Mi amiga con ventaja

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Recuerdo que en ese momento se había convertido en una de mis personas más cercanas. Era la amiga que había conocido hace un par de meses y que sin pensarlo se metió en mi vida y mi departamento a hacer todo lo que se le ocurriese sin que fuéramos nada más que amigos. Josefa era una chica que sabía manejar a los hombres, con su cara de niña, pero esa expresión de putita contenida que la hacía tan atractiva. Sus ojos verdes y su boca de labios gruesos eran exquisitos, así como el enorme trasero que llevaba.

Nos habíamos reunido en mi casa con ella, otra gran amiga y una amiga de Josefa. Entre los cuatro estuvimos hablando, riendo y cantando hasta altas horas de la noche. En un momento, Josefa me pide que la acompaña a mi habitación porque quiere poner una canción en el computador y comenzamos a ver videos. Se sienta sobre mis piernas y pone su culo encima de mi entrepierna, pero soslayadamente, haciendo como que no quería tocarme, pero presionando mi miembro con sus nalgas directamente. Obviamente esto, sumado a lo bella que la encontraba y lo puesto que estaba, produjo en mí una erección. Ella pareció no inmutarse, aunque se acomodó mejor y se sentó más al medio. Mi peque quedó entonces entre sus nalgas. Yo ya no pensaba, así que me quedé quieto mientras me mostraba las canciones. En un momento se levanta y yo le digo que espere y coloco otro tema con mis brazos alrededor de su cuerpo mientras tecleaba el nombre. Era una balada muy sexy. Cuando la coloqué ella se giró y quedó frente a mi. Acercó su boca y me besó. Empezamos a besarnos apasionadamente mientras ella metía su mano en mi pantalón y agarraba mi pene directamente, sin preocuparle que nuestras amigas entraban y salían de la habitación para pasar al baño. Una de ellas dijo "uuuuhh, permiso" y cerró la puerta para que tuviéramos más privacidad.

En seguida nos lanzamos a la cama. La desnudé completamente, aunque ella sólo atinó a bajar a mi entrepierna y comenzar a mamármelo como si se acabase el mundo si no lo hacía. Era bruta, no le importaba si me pasaba sus dientes, simplemente se lo tragaba hasta el fondo de la garganta y me miraba con cara de obsesa mientras paraba su cola y la movía bamboleándola de un lado a otro. Me puso a mil, mientras le tomaba la cara y comenzaba a follarme su boca con violencia. Ella sólo atinaba a sacarlo de tanto en tanto y escupirlo para luego pasar su lengua como si fuera un helado recién servido. Me volvía loco mirarla con esa cara de viciosa, deseando mi miembro con esa locura propia de una putita muy alzada.

Luego de un rato así comencé a desesperarme y le dije que me mostrara su culo. Se había quedado con su diminuto calzón y se lo bajó lentamente y dejó esas nalgas redondas y grandes perfectamente paradas hacia mí. Comencé a lamerla, enterrando mi nariz en su ano, lamiendo su clítoris lentamente y luego desesperadamente. Ella se contoneaba mientras con mis brazos habría más sus nalgas y pasaba mi lengua desde su clítoris a su ano y volvía una y mil veces. Sus gemidos me enloquecían. No pude aguantarme más y me erguí levante mi pene y puse la punta en la entrada de su vulva. Sus jugos comenzaron a bañarlo y sin previo aviso, cuando me preparaba para meterlo, ella le lanza hacia atrás y se lo ensarta sola. Me quedé de una pieza mientras veía cómo movía su culo hacia adelante y atrás, en redondo, arriba y abajo, rápido y lento, haciendo que mi verga la recorriera entera. Josefa gritaba de placer, no le importaba que nuestras amigas escucharan su escándalo. La agarré de la cintura y la penetré violentamente, no me importaba si le dolía o no la penetración que le estaba dando, ya que sentía muy apretado su coñito succionando mi verga. La incliné aún más sobre la cama y abrí sus nalgas mientras escupía su ano y le metía un dedo. La hacía gozar mientras ella se volvía loca y gritaba mi nombre. Entonces se levantó y me empujó a la cama. Se montó sobre mí, se lo metió y sin aviso me empezó literalmente a violar. Le dije "te gusta mi..." y no terminé la frase porque ella mi gritó y un "cállate", cerró los ojos y comenzó a tener un orgasmo gigante. Sus fluidos me mojaron hasta el trasero mientras ella me rasguñaba el pecho y gritaba gimiendo mi nombre. Yo seguí bombeando, pero me faltaba mucho.

Josefa se salió y dejó libre mi verga. La tomó entre sus manos y comenzó a pajearme mientras con la boca succionaba el glande, lleno de sus jugos y los míos. Era tal mi calentura que no podía llegar y ella sólo quería recibir mi leche y tragársela. Me dijo "tengo que ir al baño" y le dije que bueno. Se levantó y me tomó del pene. Le miré y le dije "¿qué pasa?" y me dijo "tú vienes conmigo... me arrastró del pene al baño y se sentó en el WC a hacer sus necesidades. Yo no podía creer lo que esta nena era capaz de hacer por su calentura. Mientras ella orinaba me lo seguía lamiendo y chupando frenéticamente. Al ver nuestro reflejo en el espejo y sus ojos verdes mirándome extasiada, sentí mi pene estallar y en un tremendo orgasmo le llené la boca de semen. Ella en un momento se separó y dejó que las últimas gotas le cayeran en su cara de niña, esa cara de putita con


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