Adrien, el francés de Tinder

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Era mi primera semana usando Tinder (sí, lo admito, tengo 26 años, más de un año sin sexo y la cachondez estaba acabando conmigo, así que una amiga me recomendó la app), tras una serie de “Nope”  me topé con la foto de Adrien… La imagen me mostraba a un chico cool, muy guapo usando una gorra negra, camiseta, jeans gastados y converse…

Antes de lanzarme hacia el “Like” decidí ahondar más en su perfil. Sus cuatro fotos me mostraron a un joven de 28 años de tez blanca, ojos miel, cabello marrón, barba, sonrisa perfecta y cuerpo atlético amante de las aventuras, el peligro y los retos.

Al deslizar hacia la derecha apareció el esperado “It’s a match” y con mi “Hola, soy Tutina” comenzó lo que después serían folladas épicas. Adrien me contestó horas después y, tras una breve conversación, me invitó unos tragos. Lo confieso, estaba supremamente nerviosa porque era la primera persona que conocía online con la que tenía una cita. Mandé a la porra a la vocecita de mi interior que piensa que todo el mundo es un potencial violador centrando mi atención en escoger mi vestido más sexy que resaltara mis curvas, grandes tetas y piel canela… Terminé soltando mi cabello largo oscuro y pintando mis gruesos labios de rojo.

A las 9:30 pm estaba sentada en la esquina de un bar esperando por él, cuando a los cinco minutos ahí estaba… Era más lindo que en las fotos, su camisa con estampado de piñas y jeans ajustados se acomodaban a su perfecta figura y, a medida que se acercaba, mi corazón latía más fuerte.

"Hola", me saludó con un beso en la mejilla y con ese acento sexy que hizo mojar mis bragas.

Su poco español proviene del lado paterno, ya que es hijo de un peruano y una francesa. Me contó que llevaba meses viajando por el mundo y era turista en mi isla por recomendación de amigos y por las fabulosas playas.

Tras siete cervezas, ya me lo imaginaba con sus largos dedos sintiendo la humedad de mi vagina por debajo de la mesa… Estaba tan cachonda que mordía mi labio inferior cada vez que él hablaba... La mesera me sacó de mi dulce fantasía con la cuenta… Estábamos tan sumergidos que no nos percatamos de que era hora de cerrar, pero ambos queríamos más, así que decidimos caminar por la playa… Era entrada la madrugada cuando llegamos a una parte oscura y solitaria, en ese momento no pude más:

“Sabes… Llevo toda la noche imaginando que me como tu boca”… No sé de dónde rayos salió ese comentario pero me sirvió porque al segundo Adri, como le gusta ser llamado, me besó con fuerza y apretó tanto su pelvis contra la mía que pude sentir su gran erección… Uff qué verga tan grande, la quería dentro de mí, me moría por descubrir su sabor e imaginaba a ese sexy francés perforando mi coño sin piedad.

Mientras me besaba, Adri alzó ligeramente mi vestido azul a cuadros y metió sus dedos dentro de mis pantys para sentir mi depilado coñito… Mi humedad me delató y eso lo enloqueció pues sacó sus dedos, los lamió, luego me hizo lamerlos y continuó comiéndose mi boca con ese sabor a mí que hizo de ese beso algo morboso.

En ese momento comenzó a llover y nos refugiamos en una palmera… Adrien, bajó la parte de arriba de mi vestido, agarró mis tetas y las lamió… Su lengua estaba tibia y la combinación del viento helado con las gotas de lluvia erizó mi piel… ¡¡¡¡Ohhhh!!!!, sus dientes, sus labios, su aroma a perfume y cerveza, más sus rápidos dedos dentro de mi conchita fueron suficientes para que explotara y mojara sus dedos y mis pantys con litros de mis jugos…

Entre jadeos, casi sin respiración y con poca fuerza en mis temblorosas piernas alcancé a murmurar  un “es mi turno”, así que me arrodillé bajo esa palmera, desabroché sus jeans y ahí estaba la polla más grande que he visto en mi vida… Estaba babosa, hinchada, roja y venosa… Sabía que tenía que tratarla como el dueño se lo merecía, por lo que comencé lamiendo la cabeza en círculos para que su miembro se familiarizara con el calor de mi lengua… Tras su primer jadeo me la metí con suavidad hasta el fondo de mi garganta y apreté mis músculos faciales para crear mayor fricción… Adrien apretaba sus ojos y gruñía ante mi técnica así que continué orgullosa… A los minutos aumenté la velocidad y combiné mi mamada con una enérgica pajeada…

“Ahhhh estoy a punto de corrermeeeeee”, dijo así que me detuve…

¡¿Qué haces!? ¡¿Por qué paras?! Mis bolas están azules!!!!!!!!!!!, me reprochó con voz entre cortada…

Entonces me levanté, me acerqué a su oído derecho y con tono putesco respondí: “Aquí no… Llévame a tu hotel”…

Así fue, su hotel quedaba a unas cuadras de la playa y en cinco minutos estábamos en él, pero antes hicimos una parada rápida para chupar su polla detrás de un matorral ubicado en la esquina del hotel…  ya en su habitación, se podía apreciar una maravillosa vista desde el séptimo piso con altos edificios en los que claramente se veían personas, así que se me ocurrió terminar mi trabajo oral frente a la ventana.

“No, no, no… Toma la cámara de mi celular y graba esto… Lo quiero recordar toda mi vida”, afirmé.

Así lo hizo… Adrien se quitó sus pantalones y continuaba con el palo duro como una roca… Bajo la dirección fílmica de Adrien Lazada intenté ganar el galardón al Mejor Mamada… Pero solo obtuve un 9 por calificación…

“¿Qué puedo hacer pasa obtener ese 10?”, cuestioné.

“Solo sigue chupando… Lo haces como una experta… Como una pornstar, nena”, manifestó…

Mientras me grababa, tomé su verga con firmeza, escupí la cabeza y seguí chupando… De su huequito salía un líquido de magnífico sabor que me hacía más adicta a su miembro… Puse mucha atención a sus bolas por lo que alternaba entre meterlas en mi boca mientras lo pajeaba… Por su parte, las manos inquietas del francés jugaban con mi cara, mis tetas y cuello.

“Méteme la verga, por favor”, supliqué… Así lo hizo, me dio el celular a mí y con la cámara frontal grabé nuestra faena… Luego de ponerse el preservativo me puso en cuatro y me penetró suavemente… Ohhh qué sensación… Estaba tan apretada, llenaba todas mis paredes, estaba  en mi límite, mi cuerpo se contraída y temblaba… Adri notó lo hambrienta que estaba por su polla que aumentó la velocidad regalándome una serie de orgasmos que me hacían perder el control… Volvió a humedecer sus dedos con saliva y esta vez prestó mucha atención a mi culo… Con el pulgar izquierdo masajeaba mi ano y me daba a saborear su índice derecho para hacerme sentir llena en mis tres huecos… Después de una fuerte embestida llegó su turno… El francesito se derramó tan rico dentro de mí que quedó tendido a mi lado reponiendo energías…

“Excellente baisée”, expresó en francés… (O eso creo jeje… No lo se, dime tú).


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