La -Espiga de Trigo y la Rosa

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Dijo la espiga de trigo a la rosa a punto de ser arrancada del rosal: -si no fueras tan hermosa nadie cortaría tu espinoso tallo-, a lo que la rosa respondió -tienes razón ¡cuánto daría por pasar desapercibida!, sin ser más que un esbelto junco a la vera del río; al menos disfrutaría de una vida más larga en mi ambiente natural-

Los rosales iban perdiendo su colorido y aroma a medida que avanzaba la recolección de las flores.Nuevamente se enfrentaban verde y cielo. Color y fragancia. Alejados ya de la vegetal matriz tendrían diversos destinos, serían portadores de emocionados mensajes, con el mudo lenguaje de una flor.

Llegarían adonde no llegan las palabras, allí donde está todo dicho, coronando un momento de felicidad o de despedida.

Repuesta ya la rosa de su instantánea tristeza, recobró el orgullo de su belleza, al momento de ser separada de la planta, al tiempo que oía decir a la espiga de trigo -también yo desearía ser esa plantita de junco. Pero es mucho lo que puedo dar siendo esta frágil espiguita-.

-Ciertamente-, respondióo la rosa, - te conviertes en pan, necesario para la vida humana-. -También tú- agregó la espiga -eres el vehículo adecuado para transportar las emociones y aún los juncos, con sus delicads siluetas agitadas por la brisa, festoneando los bordes que enmarcan el agua-. La rosa, conmovida, expresó: -es que a veces la vida de otras plantas nos parece más cómoda y fácil, sin tener en cuenta que todas tenemos algo para ofrecer, por insignificante que parezca; somos parte de un todo. Nuestra misión tiene razón de ser junto a otras plantas-


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