Insignificante.

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Enviado el , clasificado en Amor / Románticos
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La tenue brisa traía el aroma de aquellas tardes de verano posadas sobre mis párpados, despejadísimas.
Aquel botón ventricular, que llevaba pausado tanto tiempo, se activó. Y, como si de una acción innata se tratase, subí a la azotea, y me tumbé. Esa noche no haría otra cosa que no fuese contemplar el cielo, ardiente a la caída del sol, frío y despiadado a la luz de una orgullosa luna.

A media noche, el bullicio que inundaba las calles me entristeció, pues el hecho de que toda esa gente ignorase aquel noctámbulo espectáculo me pareció terrible. Concentré mi mente, con el fin de que se nutriese de las estrellas que habían decidido esa noche brillar para mí. Anudé un ferviente deseo al farolillo de mi imaginación, que ascendió y ascendió, incandescente, en aquel marco oscuro y estrellado, hasta desaparecer dudosamente tras el tupido velo de mis pestañas.

Abrí los ojos y, en ese momento aplastante, aquel cielo me pareció descomunalmente grande.
Y yo completamente insignificante.


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