Niño travieso (5)

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Ha pasado una semana desde esa tarde de locura.

Cuando desperté seguía sobre su pecho, intenté levantarme sin despertarlo. Era tarde y al despegar nuestros cuerpos pensé que despertaría, no lo hizo, me vestí y salí, espere escondida desde la esquina contraria. Unos 20 minutos después lo vi salir, subir a su auto e irse. Volví a casa.

Los días siguientes recibí algunos textos suyos pidiéndome que lo llamara y mi teléfono sonó un par de veces pero lo ignoré, el domingo pedí a mi papa que trajera a mi hija y con la escusa de que tenía una semana muy difícil conseguí que mi mamá viniese a casa a cuidarla.

En clases esperaba a que entrara el profesor para entrar juntos y sentarme lo más lejos posible, sabía que él me buscaba, pero seguí esquivándolo, al finalizar cada clase, buscaba conversación a alguien y salía rápidamente hasta perderme.

Claudia estaba molesta porque no había ido a verla en días, ella tenía dos hijos y trabajaba cuidando a dos más, por lo que no podía salir. Pregunté si estaba sola.

- Aqui como siempre con los niños, Zac dijo que se quedaría en la U a estudiar así que estaremos solitas para contarte algo que me pasó - dijo emocionada.

Efectivamente estaba sola y fue un alivio, mientras Clau me contaba emocionada su noticia, yo solo pensaba en alguna escusa para irme, la salvación llegó cuando mamá llamó.

Más tarde mientras cantábamos llegando a casa, Clara soltó mi mano y corrió, grande fue mi sorpresa al ver a Zac, mi corazón se detuvo, mi cara se volvió un tomate y mi garganta no pasaba ni el aire. Quise arrancar, pero Clara ya estaba con él preguntando si jugarían.

- Por supuesto que si, a eso vine, te extrañaba mucho - le dijo mirándome justo cuando decia "te extrañaba mucho", mi corazón dio un brinco.

Tomé valor y caminé, sólo dije hola al pasar sin darle un beso en la mejilla, abrí la puerta, le pedí a Clara que fuera a lavarse y ordenar su pieza, ella se fue prometiendo que volvería a jugar. Yo me fui a la cocina, sabía que el me seguiría, pero ahí era menos probable que Clara oyera algo.

- ¿Por qué desapareciste?

Con mi cara insuperablemente roja, seguí guardando las cosas para disimular. Él se acercó y me quitó las cosas de las manos.

- Te estoy hablando, ¿por qué desapareciste? Sabes que he querido hablar contigo y sólo huyes.

Esa última palabra retumbó en mi cabeza, me giré y dije - No soy cobarde, es sólo que necesitaba tiempo para pensar, además asumí que debías estar arrepentido.

- ¿Pensar qué?, ¿arrepentido de qué?

¿Me estaba tomando el pelo?

- Obviamente por lo que pasó - dije molesta - Zac nosotros somos amigos, te conozco desde antes de nacer, te cuidaba cuando eras bebe, fuiste paje en mi matrimonio, lo que hicimos no esta bien.

- ¿Por qué no esta bien? Yo soy un hombre y tu una mujer, yo soy soltero y tu estás separada.

- ERES UN NIÑO - bajé inmediatamente la voz para que Clara no oyera - ¿Te es suficiente con eso? Además eres el hermano de mi mejor amiga, has pensado que pasará con ella si se entera?

- No soy un niño y ese día te lo demostré, mírame y dime que me falta para ser un hombre frente a tus ojos.

- Nueve años de vida - sentencié.

- Elizabeth yo jamás te he visto como una hermana, siempre has sido una mujer para mí, desde que tengo memoria te he querido - no podía creer lo que escuchaba - a los diez no entendía mucho, sólo lo suficiente para saber que te casarías siendo que me lo habias prometido a mi, por eso no quería ser tu paje - lo mire incrédula - se que eso es un juego para los adultos, pero yo te creí, no he tenido novias serias por que te esperaba, me fui de viaje para olvidarte, supe de tu divorcio y volví, estudio para estar contigo, Yo te quiero!

Me quedé helada al oír todo eso.

El aprovechó mi distracción y me tomó de la cintura, me acercó a él, luché un poco por inercia, pero mi cuerpo lo quería, se acercó a mi boca y me besó con el alma, sólo pude responder su beso, dejé de pensar en el mundo y seguí mi deseo.

Mis brazos de apoderaron de su cuello y sus brazos de mi cintura, en ese momento la diferencia de edad no existía, sólo éramos un hombre y una mujer.


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