La cuñada... (Te la presento)

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<Mis piernas me dolían de lo abiertas que estaban, mis paredes vaginales parecían reventar cuando todo su “chilote” estaba empujando por segunda vez, solo cerraba los ojitos y apretaba mis dientes por sentir su pene completamente adentro, no perdí la oportunidad de tomar mi celular y tomarle una foto cuando me tenía abierta, mi amante es una delicia y yo… no soy celosa.>

Fueron las palabras de Julia publicadas en un Blog de parejas infieles (que no son pocos), el cual abrí en el trabajo un día después de verla. Julia es la cuñada de Rafael, un compañero del trabajo con el que a veces me tomo un trago, como siempre, ya estando tomado, Rafael me cuenta las veces en las que se ha cogido a sus cuñadas pero siempre enaltecía a Julia, la más pequeña de todas, quien además de gritar como puta y ser multi-orgásmica, luego subía sus crónicas sexuales a un conocido Blog de parejas infieles.

Antes de casarme, también tuve la suerte de coger con las hermanas de mis novias, algunas en el tiempo de andar con ellas o en su mayoría luego de terminar mi noviazgo, pero como fuera, después de casarme, esa suerte se había terminado y tenía la comezón de ver que podía pasar con las cuñadas de Rafael.

Cinco son las hermanas de su esposa, tres están casadas y son mayores, las otras dos aún siguen solteras, siendo julia, la que le sigue con 20 años y otra de 18, pero Rafael… ya se había cogido a cuatro, la más grande se le escapo porque se fue a vivir a Veracruz con su marido pero me conto que una vez ya la tenía en su cuarto con los calzones abajo y él, con la verga en la mano a punto de penetrarla pero su marido subió preguntando por ella y no se concretó el acto.

-y… ¿Tu esposa lo sabe Rafa? –Claro que se lo pregunte… porque era la duda más obvia, y él me contesto que “técnicamente” ella sabe que se había cogido a las hermanas más grandes, pero que no sabía que el cabrón se había también encamado a julia y a la más chica, me sorprendió que hubiera esa discrepancia pero luego me explico la razón, y es que entre las hermanas casadas, al menos una vez, han compartido a su marido. Estando prohibidas las más chicas por no tener algo que apostar, sin embargo Rafael se las clavó e incluso en su celular tenía una memoria aparte donde están las fotos y videos de sus cuñadas.

Volví a mirarlo y su semblante cambio un poco. Básicamente estaba aceptando que a su esposa también se la habían cogido sus concuños, pero era más el orgullo en su mirada por haberse encamado a casi todas sus cuñaditas, volvimos al tema de Julia y él me contó maravillas de su manera de coger, me confesó que ya le había hablado de mí, que algunas de las compañeras del trabajo las cuales compartimos, le habían contado cosas buenas de mí y que Julia mostraba cierto interés en eso.

De puro gusto le invite otras dos rondas de Whisky, entre sonrisas agradecía el favor de conectarme a su cuñada pero por dentro insistía en el plan de buscar a su mujer. Salimos del bar y tuve que llevarlo a su casa hasta Coyoacán porque su nivel de borrachera era alto y podían pararlo, pero claramente yo quería ver a su esposa otra vez porque, lo poco que recordaba de ella, era que tenía unas nalgas como para morderlas.

Llegamos a casa de Rafa, previo a esto, él avisó que llegaría conmigo. El portón estaba abierto y llegamos a un patio grande de una casa que parecía una pequeña vecindad, sin embargo era la casa de los suegros de Rafa y en cada departamento Vivian cada una de sus cuñadas, ayude a Rafael a salir de mi carro, caminamos a su departamento en la primera planta y me invitó a pasar a su sala, salude y tres chicas voltearon en el sillón principal, estaban viendo una película y Bertha (esposa de Rafa) corrió a la puerta a saludarme.

-Ya disculpa contador que te esté embromando este carbón, ¿Te ofrezco un café o un tecito?

Bertha camino a mí con sus preciosas piernas weras, con un short muy corto que solo cubría su exuberante trasero paradito, con una blusita sport de tirantes. Me saludó de beso en la mejilla, percibí ese aroma a recién bañada e incluso el cabello aun lo tenía mojado, pronto una erección comenzaba a gestarse y elegí salir de esa casa.

-Espérate contador, déjame presentarte a mis cuñadas, además ya mi esposa te ofreció un cafecito, no me la vas a desairar. –Lo que le quiero hacer es… (Pensé)

-Gracias rafa, perdóname es que ya se me hace tarde, pero como dices, ya tu esposa me ofreció un café… pero nada más me lo tomo y me voy.

Me llevó hasta el centro de la sala, primero me presento a Martha, una chica de 30 años con el mismo trasero que su esposa pero un poco más morenita y con los dientes desalineados, cortésmente la saludé y luego se paró frente a mí la pequeña Julia.

En efecto, una mujer preciosa de buenas nalgas, piel blanca como su esposa y el cabello teñido de azul claro, unos lentes de hipster y braquetes de colores, me saludo y me pego sus pequeñas tetas al cuerpo, su olor era similar al de su hermana y también tenía el cabello un tanto húmedo, me dio un pequeño beso en la comisura de mis labios mirándome con esos ojitos de perversa.

-Que gusto David, Mi cuñadito siempre me platica de ti.

-¿Verdad que si? –La voz de Bertha se escuchaba desde la cocina mientras me traía una taza de café en un plato.

Nuevamente sentí que mi verga comenzaba a vibrar, tuve que sentarme (sin albur) en el sillón para ocultar mi emoción, no sabía en qué momento Bertha recorrió los tirantes de su blusa, pero el escote en sus tetas era más grande que cuando llegué, se sentó a mi lado izquierdo y puso el café en la mesita de centro, tardo como cuatro segundos en colocarlo y esos cuatro segundos fueron el detonante maestro cuando me paró, a unos escasos 50 centímetros de mi cara, esas nalgas angelicales y redonditas.

La morenita se sentó en otro sillón y en el principal estábamos ordenados: Julia, yo, Bertha y Rafael mirando el final de la película. Cada que tenía ocasión, Berta agarraba mi pierna para reírse  de algo que decía Rafa y en una oportunidad, subió su mano hasta mis huevos quitándola muy rápido.

Tener los dos cuerpos tibios y con olor rico era demasiado para mí, terminé mi café me despedí de todos, Bertha y Rafa me llevaron a mi carro mientras Julia desde el sillón me mandaba un beso con su mano.

Arranque el carro con el ritmo cardiaco elevado viendo alejarse Bertha moviendo la palma de su mano. Al otro día, Rafael me dijo que su cuñada quería verme y que si aceptaba verla  en un hotel, a lo que acepté sin pensarlo, obviamente la deseaba.

 


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