La invitada. Parte 1

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Julián y Paula pasarían sus vacaciones en una casa alquilada en la playa, y Paula tuvo la idea de proponerle a su amiga María Belén que pasara algunos días con ellos. Eran amigas desde hacía tiempo y a Julián le caía muy bien. María Belén llegó tres días después de que ellos llegaran a la casa y la recibieron con mucha alegría.

La idea la tuvo Paula una tarde en la playa, mientras observaba el cuerpo escultural de su amiga, mientras saltaba entre las olas con una tanga blanca. Se lo comentó a Julián, que al principio se mostró un poco desconcertado, pero inmediatamente estuvo de acuerdo en que la idea era muy buena.

-¿Pero ella aceptará, amor?

-De eso me encargo yo, sé que es muy hot y que le gusta la pija como a pocas. Quiero que te la cojas para mí.

 

La primera estrategia de Paula, fue que esa misma noche, Julián y ella harían el amor de manera extremadamente ruidosa, para hacer que María Belén se motivara. Al día siguiente harían el resto.

Y efectivamente, aquella noche, Paula y Julián cogieron entre gritos exaltados, exclamaciones atrevidas y sacudidas de cama.

A la mañana siguiente desayunaron como si nada, pero se notaba en la mirada de María Belén que se moría por hacer algún comentario al respecto, pero por cortesía permanecía en silencio. Luego, pasaron el día en la playa disfrutando del sol y del mar.

Después de cenar, los tres se relajaban sentados en el jardín, apenas iluminados por un par de velas aromáticas. María Belén llevaba un vestido de falda corta, floreado. Paula una camisola y bermudas, Julián una camisa blanca de mangas cortas y un jean gastado. Los tres estaban descalzos. Paula dijo.

-Ay Maribel, Julián y yo tenemos que pedirte disculpas.

-¿Por qué?, dijo María Belén con ojos de sorpresa.

-Por lo de anoche, estuvimos un poco indiscretos y tal vez no te dejamos dormir bien.

-Pero no, chicos, hacen muy bien en disfrutar. A mí no me molesta. Ya quisiera yo.

-¿Ya quisieras qué, Maribel?

-Disfrutar una linda noche con un hombre.

-¿Sabés? Julián y yo estuvimos hablando y si a vos te parece bien, nos gustaría invitarte a que vengas a la cama con nosotros.

María Belén se puso roja como un tomate, luego encendió un cigarrillo.

-¿En serio?

-Sí, Marible, apoyó Julián.

-No sé qué decir...nunca me habían hecho una propuesta así.

-Si no querés está todo bien, somos grandes y estamos en confianza, dijo Paula.

-No, no es que no quiera...qué sé yo, si a ustedes les parece...

-Creo que podríamos pasarla muy bien, ¿no Julián?

-Yo creo que sí.

María Belén sonreía inmóvil en su reposera, al dar una pitada a su cigarrillo se notó que le temblaba la mano.

-¿Qué te parece, Maribel, si vos y yo vamos al dormitorio y cuando estemos listas autorizamos al hombre de la casa a entrar?

-Bueno

Paula llevó a María Belén hasta el dormitorio, le quitó la ropa, luego se desnudó ella y la abrazó, la apretó contra su cuerpo, y entonces María Belén la besó en la boca, introduciendo su lengua tan profunda como pudo. Las dos amigas se acariciaron, se besaron, se lamieron y chuparon los pezones, hasta que Paula se tendió en la cama, abrió las piernas y le ordenó que le chupara la concha. María Belén obedeció al instante, pintando con su lengua los labios íntimos de Paula, succionando su clítoris, penetrándola con la lengua, hasta que su amiga tuvo un orgasmo dulce y suspirado. Una vez repuesta de los jadeos, Paula le dijo.

-Ahora voy a prestarte a mi hombre y vas a saber por qué anoche gritaba como grité.


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