inconsciencia. ¿Cuántas horas había dormido?. Mis ojos parpadearon acostumbrándose a la oscuridad reinante. Y según se habituaban fue formándose una figura. Primero vi sus pies descalzos y un charco de agua extendiéndose a su alrededor. Después su pelo mojado cayendo sobre el rostro. Lo último, sus ojos llenos de ira. Grité lleno de horror. La figura, como impulsada por un resorte, camino enérgicamente hasta mi mesa y se encaramó sobre ella mojando los papeles .Su cara embotada, sus párpados azulados , apenas estaban a escasos centímetros de mis ojos. De su pelo colgaban algunas algas. Por su nariz resbalaban gotas de agua. Abrió la boca lentamente. Su aliento olía a sal… Entonces dijo en un susurro:

-Fue mi marido, idiota. Siempre fue él.


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