Muchas veces escribiste

Muchas veces escribiste, escribiste muchas palabras. Emociones, deseos, penas y alguna lagrima escondida entre esas mismas palabras. Hoy escribo yo, ya lo sé, hace mucho tiempo, no recuerdo la última vez, quizás fuera de pequeño, o algunos días después, no lo sé. Recuerdo que no había máquinas de estas, solo existía el papel con renglones para no escribir torcido y el lápiz y la goma para borrar lo que no era prudente escribir. Muchas veces escribiste, escribiste muchas palabras, cartas con su remite, igual daba, yo no escribía. Solo leía tus cartas, una y otra vez, otra vez y una, hasta que volvía el cartero con otra carta y una sonrisa en la cara. Yo volvía a leer y releer, imaginando paseos, viajes, esperanzas, grandes esperanzas, como esa novela que nunca leí. Quise escribir, la vida corrió más aprisa que yo y luego para mañana ya era tarde. Quise escribir, coger el lápiz y el papel con renglones para no torcerme, solo empezaba con el saludo, el beso, el abrazo y enseguida un nudo en la garganta y otro en el estómago me impedían seguir luchando con las palabras que se iban amontonando.

Muchas veces escribiste, lo sé. Hoy empiezo a escribir y al igual que ayer me quedo en el saludo. Ojala estés bien, yo aquí sigo, intentándolo otra vez y otra más, que difícil se hace decir todo lo pasado y todo lo que ha de venir, que difícil es poner sobre el papel todo lo sentido, todo lo amado, todo lo esperado que no se pudo cumplir.  

Mañana, si, quizás mañana, será cuando me toque a mí.