Niño travieso (6)

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Un hombre y una mujer, eso éramos, al menos nuestros cuerpos así se sentían, mi mente me restregaba en la cara nuestra diferencia de nueve años, pero yo era toda sensaciones, mi cordura quedó muy guardada en el fondo de mi cabeza, solo podía pensar en lo bien que se sentía su cuerpo.

En la cocina en silencio, mientras mi hija jugaba en su habitación, nosotros ardíamos muy juntos y llenos de deseo.

Su lengua masajeaba la mía mientras mis pulmones demandaban oxígeno, era la única razón para dejar de besarlo. Sus manos recorrían traviesas mis curvas, y las mías buscaban con desesperación acercarlo aún más a mí. Su respiración agitada era tan excitante, sus besos en mi cuello provocaban doble placer, oírlo excitado y sentir su roce, todo junto hacía que mi humedad traspasara mi pantalón.

- Toda tu lógica se va a la basura cuando me tienes cerca - fanfarroneo al sentir lo mojada que estaba.

- Cállate y métemelo - le ordené mientras abría su pantalón.

- Si señora, haré lo que usted me diga, ¿qué quiere que le meta? - bromeó. No podía creer que estuviera jugando mientras me tenía tan caliente.

- Tu pene - dije mientras se lo tomaba con mucha fuerza haciendo que cambiara su expresión de divertida a preocupada - Tranquilo que no lo dañaré, lo necesito sano dentro de mí - lo miré seria mientras le pasaba un condón - póntelo y méteme luego este pedazo de carne - dije con su pene aún en mi mano.

Sonrió y se apresuró con el condón.

Retomó sus caricias en mis pechos y su boca volvió a la mía, bajó mi pantalón y me sentó en el mesón, con una mano me sostenía, con la otra masajeaba mi pezón y su pene torturaba mi vagina, esto debe ser el cielo pensé. Mis besos pasaron de ser meramente pasionales, a expresar más de lo que con mis palabras podía decir.

Cuando no aguanté más, tomé su miembro y lo puse en mi entrada, no necesité decir nada, Zac lo metió lento y delicioso en mi vagina, haciendo que mil terminaciones nerviosas colapsaran. Sus besos eran tiernos y me provocaba responderle con la misma ternura. Poco a poco fue aumentando la velocidad, como podía movía mis caderas intentando disfrutar más. Esto no era solo sexo, era hacer el amor.

Estaba eufórica y no aguantaba más, le pedí ponernos en el piso, él se recostó y yo sentada sobre él rápidamente retomé el ritmo, frenética quería sentirlo entero, él también estaba ya descontrolado, repentinamente me sacó de encima y se paró, me giró y me puso en cuatro, por detrás comenzó a bombear, tomado de mis caderas sentí que llegaba hasta mi ombligo, chocaba al fondo y dolía un poco, pero esa mezcla entre dolor y placer me tenía a mil. Sus manos me sujetaban con firmeza, pero también recorrían con dulzura mis muslos y la parte interior. Sentía que mi orgasmo estaba cerca, Zac se movía más rápido y casi juntos explotamos.

- Eres linda, ¿lo sabes? - sus palabras reventaron mi burbuja.

Lo miré seria. Y el pasó de estar feliz a parecer asustado.

- No me digas que sigues pensando que es imposible.

- Es imposible - dije mientras comenzaba a vestirme y le pasaba su ropa.

- ¿Por qué?, yo te quiero y se que tu también sientes algo por mí, no intentes negarlo, lo que acabamos de hacer no fue sexo, fue hacer el amor - lo miré sorprendida. ¿Acaso podía leer mi mente? - ¿Puedes por favor aceptar lo que sientes por mi?, quizás esto te golpeó duro, pero es obvio que tu corazón y tu cuerpo me quieren.

- ¿Sabes?, creo que necesito tiempo para pensar y tu también - él comenzó a negar - no digas que no, ¿o acaso ya tienes planeado lo que harás con Claudia? - miró sorprendido.

- Está bien, mira, necesito un mes para pensar en todo esto, tener distancia de ti y aclarar mis ideas, esto incluye no venir a mi casa, hablar lo justo y necesario, evitar lo máximo posible cualquier contacto físico y no volver a insistir con esto.

- De acuerdo, pero un mes no, una semana.

- Dos semanas - contraoferté.

- Diez días y nada más.

 - Es un trato - nos dimos la mano, me besó intensamente y se fue.

Sentí que todo iría bien, le daría tiempo para que viera las desventajas y pudiera retractarse sin daño para ninguno.


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